Una llamada entre el presidente peruano, Francisco Sagasti, y el escritor Mario Vargas Llosa revivió el fantasma de una nueva destitución en la primera magistratura, luego de que un periodista local asegurara que durante esa conversación, el jefe de Estado habría incurrido en «intervención indebida» en las elecciones del pasado 6 de junio, reseña RT.

El comunicador Beto Ortiz sostuvo que Sagasti había contactado a Vargas Llosa para solicitarle que intercediera ante la candidata Keiko Fujimori para que desistiera en su empeño de impugnar la elección, cuyo ganador no ha sido oficialmente anunciado por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), si bien con el 99 % de las actas escrutadas, el candidato de izquierda Pedro Castillo adelanta a la derechista Fujimori por 60.398 sufragios.

De ser cierto lo denunciado por Ortiz, el mandatario habría violado el principio de neutralidad que su posición impone y habría intervenido en el proceso electoral, para algunos, razón suficiente para el Congreso adelante en su contra una moción de censura. De concretarse, implicaría su destitución —la cuarta en cinco años—, aunque todavía no está claro si esta iniciativa prosperará, pues está previsto que traspase el mando a su sucesor el venidero 28 de junio.

«En Perú, seis expresidentes han sido acusados de corrupción. Además, en los últimos cinco años ya hubo cuatro mandatarios porque ninguno logra terminar en tiempo y forma con los periodos para los que fueron electos o son designados de manera interina por el Congreso. Por ello, parte de la ciudadanía considera ‘irresponsable’ promover la salida de Sagasti en vísperas de que asuma un nuevo presidente democráticamente electo», sintetiza la agencia rusa.

El presidente peruano admitió que sí llamó al escritor, un abierto partidario de Fujimori, aunque explicó que esa conversación fue una entre varias que sostuvo con «personalidades afines a los dos candidatos» en un intento por disminuir la tensión social derivada de una contienda tan disputada y añadió que en todos los casos pidió lo mismo: bajar la tensión y esperar por los resultados de la ONPE.

«La tarea de un jefe de Estado es hacer que el país mantenga la serenidad y la calma en momentos difíciles y complejos. En ese esfuerzo me puse en comunicación con varias personas que, entendía, tienen contacto con ambas candidaturas», se defendió Sagasti en sus redes sociales.

Asimismo, deploró «que se distorsione y malinterprete una acción orientada a mantener la tranquilidad en un ambiente tan polarizado, complejo y difícil, plagado de mentiras y distorsiones, como el que estamos viviendo» y alertó que no dejaría «pasar ninguna mentira o tergiversación» de sus «palabras» por parte de quienes tildó como «enemigos de la democracia».

De su lado, Álvaro Vargas Llosa, hijo mayor del premio Nobel de Literatura, aseveró en una entrevista concedida a la emisora Radio Programas del Perú, que aunque en momentos de tensión, una conversación de esa índole podría levantar sospechas, lo cierto es que en el intercambio no se había aludido a ningún asunto ilegal o inconstitucional que diera pie a las versiones de la prensa relativas a una posible destitución de Francisco Sagasti.

«Entiendo que el presidente, como probablemente los 33 millones de peruanos, se da cuenta de que hay un ambiente muy delicado, una situación muy tensa que está bajo una atención internacional milimétrica y es perfectamente lógico que en ese clima cualquier autoridad, y sobre todo el presidente de la República, tenga la inclinación de actuar en diálogo con distintos personajes y personalidades del país para tratar de poner paños fríos«, justificó.

Según RT, este vocero sostuvo que luego de haber conversado con el presidente peruano, «su padre le pidió que le ratificara a Fujimori su apoyo incondicional a las impugnaciones que está realizando para que se revisen los resultados de la elección, y que su posición es que el proceso electoral solamente podrá darse por concluido cuando la Junta Nacional Electoral declare un ganador».

(LaIguana.TV)