Según un trabajo periodístico publicado por la agencia Reuters, de resultar vencedor Joe Biden en los comicios presidenciales del 3 de noviembre, podría abrirse «un camino para el retorno de las exportaciones de petróleo» de Venezuela e Irán, puesto que el demócrata ha anunciado su intención de retomar los canales diplomáticos con Caracas y Teherán, «aunque no antes de varios meses de verificaciones y negociaciones», advierte esa fuente periodística.

La agencia estima que la regularización del envío de crudo proveniente de Irán y Venezuela, «es crucial para los mercados petroleros», toda vez que las sanciones impuestas por la administración Trump sobre estos países desde 2017, han implicado el bloqueo de «hasta 3 millones de barriles por día (bpd), o el 3% del suministro mundial».

Sobre Venezuela, Reuters, citando Leopoldo Martínez, un estratega de la campaña del candidato demócrata sobre el voto latino, destaca que Biden «comparte el deseo de Trump» de reemplazar al presidente venezolano, Nicolás Maduro y por tal motivo, es muy probable que mantenga las sanciones contra Petróleos de Venezuela (PDVSA)«en el corto plazo», «si bien tal línea probablemente cambiaría sustancialmente con más aportes de aliados y socios comerciales».

«No buscamos desmantelar la política de sanciones, sino aplicar sanciones de manera inteligente, ayudados por un esfuerzo multilateral y con metas específicas a alcanzar, principalmente elecciones libres, justas y creíbles», añadió Martínez, por lo que «en teoría, las sanciones podrían levantarse una vez que se logren esos objetivos», refrenda la agencia de noticias.

Se trata esencialmente del mismo discurso que ha mantenido Trump sobre Venezuela y que sostiene el sector antidemocrático de la oposición encabezado por Juan Guaidó, que a contrapelo de lo contemplado en la Constitución venezolana, por un lado rechaza la realización de elecciones parlamentarias, previstas para este año y por otro, insiste en convocar a unas elecciones presidenciales extemporáneas, aduciendo que las de 2018, en las que resultó vencedor el presidente Nicolás Maduro no fueron legitimas, legales, ni transparentes.

De acuerdo con el testimonio ofrecido por Martínez a Reuters, mientras Caracas accede a las demandas de Washington –algo que luce improbable– «un gobierno de Biden también presionaría por ayuda humanitaria en Venezuela, donde gran parte de la población ha sufrido las consecuencias de las sanciones al petróleo, el sustento de su economía».

Bob McNally, un experto en energía que formó parte del consejo de seguridad nacional durante el gobierno de George W. Bush y actual presidente del Rapidan Energy Group, estima que «que la ayuda humanitaria podría incluir una flexibilización de las sanciones de Estados Unidos a las importaciones venezolanas de combustibles como la gasolina, pero no un fin a las sanciones a las exportaciones petroleras», de acuerdo con una nota a la que tuvo acceso la agencia.

Empero, el Grupo Rapidan considera que incluso si Washington levanta las sanciones que pesan sobre la industria petrolera, «es poco probable» que las exportaciones de crudo venezolano sobrepasen la cuota de 1 millón de bpd, durante al menos seis meses y argumentan que «la falta de inversión» –no las sanciones– «ha dejado en mal estado equipos y campos en Venezuela, que posee las mayores reservas de petróleo del mundo».

¿Qué pasa con Irán?

Los expertos consultados por Reuters para su investigación aseguran que «Irán ha recibido el mayor impacto» de las sanciones impuestas por Trump, pues sus exportaciones petroleras, que actualmente se ubican en unos 500.000 bpd, se redujeron dos terceras partes desde 2016.

Aludiendo a declaraciones de Richard Nephew, «principal experto en sanciones» del equipo estadounidense que cooperó en el cierre del acuerdo sobre el programa nuclear iraní en 2015, Reuters indicó que «es probable que primero se produzca un vasto cambio en la política hacia Irán, pero no habría exportaciones petroleras iraníes totales y sostenibles en menos de un año».

Para Biden, que era vicepresidente de los Estados Unidos cuando se suscribió el acuerdo, luego abandonado por Trump en 2018, sería prioritario ofrecerle «a Teherán un camino de regreso a la diplomacia», siempre que Irán se comprometa «a no adquirir armas nucleares».

Esta posibilidad, aparentemente, estaría generando expectativas dentro de la Unión Europea, según lo declarado por «tres diplomáticos» de esa instancia no identificados a Reuters, aunque adelantaron que no habían avanzado mucho sobre el punto, dado que existe la posibilidad de que Trump se reelija.

El comando de campaña del candidato demócrata declinó hacer más comentarios sobre el tema, pero remitió a un artículo publicado por CNN en el que se asegura que Biden mantendrá un «compromiso inquebrantable», para evitar que Teherán se haga con una bomba nuclear.

Imán Nasseri, director gerente para Oriente Medio de la consultora FGE, opina que tras destrabarse «la cuestión política», «los grandes envíos podrían retomarse rápidamente», en virtud de que tras la imposición de las medidas coercitivas unilaterales y la caída en la demanda por la pandemia, la nación persa «ha acumulado alrededor de 100 millones de barriles de petróleo en depósitos flotantes y tanques en alta mar en países como China».

Este capital acumulado serviría, según Nasseri, para que el petróleo iraní llegue a los mercados «de la noche a la mañana» y para que el país mantenga su presencia dentro del comercio de crudo «mientras trabaja para llevar su producción a los niveles previos».

McNally, de su lado, «predijo un retorno de las exportaciones de petróleo de Irán en la segunda mitad del próximo año», concluye Reuters.

(LaIguana.TV)