En la clase de filosofía de este jueves 11 de noviembre, el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela ofreció una introducción al pensamiento del filósofo contemporáneo francés Gilles Deleuze (1925-1995), cuyas intuiciones, como aventurara su contemporáneo Michel Foucault, marcaron la discusión no solo en las tres últimas décadas del siglo XX, sino que aún ofrecen caminos para pensar el siglo XXI. 
 
Para entrar en materia refirió que sus críticas antiestructuralistas contra Sigmund Freud le hicieron conocido en todo el mundo, pero en rigor, perteneció a una generación de filósofos que incursionaron en el arte, en la política e incluso, en el psicoanálisis, a partir del cuestionamiento profundo de grandes autores de la filosofía alemana –Kant, Heidegger, Marx, Nietzsche– y derivaron una filosofía mucho más próxima al relato y a la literatura.
 
Apuntó, asimismo, que la obra de Deleuze puede dividirse en tres partes o momentos, a saber: el primero, centrado en la Historia de la Filosofía, en el que comento a pensadores como Hume, Nietzsche, Spinoza o Kant; el segundo, en el que crea un pensamiento propio y el último en el que, junto al sociólogo y psicoanalista Félix Guattari produce la conocida obra Capitalismo y Esquizofrenia, dividida en los volúmenes Anti-Edipo y Mil Mesetas. 
 
El comunicador mencionó que en el segundo tiempo de su pensamiento e inspirado en las preguntas ¿qué significa pensar de otra manera? ¿Es posible pensar de otra manera? ¿Es posible desencajarse de un pensamiento dogmático, fijo, estático?, produjo el que a su juicio, fue su mayor contribución: el concepto de rizoma.  
 
Esta noción, explicó, apunta a preguntarse cuáles son las condiciones de posibilidad del pensamiento, cuál es el mecanismo del pensamiento, de qué manera pensar, ¿de forma vertical u horizontal? ¿De forma radical o de forma multidimensional?
 
Pérez Pirela destacó que Deleuze trató de hacer de su filosofía un modo de vida, pues se interesó por muchas cosas diversas, entre las que destaca su interés por el cine y la imagen, que puede asumirse casi transversal a su obra. 
 
Además, se preocupó por la manera en cómo se hacía la filosofía, al punto de dictar clases en las que tomó el abecedario y asoció a cada letra un concepto, que luego fueron distribuidas en formato DVD. 
 
¿Qué es y para qué sirve la filosofía según Deleuze?
 
Con base en las reflexiones aportadas por Gilles Deleuze en su libro ¿Qué es la Filosofía?, el experto precisó que para el francés es el arte de crear,  de formar, de inventar y fabricar conceptos; es decir, que no es otra cosa que el invento de una manera propia de ver el mundo. 
 
En cuanto a su utilidad, destacó que este autor consideraba que la filosofía no sirve para nada, en tanto no es funcional a las instituciones establecidas. Así, en claro afán provocador dirá que solamente puede servir para «hacer de la estupidez una vergüenza».
 
A su parecer, es justamente este espíritu provocador y destructor de consignas, de destrucción de lo establecido, lo hace uno de los representantes del posmodernismo, corriente que, recordó, esta corriente nace con posterioridad a la experiencia de los campos de concentración nazis y luego de que autores modernos advirtieran que el proyecto de la Ilustración había fracasado.
 
Dicho de otra manera, precisó, lo anterior significa que no todos los asuntos de la humanidad pueden resolverse por medio de la razón. De este modo, un conjunto de pensadores, inspirados en la frase «Dios ha muerto», de Friedrich Nietzsche, se preguntaron entonces qué fundamentaba su tiempo, si Dios, que era el fundamento de la Modernidad, ya no estaba. 
 
Por eso, explicó, el posmodernismo no hace más que destruir los por Deleuze llamados «grandes relatos»: el cristianismo, la Ilustración, el marxismo y el capitalismo y de allí surge otra pregunta: ¿Qué filosofía nacería del fin de la Modernidad y del inicio del posmodernismo? 
 
