Documentos revelados por la revista estadounidense Jacobin, demuestran que el gobierno de ese país intervino en las elecciones legislativas de 2015, al usar las redes sociales para posicionar opiniones negativas en contra del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Más precisamente, agencias estadounidenses entrenaron «a las fuerzas de oposición para que usaran Facebook contra el partido del presidente Nicolás Maduro», aseguran los sociólogos Tim Gill y Christian Lewelling.

En su trabajo se detalla que en 2013, tras el deceso del presidente Hugo Chávez, el Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), cuya misión es «financiar y apoyar a partidos políticos en el extranjero de una manera más formal que la Agencia Central de Inteligencia», otorgó fondos «a miembros de la oposición venezolana para usar el gigante de las redes sociales para movilizar a sus partidarios y atraer seguidores del gobierno socialista» a su redil.

En un documento oficial obtenido por Jacobin apelando a la Ley de Libertad de Información se expone «cómo el gobierno -de los Estados Unidos- desarrolló un programa centrado en el uso de Facebook para ayudar a la oposición venezolana en las elecciones municipales de 2013 y las legislativas de 2015», puntualizan los especialistas.

Dinero de EEUU usado para financiar a la oposición venezolana

En el informe oficial también se admite que «a partir de octubre de 2013», la ‘National Endowment for Democracy’ (Fundación Nacional para la Democracia, NED, por sus siglas en inglés) desembolsó «casi 300.000 dólares» al NDI en razón del programa Venezuela: Capacitación mejorada y habilidades de comunicación para activistas políticos, refieren Gill y Lewelling.

Estos investigadores destacan que si bien el NDI -así como su par, el Instituto Republicano Internacional- se presentan públicamente como entidades independientes del gobierno, en realidad dependen financieramente de la NED, que es una agencia estadounidense formal y debe reportar sus actividades ante el Congreso.

A modo de justificación, la NED sostiene que las autoridades de Venezuela se han procurado el control de los «medios de comunicación» del país, a los que usan como instrumento de coacción contra la ciudadanía.

Así, la agencia asevera que los simpatizantes de la oposición y «los activistas políticos tienen desafíos particulares para comunicarse con los ciudadanos, así como para organizar y movilizar a sus partidarios», por lo que las redes sociales, a las que la NED describe como «menos vulnerables a las restricciones gubernamentales», serían «una herramienta útil para que los activistas políticos independientes en Venezuela difundan mensajes y se organicen».

Para Jacobin está claro que aunque la NED subrayó que los activistas que se beneficiarían del programa eran «independientes», «fue diseñado para activistas y militantes asociados» con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que para entonces aglutinaba a toda la oposición.

Según lo revelado por la revista estadounidense, las elecciones de 2013 funcionaron como una especie de globo de ensayo, que motivó a que el NDI organizara una «sesión de revisión de estrategias» con dirigentes opositores, para avanzar otras de más largo aliento que les permitiera «mantener el contacto con los ciudadanos y mejorar su capacidad para comunicarse y difundir información utilizando las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)».

Los expertos del NDI, indican los sociólogos estadounidenses citando el documento oficial, también contrataron a un consultor «para brindar capacitación continua a los participantes del programa», al que tras una discusión pública de resultados, calificaron como un «éxito».

De este modo, gracias al financiamiento y la capacitación que recibió por parte del NDI, la MUD «movilizó una base de datos de votantes que identificó y apuntó a los votantes indecisos a través de las redes sociales», lo que se tradujo en su victoria en las elecciones parlamentarias de 2015, la primera en década y media de hegemonía del chavismo.

El NDI admite que la MUD construyó una base de datos de votantes que les permitió «extrapolar conclusiones sobre inclinaciones partidistas políticas para grandes porciones del electorado», así como «calcular la probabilidad de que un votante sea partidario del PSUV, partidario de la MUD o un votante indeciso».

A partir de esta información, relatan Gill y Lewelling, se dividió la base de datos en dos grupos, a saber: el de los que se inclinaban a favor de la MUD, designado como «Grupo A» y el de los que tenían una inclinación hacia el Psuv («Grupo B»).

Es en este punto que, según el NDI, la MUD usó Facebook para lanzar una campaña que pretendía incidir en la apreciación política de los votantes. Así, al Grupo A se le enviaron mensajes «de promoción del voto», mientras que al Grupo B se les proporcionó información de los candidatos del Psuv, pero que estaba «diseñada para atraerlos al bando contrario», explican los investigadores.

Además, apuntan, «la campaña también identificó a 8,5 millones de votantes en Facebook y los apuntó con mensajes igualmente específicos», que según las métricas de la compañía de Mark Zuckerberg, «estaban llegando a más personas que las campañas anteriores».

Tanto es así que se estimó que al día de las elecciones, 6,3 millones de votantes habían recibido el contenido manipulado de la campaña y 2,9 millones habían interactuado con los mensajes difundidos a través de Facebook «al menos una vez».

No en balde, resaltan los autores del estudio, «el NDI se atribuyó el mérito del éxito de la oposición», pues en su informe refirieron que la estrategia desarrollada durante dos años, «jugó un papel importante en su rotunda victoria en las elecciones de 2015» y fue un «factor determinante en el éxito de la coalición en las elecciones parlamentarias de 2015».

Un episodio más en la historia del injerencismo estadounidense

Tim Gill y Christian Lewelling admiten que Washington tiene un largo «y sangriento» historial de intervenciones «en todo el mundo», incluyendo en América Latina, cuyo ejemplo más reciente es el intento de crear una red social en Cuba para deponer al gobierno de Miguel Díaz-Canel, pero sin duda, no el único.

Los sociólogos refieren que «en Venezuela, durante las últimas dos décadas, el gobierno de Estados Unidos ha buscado continuamente derrocar a Chávez -y ahora a Maduro- del poder», si bien apuntan que «estas estrategias finalmente han fracasado, lo que ilustra algunos de los límites del imperialismo estadounidense».

A su juicio, la pregunta que debe suscitar lo expuesto en los documentos oficiales «no es si Maduro es ‘bueno’ o ‘malo’, sino si los contribuyentes estadounidenses deberían o no financiar y capacitar a los miembros de la oposición venezolana para que utilicen Facebook en sus campañas políticas de derecha», aún a pesar de sostener que «sin duda, el gobierno venezolano se ha vuelto más autoritario con Maduro».

«¿Por qué, entonces, está permitido que el gobierno de Estados Unidos se involucre en un comportamiento partidista explícito en el extranjero? ¿Por qué el gobierno de Estados Unidos recibe un pase, a pesar de su larga historia de violencia, para intervenir en los procesos políticos de otros países?», inquieren.

De acuerdo con la propia información oficial, el NDI planeó y organizó «un seminario fuera de Venezuela sobre el uso de la tecnología y las redes sociales para la participación y la participación ciudadana» y mantiene activo el portal Red Innovación, en el que se encuentran alojado un «curso en línea personalizado de desarrollo de capacidades sobre una variedad de temas relacionados con la innovación política», hoy identificados como parte esencial de una estrategia injerencista avanzada por el gobierno estadounidense.

(LaIguana.TV)