A propósito de la persecución de pensamiento a la que está siendo sometido el periodista y editor Julian Assange por la divulgación una década atrás de información clasificada de los desmanes de Estados Unidos a través de la plataforma Wikileaks, Miguel Ángel Pérez Pirela reflexionó sobre las por él llamadas bombas masivas de destrucción mental, construcciones lingüísticas que se vehiculan a través de las redes sociales y los medios de comunicación, cuyo propósito es castrar la capacidad de pensamiento.  
 
En su parecer, estas bombas, expresión pura del fascismo, son un efecto de la «guerra epistemológica» que atraviesa a la humanidad y por tal motivo, la Filosofía del Conocimiento y la Epistemología, resultan fundamentales para hacerle frente a esta avanzada.
 
«Estamos metidos hasta la cabeza en una guerra semiótica, en una guerra semántica, en una guerra de sentido, en una guerra de signos y de símbolos; porque acaso es especta-ocular ver bombas cayendo sobre la Franja de Gaza, porque acaso es espectacular ver a policías en las ciudades colombianas, disparando cohetes militares contra su pueblo, pero las verdaderas bombas que caen, en muchos casos, no son visibles», dijo.
 
Para ilustrar el punto, refirió que en el caso de las protestas en Colombia, «las bombas invisibles son las de una educación privatizada que no llega a todos y a todas», con las que han de lidiar los jóvenes de ese país. 
 
Así, valiéndose del ecosistema de los medios de comunicación y las redes sociales, las «bombas invisibles» caen sobre nosotros en forma de signos y símbolos que «nos ponen a pensar, como se dice popularmente, ‘en pajaritos preñados’ y no en las cosas realmente esenciales, necesarias, importantes, urgentes», señaló al respecto.
 
De esta manera, añadió, las bombas masivas de destrucción mental consiguen que las personas, antes que individuos, sean «manadas» que hablan igual, visten igual y escuchan la misma música.  
 
Desde su punto de vista, en esto se asienta el hecho de que, por ejemplo, la gente se sorprenda al escuchar de los bombardeos sobre Palestina, «de las masacres y la represión en Colombia, de la explotación y los crímenes contra Yemen» o de que el mar Mediterráneo se haya convertido «en un cementerio de migrantes africanos y árabes que huyen del caos inyectado en sus países(…) por Occidente, por la Unión Europea, por los Estados Unidos», aunque ello se haya reportado en numerosas ocasiones y esos horrores sean moneda corriente para los pueblos que los padecen. 
 
«¿No podríamos decir que tenemos toda la información a la mano para hacer algo distinto? ¿Qué estamos haciendo cada uno de nosotros? ¿Cuánta gente sabe lo que están pasando muchos pueblos, muchos seres humanos en partes del mundo? ¿Qué importancia le damos a las cosas que sabemos?», fustigó el comunicador.
 
En ese orden, destacó el trabajo que se realiza en Desde Donde Sea y en LaIguana.TV, que marcha «a contrapelo de la mediática privada, de la hegemonía de pensamiento que existe a nivel planetario, esa que habla en nombre de la libertad de expresión y de pensamiento», que al tiempo que dice defender la libertad, esclaviza, impone el pensamiento único y hasta bombardea, sin que los afectados tengan la oportunidad de expresarse. 
 
«¿Qué es esto? ¿No es acaso este el mundo hipócrita en donde vivimos, de doble rasero, de lugares comunes, donde nos están estupidizando, donde los libros se convierten en objetos raros? Nunca como hoy tuvimos tanto acceso a la información –supuestamente–, nunca como hoy hemos tenido tan poco acceso al pensamiento», agregó.
 
La razón de esta diferencia, explicó, es que «acaso la información puede ser la premisa para un ulterior pensamiento y análisis», razón por la cual «tener Twitter, Facebook e Instagram» o recibir «una avalancha de noticias en tiempo real», esto no garantiza que las personas se informen y, mucho menos, que estén pensando. 
 
«Ante esta realidad pudiera entonces concluirse que los hechos contundentes, no son suficientes para hacer cambiar la opinión de alguien y que tenemos todo un sistema de defensa cognitiva para proteger nuestras percepciones preexistentes, nuestra visión del mundo y lo que queremos preservar de él», reflexionó, a modo de conclusión. 
 
(LaIguana.TV)