La respuesta que dieron los filósofos a esta cuestión fue, tras Nietzsche, impulsar  «una filosofía vitalista y alegre», que es en la que puede inscribirse el pensamiento deleuziano. 
 
El también director de LaIguana.TV apuntó que lo que se ha dado a conocer como la primera etapa de su producción intelectual, Deleuze advierte que la Filosofía no se había detenido a preguntarse por sí misma sino que hasta entonces se había preguntado por asuntos externos y de esa reflexión concluirá que es el retrato lo que ha caracterizado a la filosofía.
 
Más precisamente, dirá que es un retrato que se relata a través de la historia de la filosofía, camino que ha conducido a la hiperespecialización en autores, en detrimento del pensamiento. 
 
Bajo este punto de vista, puntualizó el analista venezolano,  Deleuze concibe a la filosofía como un ente represor que fabrica especialistas en especialistas del pensamiento e impide que las personas puedan pensar por sí mismas. 
 
Sin embargo, matizó que con esto el filósofo francés no quiere decir que no hay que estudiar la historia de la filosofía, sino que esta labor corresponde apenas a un primer momento en el que se practica el retrato que luego permitirá construir una visión propia del pensamiento, que hará que la filosofía devenga en paisaje. 
 
Adicionalmente advirtió que Deleuze también critica a quienes pretenden hacer Filosofía sin pasar por el estudio del pensamiento filosófico, porque al criticar la Historia de la Filosofía como un mero retrato de pensadores, Deleuze también está asumiendo que es un mal necesario para pasar a un pensamiento autónomo. 
 
El rizoma: la respuesta deleuziana para pensar de otro modo
 
En conformidad con su trabajo previo, cuando Deleuze abandona las reflexiones en torno a la historia de la filosofía y comienza a escribir en nombre propio, produjo unas ideas, que en el criterio de Miguel Ángel Pérez Pirela pueden calificarse como «espectaculares», como la de rizoma. 
 
Sobre esta categoría indicó que la mejor definición es un círculo cuyo centro está en todas partes y comentó que esta noción fue utilizada previamente por Blaise Pascal para definir a Dios. 
 
Con el propósito de ilustrar el concepto, se valió de una metáfora botánica que el mismo Deleuze apunta en su obra: «haced rizoma, no raíz». 
 
El rizoma, explicó, se opone al árbol porque el árbol posee una raíz y esto hace que no pueda moverse y expandirse horizontalmente, pues debe respetar los límites que le impone su raíz. En contraste, En contraste, el rizoma se expande de forma horizontal. 
 
Por eso, el pensamiento arbóreo va hacia la raíz y apenas puede expandirse hacia las copas, porque no puede saltarse los límites preestablecidos. Y aunque se mueve, lo hace a partir su inmovilidad, en tanto se ancla a un autor, a un sistema de pensamiento, a una jerarquía, mientras que el rizoma se expande como puede, en cualquier dirección, detalló el comunicador.  
 
Esta no-espacialidad, esta no-temporalidad es lo que Deleuze define como pensamiento rizomático, pues al ser el rizoma horizontal, carece de sentido definir un principio y un fin. Por eso se le considera un tipo de pensamiento «peligroso», en tanto atenta contra lo establecido, que en este caso está representado por el pensamiento arbóreo, complementó.
 
En función de lo dicho, concluyó que los sistemas rizomáticos son complejos, carecen de centro, pueden invadir y extenderse por donde no se le espera, pueden conectar elementos que en primera instancia no deberían hacerlo, pues el pensamiento rizomático es libre, sin límites y sin dogmas. 
 
De estas reflexiones, precisó, se derivan el pensamiento sedentario, que se ancla en lo establecido y el pensamiento nómada, que es rizomático, por lo que se mueve entre conceptos, sistemas y autores. 
 
