Una vez terminado su mandato presidencial, Donald Trump podría convertirse en el primer jefe de Estado estadounidense en tener que responder ante la Justicia por algunos de sus actos. A menos de que se declare un indulto presidencial.

Al ceder ante Joe Biden tras la elección presidencial, Donald Trump perdió mucho más que un escrutinio. Su salida de la Casa Blanca el 20 de enero también significa el final de su inmunidad presidencial, que desde hace cuatro años lo protege de cualquier proceso judicial. 

Sin ese escudo judicial, un torbellino de denuncias (fraude fiscal, acoso sexual…) podría caerle encima al saliente presidente republicano. Ante esta amenaza, el billonario enarbola la posibilidad de concederse el indulto presidencial. “Tengo el derecho absoluto de indultarme a mí mismo”, había dicho ya en 2017.

¿Pero realmente puede hacerlo? “Está lejos de ser una certeza”, considera Anne Deysine, profesora emérita de la universidad París Ouest-Nanterre, contactada por France 24. Por su parte, Stéphane Draï, abogado internacional del cuerpo de abogados de Nueva York, París y la Corte Suprema de Estados Unidos, considera que el escenario “es posible hasta el último día de su mandato”, semejante al indulto que Bill Clinton le concedió al empresario estadounidense Marc Rich en su último día en funciones. 

El magnate demuestra que está cómodo con esta prerrogativa luego de indultar a su antiguo consejero de seguridad nacional Michael Flynn, quien se había declarado culpable en el 2017 de haberle mentido al FBI sobre sus contactos con un diplomático ruso. El indulto concedido por Donald Trump retira este asunto de la competencia de los tribunales. ¿Pero llegará hasta indultarse a sí mismo?

¿Indultado por Mike Pence?

La opinión de los observadores está dividida porque no existe ningún precedente en la historia de Estados Unidos. La validez jurídica de semejante acto podría estar sometida a la opinión de un tribunal o de la Corte suprema. Varios juristas han resaltado su carácter anticonstitucional, bajo el argumento de que nadie puede ser juez y parte a la vez, informa el periódico británico ‘The Independent’.

Sin embargo, Stéphane Draï considera que la más alta jurisdicción de Estados Unidos, compuesta por seis jueces conservadores de nueve en total, difícilmente podría ir en contra del indulto presidencial, que se mantiene según él como “un derecho discrecional y soberano”. 

Al mismo tiempo, en Washington los comentadores políticos evocan más bien la posibilidad de que Donald Trump renuncie antes del 20 de enero para permitirle a su vicepresidente Mike Pence asegurar la interinidad en la Casa Blanca y utilizar sus poderes para indultarlo. Así fue como Richard Nixon evitó un juicio durante el escándalo de Watergate en 1974, al obtener, después de su renuncia, el perdón de su sucesor y antiguo vicepresidente Gerald Ford. “Pero parecería que Mike Pence no está a favor”, adelanta Stéphane Draï.

Fraudes fiscales

En cualquier caso, el indulto presidencial sólo lo absolvería de los crímenes federales, precisa Anne Deysine, autora de ‘Los Estados Unidos y la democracia’. Los procesos judiciales llevados a cabo en cada estado no podrán ser sometidos a ninguna amnistía. Es el caso de la investigación penal, iniciada por el procurador general de Nueva York, Cyrus Vance Jr., encargado de determinar si Donald Trump y su empresa realizaron fraudes bancarios, fiscales y de seguros. 

Hasta el momento, los abogados del billonario maniobran con la Justicia para evitar revelar ocho años de archivos de contabilidad, bajo el argumento de provocarle “agravios irreparables” al presidente y a sus cercanos. En caso de acusación y de condena, el presidente saliente podría enfrentar una pena de cárcel. 

Escándalos sexuales

Otro asunto dirigido por Cyrus Vance también podría perjudicar a Donald Trump: los pagos con fondos de su empresa a mujeres para que no divulgaran sus relaciones extraconyugales justo antes de la elección de 2016. Estas acusaciones ya situaron tras los barrotes a su antiguo abogado Michael Cohen. Este último reconoció haberle pagado 130.000 dólares a la exactriz porno Stormy Daniels por su silencio. Varias otras mujeres están involucradas en estas transacciones financieras. 

Por otra parte, varias decenas de mujeres lo acusan de agresión sexual y algunas han radicado denuncias. Una de ellas, la periodista Elizabeth Jean Carroll, quien afirma haber sido violada en un almacén de lujo en Nueva York a mediados de los años 1990. Una acusación negada con desprecio por el presidente: “ella no es mi tipo”, declaró. Actualmente, Trump sigue demandado por la periodista por difamación.

Summer Zervos, antigua candidata en el programa de telerrealidad ‘The Apprentice’ también inició un proceso similar en 2017. “Esto podría despertar otras denuncias porque en algunos Estados la prescripción no es de rigor”, precisa Stéphane Draï.

Injerencia rusa

Al presidente saliente le espera otro tema delicado: el asunto de la injerencia rusa durante la elección presidencial de 2016. Aunque ahora se encuentra en un punto muerto desde la publicación del reporte del abogado especial Robert Mueller en abril de 2019 –que concluía con una colusión sin aportar pruebas completas–, el Congreso podría concentrarse de nuevo en el archivo después del 20 de enero.

Cuando el reporte fue entregado, miles de procuradores federales escribieron de manera conjunta en ‘Politico’: “Abandonar sus funciones no lo exonera de sus responsabilidades”. Incluso como ciudadano, Donald Trump daría mucho de qué hablar.

(France 24)