El filósofo y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela explicó que, en relación con los archivos proporcionados a Wikileaks por Chelsea Manning, «la valiente denunciante del Ejército estadounidense», cuya hazaña le valió el encarcelamiento durante casi siete años en condiciones de tortura, según asegura la ONU, bajo la administración Obama, y aunque finalmente fue liberada, fue detenida nuevamente por la administración Trump, en un intento fracasado por obligarla a dar un falso testimonio contra Assange.

En ese orden, precisó que la administración de Obama, en la que el actual presidente estadounidense, Joe Biden, sirvió como vicepresidente, fue tan hostil a la publicación de archivos sobre Guantánamo como a las publicaciones anteriores de Wikileaks.

Concretamente, aludió al comunicado del entonces presidente estadounidense aparecido en el diario The New York Times, en el que declaró que los documentos habían sido «obtenidos ilegalmente y permanecían clasificados».

En el mismo texto se informó que el gobierno estadounidense había informado a los abogados de los detenidos en Guantánamo que tenían prohibido teclear en cualquiera de los archivos, incluso después de haberlos publicado en el internet.

El también director de LaIguana.TV destacó que, en 2008, en su campaña por la reelección, Obama se comprometió en cerrar Guantánamo, algo que todavía no sucede. Tres años después, en 2011, Guantánamo seguía en uso y Obama intensificaba la guerra ilegal de Estados Unidos en Afganistán y abría nuevos frentes en Medio Oriente y el norte de África, incluyendo Siria y Libia.

A su juicio, una conclusión irrefutable que se desprende de lo divulgado por Wikileaks, es que se demostró que todo Guantánamo tiene una infraestructura fundamentalmente defectuosa y que solo unas pocas docenas de prisioneros están genuinamente acusados de implicaciones terroristas.

«Hay pocos terroristas demostrados allí. El resto son hombres y niños inocentes que han sido apresados por ‘error’ o que son soldados de infantería talibanes ajenos al terrorismo. En Guantánamo podría estar usted, podríamos estar nosotros, podría estar cualquiera, porque no hay que ser terrorista demostrado con un juicio, o al menos sospechoso de serlo para estar allí. Basta que alguien pueda ser simplemente un testigo –cercano o lejano– de un terrorista o de un acto de terrorismo, según los Estados Unidos, alguien que pueda dar una información sobre el terrorismo a los Estados Unidos para que los encierren», ilustró al respecto.

(LaIguana.TV)