El mar Mediterráneo se ha convertido en una gran fosa común en la que anualmente perecen miles de personas procedentes de África que, huyendo de las consecuencias de la expoliación y el colonialismo ejercido por Europa desde hace cinco siglos o de los conflictos armados que estos países alientan con el concurso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), abandonan sus hogares y arriesgan sus vidas con la esperanza de alcanzar el territorio de la Unión Europea (UE) para labrarse el futuro que les es negado.

Con base en esta premisa y a propósito de la más reciente crisis de refugiados marroquíes en la ciudad española de Ceuta, el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela, ahondó en las causas que explican el por qué tantos seres humanos intentan migrar hacia la UE, asunto que suele ser omitido dentro del discurso mediático dominante y por el que, cínicamente, gobernantes europeos responsabilizan a sus antiguos enclaves coloniales.

Para entrar en materia, puntualizó que al menos desde el siglo XVI, África ha sido un continente expoliado, aplastado y saqueado, desde al menos el siglo XVI, sin que nada haya cambiado desde entonces.

Específicamente, relató que entre los siglos XVI y XIX, se embarcó a africanos en barcos en condiciones inhumanas para esclavizarlos posteriormente en las colonias europeas del continente americano, mientras que ahora son la OTAN, la UE y los Estados Unidos, los que se encargan de bombardear y saquear África, castrando de facto las perspectivas futuras a los jóvenes, que optan por arriesgar su vida en el Mediterráneo.

En paralelo, explicó, las metrópolis de la ‘Europa Schengen’ se descargan de cualquier responsabilidad y ni siquiera reconocen que muchos de los recursos que hoy explican su riqueza fueron robados a África, como tampoco admiten que cada vez que se instala un gobierno de corte progresista o popular en alguna nación africana, esta es bombardeada y menos todavía que siguen ejerciendo control sobre la política y economía de sus excolonias a través de mecanismos de diverso cuño.

La dramática crisis humanitaria en Ceuta

El experto precisó que Ceuta se enfrenta a una afluencia de migrantes sin precedentes, que se desencadenó el pasado 17 de mayo, cuando inmigrantes procedentes del lado marroquí de la frontera procedieron a llegar al pequeño enclave español, visto como puerta de entrada a Europa.

En este orden, refirió que se estima que unas 6.000 personas cruzaron de forma irregular desde Marruecos hacia la ciudad norteafricana, superando tanto las cifras registradas durante la Crisis de los Cayucos, ocurrida en 2006 en las Islas Canarias, como las del verano de 2018, en el que se batió el récord de desembarcos.

Mencionó, asimismo, que el último récord se batió el fin de semana del 7 y el 8 de noviembre de 2020, cuando desembarcaron en el muelle grancanario de Arguineguín casi 2.200 personas en solo dos días.

La respuesta de las autoridades españolas ante la avalancha humana que buscaba un sitio en territorio europeo, fue enviarlas de regreso a través del paso fronterizo de El Tarajal, en lugar de hacerlo por el espigón fronterizo, siendo los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado español, así como la policía local, los entes encargados de trasladar hasta la aduana fronteriza a todos los migrantes adultos que son localizados por las calles de Ceuta.

Además, comentó que fuentes de la delegación del gobierno de Ceuta aseguran que Marruecos aceptó facilitar la devolución de sus ciudadanos, a un ritmo de hasta 40 inmigrantes cada dos horas. Sin embargo, según la ley española, los menores no acompañados sí pueden permanecer en el territorio, lo que hace que se bifurque el drama y se repita la separación de grupos familiares, tal y como ha sucedido en la frontera entre México y Estados Unidos.

Concretamente, se calcula que del número total de personas –entre 6.000 y 8.000– que entraron ilegalmente en Ceuta el pasado martes, más de 1.000 son menores, de los cuales han sido acogidos 850 niños, cantidad que se suma a los 230 que habían en el Centro para Jóvenes la Esperanza, mientras, según las autoridades, hay cientos más que no están en ninguno de los centros habilitados.

A este respecto, Pérez Pirela destacó que el hecho de que los menores estén en algún albergue público, no es garantía de que sus condiciones de alojamiento serán adecuadas, sino todo lo contrario, pues imágenes y reportes demuestran que deben dormir en estanterías de metal o en el suelo, o, cuando mucho, en una camilla.

De otro lado, señaló que el gobierno español, a través del ministerio de Derechos Sociales y agenda 2030, estableció una política de «reparto» de niños que cruzaron la frontera sin un acompañante mayor de edad.

