En conversación con el periodista Clodovaldo Hernández para su espacio Cara a Cara, el exfiscal general y exvicepresidente de la República, Isaías Rodríguez, admitió que «no habría tenido la paciencia y la prudencia que han tenido los fiscales con el caso de Guaidó», pues opina que es necesario detenerle.

Con base en lo que considera es su concepto «personal» de justicia, Rodríguez argumentó que si bien no es un ignorante de la política, «hay momentos en los cuales hay que tomar decisiones», aunque estas puedan ser «difíciles» o «complicadas».

«Yo creo (…) que si yo estuviese o hubiese estado al frente de la Fiscalía en esos tiempos de Guaidó, hubiese esperado con paciencia y con prudencia el momento más oportuno para tomar una decisión, pero no sería un tiempo indefinido. Yo mismo me habría colocado horas, días, meses, porque es necesario que el país crea que cuando tú estás al frente de una institución, esa gestión lo representa», explicó.

En este sentido, el exfuncionario aseguró que más que creer en las personas al frente de las instituciones, cree en las instituciones mismas. «Son dos personalidades distintas», señaló.

«Si hay alguna diferencia entre Europa y América Latina es el poder institucional europeo, que no está al margen de la política, pero las instituciones valen como instituciones», arguyó. Lamentablemente, en la región «las instituciones son flacas, son débiles» y no son capaces de actuar eficazmente, pero si ocurriera lo contrario, alegó, estas podrían servir para «resolver los problemas políticos con una conciencia ciudadana».

Para ilustrar su punto, el exvicepresidente mencionó que en España se evitó que un grupo minoritario del Partido Popular (derecha) controlara la designación de jueces y en Italia, país sumido en una crisis política hace al menos un lustro, las instituciones han evitado el caos y se han puesto en marcha para atender asuntos de inmensa complejidad, como la pandemia.

Empero, Rodríguez no romantiza la situación de las instituciones en Europa y reconoce que allá también «son débiles», puesto que «el poder económico es muy grande y la concentración del capital en grandes trasnacionales le ha restado poder a los Estados, a la diplomacia, a la política y el poder económico se ha impuesto», mas a pesar de lo dicho, «las instituciones están allí».

«Un país vive de instituciones, no de los ministros, no de los fiscales, ni siquiera de los presidentes: de las instituciones. Evidentemente, en las instituciones es fundamental el titular, pero hay que rescatarlas», reflexionó. De lo contrario, advirtió que podría perderse «todo el trabajo» que se está haciendo, incluso en pos de «la soberanía del país».

(LaIguana.TV)