En Desde Donde Sea, el filósofo, comunicador y analista político venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela analizó las implicaciones de la toma al Capitolio que protagonizaran partidarios del presidente saliente de los Estados Unidos, Donald Trump, partiendo de la base que el evento supone una demostración de fuerza, como sostiene el analista John Catalinotto y prefigura el escenario de una eventual guerra civil.

Para el experto, Trump «demostró que todavía era capaz de activar movimientos importantes en su desconocimiento a los resultados de los elecciones», por lo que, de algún modo puede decirse que «sacó los dientes, planteando una guerra, planteando una pelea que no va a ser solamente de los próximos días ni de las próximas semanas», sino un conflicto de largo aliento.

Siguiendo a Catalinotto, precisó asimismo que el mandatario cuenta con el respaldo de la Policía y los llamados Sindicatos de la Policía, pues como pudo comprobarse el pasado 6 de enero, la seguridad desplegada en el Capitolio ese día, fue «mucho menos importante para este evento del miércoles pasado que para otras manifestaciones» y por ello, Pérez Pirela aseguró que «Trump está colocando el germen de la guerra civil en los Estados Unidos».

Además, le apoya una buena parte de los ricos estadounidenses, un sector que se vio muy beneficiado durante su mandato con políticas concretas como la reducción de las tasas impositivas o la flexibilización de normativas ambientales en pro de la economía, como es el caso del ‘fracking’, controvertida práctica a la que están ligadas compañías trasnacionales.

«Aunque Donald Trump ya no ocupe la Casa Blanca, puede seguir siendo un imán para los actores derechistas y racistas. Es por eso que los demócratas harán todo lo posible por enjuiciarlo, por sacarlo del ruedo político y una parte importante de los republicanos también hará todo lo posible por deshacerse de Donald Trump, mientras que, insistimos (…) tiene entre ceja y ceja reelegirse dentro de cuatro años», agregó el también director de LaIguana.TV.

De otro lado, explicó que si bien «estos movimientos derechistas y racistas son capaces de movilizar a una parte importante de la población afectada por la crisis económica, (…), no tienen herramientas para entender lo que sucede» y «probablemente» terminen «ahogados, sofocados por su mismo racismo».

Todavía más compleja es la confrontación dentro del sistema político, pues en «la clase dominante», continuará la lucha «entre los neoliberales y los racistas desinhibidos», un escenario que, desde su punto de vista, recuerda en alguna medida a lo que sucede en ciertos países de la Unión Europea, en los que «la caída de partidos de izquierda» y el ascenso de «partidos de extrema derecha racistas y xenófobos», ha hecho que los ciudadanos solamente puedan optar entre estos y los partidos de derecha defensores del neoliberalismo.

«Por un lado, entonces, hay conspiradores reaccionarios que se alimentan de las contradicciones de la ideología dominante; por el otro, un ‘establishment’ que siempre defiende los valores neoliberales y no es capaz de dar soluciones reales a los problemas de los trabajadores», sintetizó.

(LaIguana.TV)