En una disertación a propósito de las protestas antirraciales que sacuden a los Estados Unidos después del asesinato de George Floyd, el filósofo y analista Miguel Ángel Pérez Pirela comparó las reacciones de Donald Trump frente a las manifestaciones, según se sucedan en su país o en otros cuyos gobiernos mantienen autonomía respecto de Washington.

Así, mientras el mandatario tilda a quienes protestan en Estados Unidos de «extremistas de izquierda que hay que meter diez años en prisión y dispararles«, el 30 de enero de 2019, había tuiteado: «Grandes protestas en Venezuela, hoy contra Maduro. La lucha por la libertad ha comenzado» y antes había calificado a los guarimberos como héroes, algo que repitió cuando se sucedieron las manifestaciones en Hong Kong.

«Donald Trump decía que las guarimbas, que las protestas eran buenas en Venezuela. Y que quemaran todo y que quemaran preescolares, eso era buenísimo. Eran héroes, pero cuando a él le protestan, ¿no hay lucha por la libertad?«, dijo, haciendo referencia al doble rasero del inquilino de la Casa Blanca para opinar sobre uno y otro tipo de manifestaciones.

Asimismo, para dilucidar el sentido último de las protestas antirraciales –y, en consecuencia, distinguirlas de acciones terroristas como las guarimbas–, el filósofo citó extensamente pasajes de su obra Del Estado posible. Crónica de una revolución. Más precisamente, se refirió a una tesis por él construida, según la cual, Norte y Sur, antes que categorías espaciales, son categorías simbólicas, lo que ha traído consigo la construcción histórica de cosmovisiones, cuyos efectos y posibilidades son apreciables en el mundo actual.

En lo tocante al Sur, Pérez Pirela lo definió como «el lugar simbólico de la explotación y la exclusión«, que del siglo XVI en adelante, ha proveído al Norte de toda cuanta «materia prima» ha necesitado y muy fundamentalmente, de su «talento humano», si bien entre los siglos XVI y XIX lo hizo surtiéndole de esclavos y ahora lo hace a través de «mano de obra barata», que viste el rostro de millones de inmigrantes indocumentados sometidos a condiciones precarias, pero «que sostienen economías enteras en el Norte».

Empero, el Sur simbólico que define en Del Estado posible trasciende los límites en los que el Norte ha pretendido constreñirlo, y pese a ser «exclusión» y «abajo del Norte», también pueden derivarse «rasgos positivos» dentro de esa lógica, por lo que «también es resistencia y construcción de una manera alternativa de civilización mestiza y ello no solo desde el punto de vista genético. Es innegable la subterránea existencia de un mestizaje cultural, social y sobre todo, político, que se gesta en el Sur».

De allí que, a su parecer, lo que en estos momentos acontece dentro de los Estados Unidos pueda interpretarse como el Sur –representado por afroestadounidenses y latinos– que protesta y lleva un mensaje al Norte, «porque el Sur también tiene una identidad que no se la da el Norte», aseveró.

Esta identidad de resistencia, continuó, dota al Sur de una vocación libertaria y «progresista» y, en consecuencia, en la antípoda de todo conservadurismo. De allí que, aseguró, «el negro explotado, el negro esclavizado desde hace cuatrocientos años por los blancos supremacistas del Norte, en los Estados Unidos«, está protestando contra los embates del Norte hegemónico, de un modo como no se veía desde la década de 1960.

Para concluir su alegato, el experto destacó que el ataque a la sede de la cadena televisiva CNN en Atlanta, puede interpretarse como una respuesta al engaño continuado al que las trasnacionales mediáticas someten al pueblo estadounidense desde hace década.

«Ese es un mensaje demasiado fuerte. Están pidiendo una voz que el extremismo blanco les ha negado», finalizó.

(LaIguana.TV)