Este viernes 30 de abril, 102 años después de su fallecimiento y 72 de haberse iniciado la causa, se llevó a cabo la misa de para beatificar al doctor José Gregorio Hernández, conocido también como «el médico de los pobres».

Distintos historiadores y estudiosos de la vida de Hernández señalan que desde el momento de su muerte, el propio pueblo lo catalogó como Santo, debido a su vocación de servicio hacia los más humildes, sobre todo durante la pandemia de la Gripe Española que, en 1918, hizo estragos en el país.

“Ha muerto un santo” fue, según cuenta la historia, el grito que al unísono se escuchó a las 2:15 minutos de la tarde del domingo 29 de junio de 1919 en la esquina de Amadores, en la parroquia La Pastora de Caracas, sitio en que ocurrió el accidente que acabó con su vida, cuando contaba con 54 años de edad.

Según datos registrados en el expediente número 32, que llevó el Tribunal de Primera Instancia en lo Criminal del entonces Distrito Federal, Fernando Bustamante -el chofer que manejaba el auto involucrado en el accidente y que en ese entonces tenía 28 años- declaró: “Nadie ha lamentado más que yo, ni a nadie puede haberle sido más sensible y dolorosa que a mí la muerte casual del sabio y santo doctor José Gregorio Hernández.

Bustamante, relatan historiadores, era amigo de Hernández y esperaba nombrarlo padrino de su hijo que estaba por nacer.

En 1977, 58 años después de la muerte del también llamado «El venerable», Bustamante declaró a la prensa detalles del hecho.

Explicó en el vehículo que manejaba en ese momento, un Hudson Essex Super Six, uno de los poquísimos que circulaban en Caracas en esa época, pegó el guardafango en el muslo de la pierna izquierda de Hernández.

A pesar del esfuerzo que hizo para no caer y agarrarse de un poste ubicado frente a la farmacia Los Amadores, perdió el equilibrio, cayendo al pavimento y golpeando su cabeza contra el filo de la acera.

Aunque en ese momento el pueblo lo declaró Santo, fue en 1949 cuando la iglesia venezolana inició los trámites para declararlo Beato, proceso que fue llevado adelante por Monseñor Lucas Guillermo Castillo, entonces Arzobispo de Caracas.

Previa a su beatificación, en 1972 fue declarado Siervo de Dios y en 1986 Venerable, sin embargo para el pueblo venezolano es, desde hace 102 años, el Santo de los pobres.

(LaIguana.TV)