Los deportistas que ya han llegado a Tokio para la disputa de los Juegos Olímpicos se han encontrado en sus habitaciones una de las novedades más comentadas de esta cita: las camas de cartón.

Especialmente ahora en pleno ascenso de contagios de covid, el comité organizador no quiere que la Villa Olímpica se convierta en lo que habitualmente es, un lugar de encuentro entre deportistas que muchas veces acaban intimando. Por eso, y con otro trasfondo de sostenibilidad y reciclaje, plantearon que las camas fuesen de cartón desechables. El objetivo es hacerlas lo suficientemente cómodas para dormir, pero sin más actividades posibles. En concreto, el sexo.

Este detalle ha generado muchos comentarios, especialmente de aquellos que han puesto el foco en que la cama no es un elemento imprescindible para tener sexo, pero además han detectado que esas estructuras de cartón son mucho más resistentes de lo que esperaban.

El ejemplo más gráfico lo ha puesto el gimnasta británico Rhys Mcclenaghan, uno de los potenciales candidatos a medalla. En un vídeo ha calificado de «fake news» la supuesta debilidad de estas camas y lo ha hecho pegando saltos.

Otro deportista, en este caso el atleta estadounidense Paul Chelimo (plata en los 5.000 metros en Río 2016) se lo ha tomado con sentido del humor, pero poniendo el foco en otro asunto: qué pasa con los que tienen problemas de incontinencia urinaria.

«Los que hacen pis en la cama están en riesgo aquí, una vez que la caja de cartón está mojada, la cama se cae, especialmente si es una noche antes de las finales», apunta el fondista, en un hilarante hilo de Twitter que remata ofreciéndole la cama al mismísimo Kevin Durant.

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