Courtney Moore, un estadounidense de 33 años de la ciudad de Huntsville (Alabama, EEUU), fue arrestado a finales de junio por un delito menor durante unas protestas, y el personal de la cárcel del condado de Madison le impidió que usara su mascarilla por cuestiones vinculadas con la seguridad en la instalación, recoge el medio local AL.com.

«Es ridículo», afirma Moore, que denuncia haber estado expuesto a «una condición insegura». Los presos no podían usar sus propios cubrebocas, como lo recomiendan autoridades sanitarias ante posibles contagios por coronavirus, pero no recibieron otros en la prisión. Los empleados tampoco los usaron, recuerda el hombre.

El portavoz de la Oficina del sheriff del condado, Brent Patterson, comentó que los reclusos pueden dañarse a sí mismos o a otros reos con las partes metálicas del tapabocas. Asimismo, las mascarillas que no llevan detalles metálicos, pueden ser atadas juntas como una cuerda.

«Si les das mascarillas con piezas para la nariz —con piezas de metal en ellas— se las van a comer. Se las van a tragar», sostiene Patterson, añadiendo que los ciudadanos luego van a preguntar a las autoridades por qué los presos reciben objetos potencialmente peligrosos.

Cuando Courtney Moore fue llevado a la prisión no había casos registrados de coronavirus dentro del centro penitenciario. Sin embargo, la semana pasada, el sheriff, Kevin Turner, confirmó el contagio de uno de los reclusos. Según la oficial de Salud del condado de Madison, Karen Landers, las prisiones tendrán «sus propias regulaciones sobre el uso de cubiertas faciales o mascarillas» dentro de sus estrategias contra la propagación de Covid-19.

(RT)