viernes, 13 / 12 / 2024

¿Afecta el asesinato de los 2 jóvenes venezolanos en Colombia la reapertura de la frontera?

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Aunque parecía que los gobiernos de Colombia y Venezuela limaban asperezas hace una semana para reabrir la frontera común, el asesinato de dos jóvenes venezolanos en el departamento colombiano de Norte de Santander reavivó la diatriba.

«Venezuela te espera, Colombia. Por encima de torpezas políticas, de diferencias de gobiernos, debe prevalecer la economía», decía el presidente venezolano, Nicolás Maduro, el 6 de octubre.

Por su parte, el jefe de Estado colombiano, Iván Duque, aseguraba que la reapertura se haría «lo más pronto posible», tras el aviso venezolano de que se retomaría el tránsito de ese lado (puesto que, para las autoridades colombianas, ya estaba funcionando desde junio).

Y aunque en la frontera hubo una luz de esperanza por pocos días, nuevos hechos ocurridos el fin de semana pasado recordaron que reactivar la nula relación entre ambos gobiernos, radicalmente opuestos, no será fácil.

«El tipo de relación que existe entre Nicolás Maduro y el presidente Iván Duque en cualquier momento puede romper la posibilidad de la reapertura de la frontera», advertía hace unos días Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, en diálogo con la Agencia Sputnik.

Al parecer, no se equivocó.

Jóvenes venezolanos asesinados

El fin de semana pasado, un menor (de entre 12 y 15 según distintas fuentes y medios locales) y un joven (de entre 18 y 23 años), ambos venezolanos, aparecieron muertos en el convulso municipio de Tibú, Norte de Santander (este).

Habían sido acusados de robar en una tienda. Civiles los «capturaron» y grabaron videos con ellos, estando con vida. Posteriormente y según versiones locales, hombres armados se los llevaron a la fuerza (aunque esta versión está en investigación).

Sus cuerpos fueron dejados en la salida del municipio hacia el cercano de El Tarra, con un cartel que decía «Ladrones».

Sectores políticos colombianos rechazaron el hecho, y la propia oficina de Derechos Humanos en Colombia pidió «respeto a la vida» de los niños.

Todo esto ocurría en la región geográfica conocida como el Catatumbo, que alberga la mayor cantidad de cultivos de coca de Colombia, mayor productor de cocaína mundial, y lo que ello conlleva: grupos armados ilegales que se disputan su control.

Así, en esa zona fronteriza con Venezuela, actúan disidencias de la extinta guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la activa del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otras bandas dedicadas al narcotráfico.

Duque a la CPI

Pese al rechazo que generó este doble asesinato en Colombia, las autoridades venezolanas no dudaron en culpar al Gobierno de Duque.

Maduro dijo que lo llevaría ante la Corte Penal Internacional (CPI) por «persecución a los migrantes venezolanos, por la promoción del odio y por la desapariciones forzadas».

Entre tanto, la vicepresidenta colombiana, Marta Lucía Ramírez, le respondió que no tenía «legitimidad» para culpar a su Gobierno «por lo que ellos no son capaces de hacer por sus propios ciudadanos».

Superior a ambos

Para el investigador de las relaciones bilaterales, las tensiones pueden estallar en cualquier momento, aunque las elecciones en ambos países siguen presionando para la normalización del tránsito en la ciudad de Cúcuta, capital, justamente, del departamento de Norte de Santander.

«Para Venezuela, porque se aproximan las elecciones del protector del estado Táchira (comicios para elegir mandatarios locales y regionales, el próximo 21 de noviembre), (…) pero también para el lado colombiano», apuntó Rodríguez.

En Colombia, las elecciones generales del próximo año influirán en el intento de recomponer las relaciones bilaterales, según el experto.

«No podemos olvidar que Norte de Santander fue uno de los departamentos que votó en favor del Centro Democrático (partido oficialista), y su candidato, el actual presidente», apuntó Rodríguez.

Sin embargo, «el departamento nunca pensó que el presidente iba a manejar una política tan restrictiva contra Venezuela, y en esa política, arrastró el bienestar de Norte de Santander», puntualizó.

El trabajo de las organizaciones civiles resultará clave para mantener la frontera abierta pese a todo, porque «esto es superior a ambos» gobiernos, concluyó Rodríguez.

Casi desde el comienzo del Gobierno de Iván Duque, las relaciones bilaterales son prácticamente nulas.

Duque reconoció en 2019 a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, después de su autoproclamación (posición que Colombia sigue manteniendo hasta la actualidad), y Maduro expulsó a los funcionarios consulares de Caracas.

La frontera estaba cerrada desde ese momento, luego de que Guaidó organizara la entrega de una supuesta ayuda humanitaria, que llevaría desde el lado colombiano al venezolano. Sin embargo, funcionarios oficialistas bloquearon los puentes fronterizos con contenedores.

Los obstáculos permanecían allí hasta la semana pasada, cuando el Gobierno de Maduro anunció la reapertura de su lado.

(Sputnik)

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