Así, trascendió que la Comunidad Valenciana acogerá a 13 menores llegados a Ceuta, de los 200 niños que deben «repartirse» entre las distintas autonomías, mientras que Castilla y León se harán cargo de 18. De momento, el resto deberá permanecer «a la espera en los pabellones dispuestos por las autoridades».

Desde el gobierno de la Comunidad de Madrid se ha considerado «una imposición» este reparto de menores no acompañado y el Consejero de Sanidad en funciones, Enrique Ruiz Escudero ha reprochado que en 2020 la región madrileña acogió a «826 menores extranjeros no acompañados» y no recibió «ni un euro del ministerio». Madrid denuncia que no exista un plan de atención y financiamiento para esta problemática, sintetizó el también director de LaIguana.TV.

A su parecer, el ascenso al poder de partidos de derecha y ultraderecha en Europa, se asienta sobre «el drama de los migrantes», que no solamente sirven «como carne de cañón», sino como excusa para, pues suelen ser responsabilizados por todos los problemas que se presentan en los diversos países.

Con respecto a la posición de Marruecos, la otra parte involucrada en la crisis, el analista refirió que el ministro de Estado en Derechos Humanos, Mustafá Ramid, insinuó el 18 de mayo que el país podría haber relajado sus controles fronterizos, en respuesta a la decisión de Madrid de admitir al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para que recibiera tratamiento contra la COVID-19.

De momento, dijo para cerrar la descripción, el ministerio de Sanidad español informó que se han registrado 10 casos importados de COVID-19 en Ceuta, tras la entrada irregular de migrantes a Ceuta.

Europa: entre la tibieza y el militarismo

Una situación de las magnitudes arriba expuestas genera, sin dudas, una oleada de reacciones internacionales y, en este caso, Miguel Ángel Pérez Pirela comenzó el recuento aludiendo a la posición de la Comisión Europea, ente que suele pronunciarse velozmente cuando de señalar los presuntos desmanes de otros países, pero que apenas ha hecho algo para que el tema se debata en el Parlamento.

Empero, en clara postura colonialista, la Comisión comunitaria llamó la atención a Marruecos, país africano y no regido por las normas de la UE, por «su papel en la crisis de Ceuta» y sentenció que «las fronteras españolas son las fronteras europeas», con lo que, en interpretación del comunicador, se culpa por completo a Marruecos de toda la situación.

España, por su parte, continuó relatando, acusa a Marruecos de «agresión a las fronteras de la UE» al abrir puertas para los inmigrantes y la ministra de Defensa, Margarita Robles, acusó a Marruecos de chantaje, después de que presuntamente Rabat ayudara a cruzar a 8.000 migrantes por vía marítima hacia Ceuta, al tiempo que añadió que lo sucedido representaba una «agresión» de las fronteras españolas y de las fronteras de la UE, asunto que, según ella, es inaceptable en el derecho internacional.

En el mismo tenor se inscribieron las declaraciones de Pablo Casado, presidente del Partido Popular (PP) que Pérez Pirela compartió con la audiencia. Según Casado, «España no se puede explicar sin Ceuta, porque Ceuta tiene 600 años siendo española y porque para defender a España, hay que defender a Ceuta y Melilla y hay que hacerlo siempre, no solo cuando se intenta sacar la pata de una crisis diplomática».

Adicionalmente, el político derechista abogó por incrementar la presencia de la Policía y de la Guardia Civil en los enclaves, defendió que su país era el único de toda Europa que tenía territorio en África y señaló que aunque crisis la causó Marruecos, el gobierno de Pedro Sánchez es responsable de no haberla detenido, pese a las múltiples alertas que recibió.

Desde el punto de vista del filósofo venezolano, Casado plantea sin rubor una política de choque, militarista, militarizadora, al tiempo que se procura obtener réditos políticos de un drama que ha sido propiciado por la misma derecha colonialista.

Regresando a las reacciones, mencionó que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, demandó al gobierno de Sánchez que explicara las circunstancias en las que se trajo al líder del Frente Polisario y que precisara si cree que hay otra razón que pudo haber motivado la crisis.

Localmente, el gobierno de Ceuta, así como todos los partidos con representación en la Asamblea Autonómica –salvo VOX– suscribieron una declaración institucional en la que se comprometen a que la ciudad autónoma siga siendo «por vocación y convicción» una «valedora de las buenas relaciones de vecindad entre España y Marruecos».

