Para el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela es imprescindible no perder de vista que las riquezas naturales que posee América del Sur, han puesto históricamente a la región en la mira de Estados Unidos, la Unión Europea y las multinacionales.

Así, en su programa Desde Donde Sea, precisó que las cuencas del río Orinoco, del río Amazonas, del río de La Plata y el Acuífero Guaraní, de las que se alimenta la Amazonía, el principal pulmón vegetal del mundo, hacen de los países suramericanos un territorio en primera fila dentro las apetencias de los países del Norte del mundo.

Este proceso de control territorial, explicó, se vio favorecido por las dictaduras teledirigidas desde Washington que se instalaron en lugares como Chile, Uruguay, Argentina, Paraguay y Bolivia durante el Plan Cóndor, pues estos gobiernos de facto «avanzaron la expoliación, las bases militares» e inclusive en «la formación de los ejércitos» en esos países, que fueron formados en la Escuela de las Américas.

De esta manera, puntualizó el también director de LaIguana.TV, «los avatares políticos» de América Latina han signado el control de recursos estratégicos como el agua, y si bien no han faltado las cumbres en las que se advierte sobre el tema, no se ha hecho nada concreto por proteger el Acuífero Guaraní, el cuarto reservorio de agua dulce subterráneo del planeta, pero el primero en términos de su capacidad de reposición, por citar solamente un caso.

Pérez Pirela además señaló que incluso sobre la Antártida se cierne la amenaza del control y explotación de los recursos naturales, porque aunque existe una prohibición explícita en la materia por 50 años –que vencerá en 2041– y la mayor parte de los países está de acuerdo con prorrogar el veto cinco décadas más, Estados Unidos y la Unión Europea no comparten esa opinión.

Antes bien, relató, aducen que una vez concluida la actual prohibición de explotación de los recursos del continente helado, en lugar de prorrogarse, debe abrirse el compás para que las trasnacionales operen a sus anchas.

El analista considera que esta postura evidencia una enorme hipocresía por parte de las naciones del Norte del mundo, toda vez que al tiempo que impulsan una presunta globalización, protegen sus economías y cierran sus fronteras para librarse de sus efectos indeseables, que solamente tendrían que padecer, según ellos, los pueblos del Sur.

Por otra parte, criticó a quienes desmerecen estas advertencias, calificándolas de «paranoias de la izquierda», puesto que la Organización de las Naciones Unidas estima que en la actualidad, el 87,5% de la población mundial carece de acceso al agua potable.

Si a ello se suma que justamente en ese contexto de evidente disparidad en el acceso al agua es cuando esta comienza a cotizarse en Wall Street, hay sobradas razones para preocuparse, alertó.

Empero, señaló que «la articulación y la integración en términos de movimientos sociales (…) de nuestros pueblos latinoamericanos, serían importantísimas para la resistencia por la protección del agua en nuestra región».

Pero no solo el agua y los recursos de la Antártida están en el foco de Estados Unidos, la Unión Europea y las corporaciones.

A este respecto, el comunicador recordó que, desde hace tiempo, las farmacéuticas pueden apoderarse de los saberes ancestrales de las poblaciones originarias del continente y patentarlos como propios, al tiempo que se hacen del control de la biodiversidad genética de los bosques y selvas, sin que estén obligados a ofrecer nada más que «indemnización futura» a los gobiernos o poblaciones de los que se valieron.

(LaIguana.TV)