Las fake news son “indevolvibles”. ¿Se acuerdan de aquel señor que decía ser un revolucionario “indevolvible” y al poco tiempo saltó la talanquera? Bueno, él no era “indevolvible”, pero las fake news echadas a volar como parte de la conspiración perenne contra Venezuela sí lo son.

Los autores de estas noticias falsas lanzan sus versiones dignas de todo crédito, hacen grandes escándalos nacionales y mundiales y luego, cuando se demuestra que todo era mentira, no se desmienten, no aclaran y mucho menos, presentan disculpas. “Indevolvibles”, pues.

Ejemplos hay a cada rato. Uno de los más recientes ha sido el de los cuatro periodistas que según la maquinaria de guerra mediática fueron detenidos, secuestrados, desaparecidos, torturados, maltratados y humillados, por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en Apure.

Al poco rato (porque estos fake ya no duran ni siquiera un día) se supo que no fueron humillados ni maltratados ni torturados ni secuestrados. Ni siquiera fueron detenidos por autoridades venezolanas. Andaban por su cuenta, por los caminos verdes.

Es más, ni siquiera son todos periodistas, que hasta en eso es falsa la noticia. Uno de ellos declaró ser docente y el otro, abogado.

Y aquí es donde surge el tema de la “indevolvibilidad”: nadie de los muchos que saltaron a escena a reclamar la terrible violación a los derechos humanos tuvo la dignidad de aparecer de nuevo para hacer la aclaratoria y ofrecer excusas por el “malentendido”.

Y no se trata solo de que estas personas carezcan de los atributos humanos necesarios para pedir perdón. Va más allá. Una de las características básicas de las noticias falsas es que sus promotores nunca las recogen. Se les deja que sigan haciendo daño aún después de desmentidas.

El efecto residual de las fake news es parte de la “utilidad” que tienen para quien las difunde. Días, meses, años después, siempre habrá quien diga que la FANB secuestró a cuatro periodistas en Apure porque eran de medios opositores. No faltará quien diga que los mataron.

La práctica de difamar y no desmentir no solo la aplican los medios, periodistas, comentaristas e influencers, sino también los actores políticos individuales y colectivos que participan de la alharaca mundial.

Este es el caso del presidente de Colombia, Iván Duque, que ya estaba llamando a la comunidad internacional a intervenir. Luego de que la mentira quedó al descubierto, fingirá no haberse enterado de la reaparición de los cuatro supuestos secuestrados-detenidos-desaparecidos.

El Colegio Nacional de Periodistas es uno de los más empeñados practicantes del efecto residual de las fake news. Aún después de saberse la verdad (dicha por los mismos protagonistas del hecho) las autoridades de este gremio reincidieron en la versión de la detención ilegal.

Podemos apostar, sin temor a perder dinero, que el caso del “secuestro de los cuatro periodistas” aparecerá en los próximos informes sobre atentados contra la libertad de prensa en Venezuela. Porque esos informes –y quienes los redactan- también son “indevolvibles”.

(Clodovaldo Hernández / LaIguana.TV)