Del lado de Marruecos, el ministro de Relaciones Exteriores, Nasser Bourita criticó «la campaña de hostilidad mediática» de los medios españoles, públicos y privados contra Marruecos mediante «la movilización de todos los medios con términos inaceptables, con intervención a veces de altos responsables», citó el experto.

Resaltó, asimismo, que el funcionario explicó que la oleada se debió «a un contexto de fatiga del dispositivo policial marroquí tras las fiestas del fin del Ramadán», pero también a la «inacción total de la Policía española» y además anunció que la embajadora marroquí en España que fue llamada a consultas, no regresará mientras dure la crisis. 

El colonialismo, verdadera causa de la crisis en Ceuta

En el espíritu de situar a la audiencia en el espacio donde se desarrolla este último drama migratorio entre un país europeo y una nación africana, Pérez Pirela precisó que los territorios españoles de Ceuta y Melilla, junto a las Islas Canarias, son foco tradicional de tensiones migratorias.

Explicó que Melilla y Ceuta están ubicadas al norte de África, bordeadas por el mar Mediterráneo y colindan con Marruecos (excolonia francesa) relato que acompañó con un mapa, que «explica todo» y cambia completamente la perspectiva de interpretación, pues deja al descubierto que en pleno siglo XXI, España sigue manteniendo un antiguo enclave colonial dentro del continente africano.

Así las cosas, aseguró que este nuevo episodio es apenas la última expresión de un problema colonial cuyos efectos siguen padeciendo los pueblos de las excolonias europeas.

Para aportar más datos, destacó que Ceuta y Melilla son el único punto de entrada a la UE por vía terrestre desde el continente africano, por lo que se convierten en el objetivo de miles de migrantes, muchos de ellos por razones económicas, pero también están los que huyen de conflictos armados y aspiran obtener el estatus de refugiados.

Asimismo, mencionó que su pasado lejano como territorios españoles se remonta al siglo XV. Ambas ciudades portuarias se desarrollaron como centros comerciales que unían África con Europa y desde 1995 gozan de un grado limitado de autogobierno como Comunidades Autónomas administradas por el gobierno de la península.

Los puntos calientes de las tensiones entre Marruecos y España

Con base en datos extraídos del diario El País, Pérez Pirela apuntó que dos cuestiones marcan las relaciones hispano-marroquíes: de un lado, el Sahara Occidental, asunto al que Marruecos supedita toda su política exterior; del otro, la disputa por Ceuta y Melilla, consideradas por Madrid como ciudades autónomas, mientras que para Rabat, se trata de «presidios ocupados».

Ese medio refiere también que frente a lo anterior, cualquier otro conflicto de interés, como podría ser el contrabando proveniente de Ceuta y Melilla, queda en segundo plano.

Por su parte, eldiario.es publicó una hipótesis que explicaría la reciente avalancha de migrantes.  Pedro Águeda, autor del texto, sostiene que «el enfado del rey Mohamed VI es una unidad de medida útil para la gravedad de la crisis migratoria con Marruecos, al menos desde 2014, el año en el que un incidente con la Guardia Civil en aguas del estrecho provocó el enfado del monarca y puso en riesgo la vida de más de 1.300 personas que intentaron cruzar la frontera con España de forma irregular en tan solo tres días».

El articulista citado por el comunicador, infiere que «la falta de respeto que ha supuesto acoger al líder del Frente Polisario en un hospital español, aquejado gravemente de  COVID-19, está supuestamente asociado a la llegada de más de 8.000 personas a Ceuta», solamente durante esta semana.

El rol de la OTAN en África y las crisis migratorias europeas

Miguel Ángel Pérez Pirela es de la opinión que tanto esta crisis como los reiterados dramas migratorios en Europa, son consecuencia de la expansión de la OTAN en África, puesto que desde 2012, ese continente se convirtió en un campo de batalla estratégico entre las potencias mundiales, en particular, Estados Unidos y la UE, pero también de otros países emergentes como Rusia y China.

En este orden, un punto de inflexión de la política expansionista de la alianza militar atlántica fue la guerra de Libia, aunque desde 2008 se había creado un nuevo mando militar unificado de las fuerzas de Estados Unidos en África, el AfriCom.

