Este viernes, el analista político Luis Vicente León, quien preside la firma encuestadora Datanálisis, publicó en Twitter algunas reflexiones relativas la «unidad» de la oposición al gobierno del presidente Nicolás Maduro, así como la estrategia que han de seguir las distintas facciones que la conforman de cara a las megaelecciones del próximo 21 de noviembre. 
 
Para contextualizar, León apuntó que si bien en las negociaciones que se adelantan entre los dos bloques políticos «hay muchas incertidumbres», puede darse por descontado que no se acordará la realización de elecciones presidenciales o la convocatoria a un referéndum revocatorio sobre la figura de Maduro, «no se van a flexibilizar las sanciones personales ni financieras» y, además, «una parte relevante de la oposición va a participar en regionales». 
 
«Maduro y la oposición comienzan pidiendo el máximo de sus expectativas: Maduro flexibilización total de sanciones y la oposición elecciones presidenciales democráticas. Es obvio que ninguna de las dos cosas ocurrirá. Eso significa que cualquier negociación estará en el medio«, aseguró.
 
Del lado de la oposición, indicó que en el presente se alglutina en torno a «la necesidad de negociar con Maduro», aspecto que considera «un logro clave», puesto que lo que denomina «la oposición institucional» –es decir, el pseudogobierno de Juan Guaidó–, «sostenía que no iba a negociar con Maduro, desconociendo la realidad de su control territorial».
 
A su parecer, «la unidad alcanzada alrededor del ‘Acuerdo de Salvación Nacional'» impulsado por Guaidó, se tambalea frente a proponer «una negociación integral de todo o nada» o apuntar hacia la negociación de «acuerdos incrementales en los que se intercambien cosas específicas y se presenten victorias tempranas que no incluyen presidenciales».
 
Así, las elecciones regionales y municipales representan «el clímax» de este dilema, puesto que los comicios se realizarán de cualquier modo, independientemente de que la oposición decida «negociarlas por separado o meterlas en el paquete global». 
 
Por otra parte, el también economista apuntó que «para la comunidad internacional esa división opositora es un dolor de cabeza, pues sin acuerdos internos en la oposición, es imposible avanzar en cualquier acuerdo nacional con el adversario, convirtiéndose en una papa caliente».
 
Dentro del país, el panorama no es mejor, pues existen «grupos opositores que creen necesario participar» en esa elección, lo harán, «con o sin acuerdo». «Esto pone una presión complicada a las negociaciones generales, pues si no hay acuerdos parciales sobre regionales, se derrumba la negociación global», advirtió.
 
Del lado del gobierno, León considera que «Maduro entiende que las regionales son un factor hipersensible para la oposición» y esa sería la razón por la que ha cedido «condiciones, tarjetas, habilitación de candidatos, miembros del CNE, observación internacional». Asegura que la apuesta del mandatario es: «La oposición debe participar, pero mejor para él que lo haga desunida».
 
También sostiene que «cada día que pasa, las fuerzas internas en la oposición a favor de participar en regionales crecen sustancialmente, incluyendo dentro de los liderazgos del G4» –grupo de partidos que respalda a Guaidó–, lo que muestra un escenario sustancialmente diferente al de las pasadas parlamentarias. 
 
Sin embargo, ve en la negativa del pseudogobierno «interino» a concurrir a la megaelección de noviembre «sin un acuerdo integral», un asunto «relevante» que «anuncia división de fuerzas», que se traduciría en debilidad para los candidatos opositores que decidan participar en el evento –pues «enfrentarán alta abstención– y también en el colapso de «las negociaciones integrales».  
 
«La unidad opositora sigue siendo fundamental. Por eso la estrategia ganadora es separar los acuerdos humanitarios (comida, medicina y combustible-diésel-gas) y las elecciones regionales del resto de condiciones democráticas, atando estas a las sanciones financieras y personales», aconsejó el experto.
 
Así las cosas, reiteró para concluir, que aunque «hay mil incertidumbres y riesgos» en el proceso de negociación entre el gobierno y la oposición, era pertinente preguntarse si «ha valido la pena no negociar». «Ahí la certidumbre de fracaso es ha sido más clara que el agua de Los Roques», remató.
 
(LaIguana.TV)