Colombia está ensombrecida por el asesinato sistemático de candidatos presidenciales de izquierda o progresistas, aunado a que en los últimos años, la violencia estatal y paraestatal ha enfilado sus armas hacia líderes sociales, defensores de derechos humanos e, incluso, civiles que participan en protestas antigubernamentales.

Así lo describió el analista político Miguel Ángel Pérez Pirela durante la transmisión de su programa Desde Donde Sea, transmitido a través de las redes sociales.

A juicio del escritor, la historia de esta violencia inicia con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, suceso que desencadenó el Bogotazo, “partió en dos la historia de Colombia” e inauguró una nefasta tradición de homicidios por razones políticas.

En 1987 fue asesinado en Cundinamarca el dirigente de la izquierda y de la Unión Patriótica Jaime Pardo Leal, quien como candidato presidencial en los comicios de 1986, había obtenido una cifra récord de votos.

En 1989 fue el turno de Luis Carlos Galán Sarmiento. En 1990 cayeron Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro León-Gómez. El primero era de origen liberal, el segundo era jefe de la Unión Patriótica y el tercero acababa de desmovilizar a su grupo, el M-19, sintetizó el filósofo venezolano.

El escritor prosiguió con el caso del asesinato de Carlos Pizarro León-Gómez y explicó que en 1990, el exmovimiento guerrillero competía por primera vez a la presidencia, mientras su proyecto avanzaba en popularidad y captación de simpatías e incluso algunos analistas aventuraban una alianza entre ellos y la Unión Patriótica, orientada a construir una alternativa política desde la izquierda.

Afirmó que el sicariato cortó la posibilidad, pues el dirigente fue ametrallado en un avión, a pesar de contar con una escolta de funcionarios de la Dirección Administrativa de Seguridad (DAS).

En enero de 2010 se determinó que funcionarios del DAS, entre ellos su exdirector, fueron partícipes de este homicidio, recalificado a partir de la investigación como crimen de Estado. En otros casos, añadió, también estuvieron implicados agentes del Estado en asociación con jefes de la mafia y paramilitares.

En 1994 el sicariato cobró la vida de Manuel Cepeda Vargas, secretario general del Partido Comunista Colombiano y líder de la Unión Patriótica. Los perpetradores fueron oficiales retirados del Ejército y ejecutaron la acción en el marco de la operación Golpe de Gracia, mediante la cual sectores del alto mando militar y el paramilitarismo procuraron la liquidación definitiva de las estructuras de la Unión Patriótica.

Por último, el director de LaIguana.TV mencionó un dato no tan conocido, se trató de un crimen que en Colombia tiene antecedentes aún anteriores al Bogotazo, pues en 1914, otro presidenciable, Rafael Uribe Uribe, apoyaba el desarrollo del movimiento sindical y del cooperativismo, quien fue asesinado a hachazos.

(LaIguana.TV)