De modo tal que, en su juicio, la denominada guerra contra el terror lanzada en 2002 y su continuación, la guerra secreta emprendida por el expresidente estadounidense Barack Obama, aumentaron las operaciones militares clandestinas y de inteligencia de los Estados Unidos en varios países africanos como Somalia, Marruecos y Argelia.

Sin embargo, explicó que la cobertura argumental de esta política se asienta en el Concepto Estratégico de 1999 de la OTAN, actualizado en 2010 en la Cumbre de Lisboa, en la que todo el mundo ha pasado a formar parte de la denominada Seguridad Euro-Atlántica, planteamiento en el que se admite que el suministro de los recursos energéticos es una prioridad en la política de seguridad, por lo que, en adelante, la alianza ha desarrollado una activa penetración política y militar en África.

En 2006, la OTAN realizó un ejercicio a gran escala denominado Cifast Award 06 en las Islas de Cabo Verde, que contó con la participación de más de 7.000 efectivos militares de 25 de los 26 países que formaban parte de la alianza, lo que dio la validación final a la apuesta, puesto que se estableció como capacidad de respuesta inmediata militar el tope de hasta 25.000 efectivos.

Además, subrayó que la expansión de la OTAN en África ha ido aparejada de una colaboración político-militar creciente con la Unión Africana (UA). De 2005 a 2007, la OTAN colaboró con la misión en Darfur, transportando por medios aéreos a 35.000 efectivos de la UA.

También la alianza está implicada en la misión en Somalia de la UA. Desde 2008 ha establecido presencia naval permanente en el Cuerno de África y desde 2009, con la Operación Ocean Silver, cuyo final no está a la vista.

Así, durante más de una década, Estados Unidos y la UE se han asegurado el acceso a los enormes recursos energéticos y de materia prima en África, en competencia con otros países, pero especialmente con China y Rusia, no solamente con contratos comerciales sino en la construcción de un entramado de relaciones políticas y militares.

La OTAN apostó a respaldar a la UA en la formación del Corregimiento de Fuerzas Africanas y a difundir sus doctrinas e ideologías militares, asunto que ha derivado en la creación de una trama de «muy peligrosas relaciones» que aseguran al bloque una incidencia real sobre las decisiones de las élites gobernantes en los países africanos.

Para finalizar este punto, refirió que en paralelo y siempre desde ópticas colonialistas, los miembros de la OTAN se han garantizado una cuota del opaco mercado de armas dentro de África, otro sector que es objeto de competencia entre potencias.

El Mediterráneo, la gran una fosa común

Pérez Pirela guardó para el final los dramáticos datos que dan cuenta de la magnitud del drama que atraviesa a los ciudadanos procedentes de distintos puntos de África, muchos de los cuales yacen en las aguas del Mediterráneo, tras haber intentado sin éxito alcanzar suelo europeo.

En ese sentido, mencionó que solo en 2020, la ruta del Mediterráneo Occidental, aquella que sale de África hacia España, se cobró la vida de 132 migrantes, que murieron o desaparecieron durante la travesía, mientras que hasta noviembre de 2020, 720 migrantes murieron o desaparecieron en la ruta del Mediterráneo central, la segunda que siguen quienes quieren arribar a las costas de Italia.

De lo anterior se desprende que el año pasado, 945 migrantes desaparecieron en las aguas del Mediterráneo, en su camino hacia Europa, aunque la cantidad podría ser, sin mayores dudas, mucho mayor, toda vez que estas terribles contabilidades no suelen registrar a los miles de desaparecidos, cuyos cuerpos jamás son recuperados.

En todo caso, insistió en que «la precariedad con la que los migrantes se echan a la mar para arribar a Europa, hace que ninguna de las rutas que cruzan el Mediterráneo sea segura» y, lo que es peor, la «nefasta tradición» está lejos de detenerse.

Para ilustrar, compartió un gráfico en el que se mostraba la cantidad de migrantes que habían perecido al echarse a la mar tratando de llegar a Europa entre 2014 y 2019. De esta manera, en 2018 se computó el deceso de 2.297 personas; en 2017 fallecieron 3.139, en 2016, 5.143; en 2015, 3.783 y en 2014, 3.283.

Estos terribles datos nos hablan de una crisis sin precedentes. Se quiere recordar que las causas de la migración hacia Europa las creó el propio continente, pues son la resulta de las lógicas colonialistas de Occidente y, en fecha reciente, de la OTAN y de los Estados Unidos, dijo, a modo de conclusión, antes de iniciar la sección de intercambio con la audiencia.

(LaIguana.TV)