Para cerrar esta reflexión sobre el rizoma, resaltó que es un pensamiento de tipo nodal o fractal que no está centrado en un autor o sistema, sino que es capaz de ver los nodos subterráneos que conectan el pensamiento con la cultura, con la política y con el arte. Así, es un pensamiento abierto crece en todas las direcciones, pero de manera subterránea. 
 
Diferencia, repetición y acontecimiento
 
Además del rizoma, la armazón conceptual legada por Gilles Deleuze se fundamenta en los conceptos de diferencia, repetición y acontecimiento.
 
Según él, en la historia de la Filosofía siempre se pensó por medio de identidades y semejanzas, que puestas en cuestión más bien parecen espectros alejados de la idea original. 
 
Sobre esta base, Pérez Pirela explicó que inspirado en Nietzsche, en su conocida obra Diferencia y Repetición, Deleuze habla de «invertir el platonismo», es decir, a enfocarse en pensar lo distinto, antes que lo igual o semejante. 
 
En ese mismo tratado también definirá el acontecimiento, al que entiende no como aquello que sucede, sino como la potencia del pensamiento para transformar el mundo, por lo que entiende que el mundo es un devenir. Bajo este enfoque, el acontecimiento no se muestra, sino que insiste y subsiste. No es otra cosa que el reino de lo posible. 
 
El esquizoanálisis de Deleuze y Guattari
 
Para cerrar la disertación, Pérez Pirela se refirió al Deleuze político, que en esta fase sumó esfuerzos con el sociólogo y psicoanalista Félix Guattari, con quien escribió la obra Capitalismo y Esquizofrenia, compilada en dos volúmenes: Anti-Edipo y Mil Mesetas. 
 
A modo de contexto refirió que ellos hicieron del Anti-Edipo una forma de vida en las décadas de 1970 y 1980 y enfocaron sus críticas contra lo que llamaban «estructuralismo freudiano», puesto que desde su punto de vista, el Psicoanálisis debe salir de las paredes de los consultorios, donde en general tienen lugar conversaciones –casi monólogos– entre un paciente y un analista, y enfocarse en la sociedad. 
 
En el voluminoso tratado, precisó, Deleuze y Guattari sostendrán que el capitalismo ha llevado a la humanidad a un sistema que no solo es infeliz, alienante e injusto, sino que además es esquizofrénico, desquiciado, donde el deseo no deja de reproducirse por todos lados, valiéndose de mecanismos como la publicidad y los medios de comunicación. 
 
Los autores sostienen que estos artefactos han llevado al individuo a desear aquello que lo oprime y lo asfixia, lo que se emparenta con el concepto de «servidumbre voluntaria» desarrollado por Étienne de La Boétie, apuntó el comunicador, por lo que para ellos, el problema de la filosofía política es el que señaló Spinoza: ¿Por qué combaten los hombres por su servidumbre como que si fuera su salvación?
 
A modo de cierre, se refirió a lo expuesto por Deleuze –en solitario– en La inmanencia, una vida, con respecto a las sociedades de control, que a su parecer, son las que ahora tenemos.
 
De manera absolutamente visionaria, el pensador francés avanzó que, en contraste con lo que sucedía en las sociedades disciplinarias descritas por Michel Foucault, en las que los individuos se «controlaban» a través del espacio y el tiempo en lugares como cárceles, hospitales, manicomios, escuelas y similares, en la sociedad de control, los individuos se conectan voluntariamente a dispositivos y se  erigen en policías de sí mismos. 
 
Para concluir, Pérez Pirela enfatizó que el pensamiento de Deleuze es antidogmático y se fundamenta en la libertad epistemológica y existencial. Por ello, su imperativo moral es «haced rizoma y no raíz», con lo que invita a abandonar los dogmas en todos los aspectos de la vida.
 
(LaIguana.TV)