El filósofo Miguel Ángel Pérez Pirela analizó aspectos importantes del contrato firmado por Juan Guaidó, como falso presidente de Venezuela, y la contratista de mercenarios estadounidense, SilverCorp, que contempla como objetivo primario no solo el derrocamiento del Gobierno venezolano que encabeza el presidente de la República, Nicolás Maduro, sino también la entrega total de la soberanía y del Estado venezolano a los Estados Unidos.

 

«Juan Guaidó se atribuyó a sí mismo, los derechos inherentes al pueblo venezolano, entregándoselo en un poder a terceros, entregándoselo a un Estado tercero, que en este caso son los Estados Unidos», comentó Pérez Pirela en su programa Desde donde sea que transmite LaIguana.TV

 

En ese sentido explicó que «si una organización paralela al Estado está creando leyes -en este caso Guaidó y la empresa SilverCorp-, está haciendo que se cumplan dichas leyes y está estableciendo políticas públicas para direccionar las mismas, no cabe duda que nos encontramos frente a un Paraestado dentro del Estado«.

 

En su análisis acotó que «la soberanía como poder supremo sobre los ciudadanos, no está sometido ni siquiera, en última instancia, a leyes particulares. La soberanía va más allá de toda ley, se trata de un poder supremo que es perpetua diferencia de cualquier concesión de poder limitada a un periodo determinado de tiempo, la soberanía es superior a cualquier contrato que pueda firmar cualquiera que se diga presidente de la República y que se tome las atribuciones de contratar con nuestra libertad, con nuestra paz, con nuestra soberanía. Es un poder no delegado o delegado sin límites en condiciones, es inalienable y no está sujeto a condiciones, no está sometido a las leyes porque el soberano es la fuente del derecho».

 

Entonces, añade Pérez Pirela, «plantear una relación asimétrica entre dos Estados, en este caso Venezuela y Estados Unidos, conlleva a presuponer que existan Estados más soberanos que otros, lo que contradice un principio básico que estructura el concepto de soberanía y que presupone el derecho de que no existen niveles o grados de soberanía. La soberanía o se tiene o no se tiene, es como una mujer embarazada, o está embarazada o no está embarazada, no puede estar medio embarazada».

 

«Esto hace todavía más irracional y abominable este contrato que firma Juan Guaidó con la empresa de mercenarios. Por que si algún Estado ejerce sobre otro Estado alguna determinación tal que llega a tocar no solamente la creación de leyes sino también la aplicación y direccionamiento de las mismas, estamos frente a eso que conocemos como una injerencia, que es lo que está pasando con esta firma de este contrato, que da luz verde a la injerencia, es decir, la creación de un Estado superior al Estado nuestro o a la creación de un Paraestado», añade.

 

Pérez Pirela precisa que cuando Juan Guaidó junto con J.J. Rendón acuerdan 212 millones de dólares, con un máximo de 16 millones de dólares adicionales por la captura, detención y eliminación de Nicolás Maduro, se está -antes que todo- colocándole precio a uno de los tres factores determinantes y fundacionales del Estado, que es el liderazgo -en este caso- de la Presidencia de la República.

 

«Y así como se decía que la soberanía no tiene fecha de vencimiento, cuando Juan Guaidó dice que de no suceder el derrocamiento -está escrito- la contratista puede seguir su trabajo y se le está poniendo entonces fecha de vencimiento también al Estado, porque se está colocando por encima de él una fuerza de intervención, que en el contrato la llaman ‘Grupo táctico» o «Comité estratégico».

 

(LaIguana.TV)

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