En obvio que, aunque lo parece, la reina Isabel II no durará para siempre. A sus 95 años hay que comenzar a pensar en la sucesión como algo bastante próximo, aquello para lo que su primogénito, Carlos de Inglaterra, lleva preparándose toda su vida, 73 años. Sin embargo, este sabe que no goza, ni de lejos, de la popularidad de su madre ni del cariño que por ella sienten sus seguidores y está trabajando en dos vías: una, hacer la familia real británica una casa monárquica mucho más austera; y dos, no perder de nuevo la batalla mediática como ya le ocurrió con Diana de Gales. Y quien representa ahora mismo ese otro frente no es sino su hijo, el príncipe Harry.

Richard Kay, periodista especializado en la realeza, ha escrito una tremebunda columna de opinión en el Daily Mail en la que habla precisamente de esa nula relación paternofilial y de cómo el príncipe de Gales y el duque de Sussex viven ahora mismo una guerra sin cuartel en la que también intervienen sus esposas, Camilla de Cornualles y Meghan Markle. Además, hay que recordar que esto se publica en un periódico que acaba de perder un importante juicio contra Meghan y su marido y ni aún con esas sale bien parado el príncipe Carlos.

Según fuentes del especialista, hay verdadera preocupación con Harry desde el entorno del heredero. Y unas rencillas que vienen precisamente desde su costosa boda con Meghan Markle, por la cual le llegó a preguntar a su hijo quién iba a pagar todo aquello. Además, claro, de lo mal que le sentó su salida de Buckingham Palace para instalarse en su casa de Montecito, en California.

A partir de ahí, las asperezas no solo han sido difíciles de limar sino que han ido a peor, como quedó constatable en la reacción de todos los Windsor ante las palabras de los duques de Sussex en la entrevista con Oprah Winfrey acerca del racismo de la institución, un caso de alguien que preguntó por qué color tendría Archie cuando naciera y que ahora apuntan que fue, precisamente, Carlos de Inglaterra. Pero más allá de esas pesquisas, el príncipe Harry fue muy claro en aquella entrevista hablando de cómo su padre se había cabreado tanto con la decisión del matrimonio que le había retirado cualquier tipo de ingresos.

Pero para Kay, todo esto podría haber sido de una u otra forma subsanado con el tiempo, porque lo de que el príncipe Carlos fuera quien pronunció aquella pregunta racista no es seguro y que le quitase la manutención era algo que entra dentro de su política de austeridad. Sin embargo, hay un dato importante y que compromete al príncipe heredero de la misma forma que ya ocurrió cuando salió a la luz el tema de su infidelidad a Lady Di con su actual esposa, Camilla Parker Bowles. Esto es: el príncipe Harry ha puesto públicamente en tela de juicio las capacidades de su padre para reinar.

Con el príncipe cerca de subir al trono, y aunque daba la sensación de que tras el funeral por Felipe de Edimburgo habían retomado la relación, Harry ha sacado a colación la carta de Mahfouz Marei Mubarak bin Mahfouz, un empresario saudí que vive en el Reino Unido y cuya figura está actualmente en entredicho y que ha salpicado de lleno al príncipe Carlos por su asociación, The Prince’s Foundation.

El nieto de la reina afirmó que él había advertido sobre este hombre un año antes de que el príncipe de Gales le propusiera para que obtuviera el nombramiento como Comendador de la Orden del Imperio Británico, que lograría finalmente en 2016. La investigación en curso, sin embargo, va por otros derroteros, con varias donaciones millonarias a causas benéficas relacionadas con Carlos de Inglaterra en pos de obtener la mencionada distinción más la ciudadanía británica.

Que el príncipe Harry asegure que advirtió a su padre sobre Mahfouz Marei Mubarak deja en entredicho en el peor momento posible su buen juicio, con el príncipe Carlos defendiéndose a ultranza, explicando que rompió toda relación con este empresario en 2014 y que solo le vio en dos ocasiones.

«Tal reprimenda, especialmente si sigue en dicha línea, podría tener un impacto en el príncipe como monarca a medida que se vaya acercando su reinado. Y es por eso que esta semana los más allegados a Carlos ven en el desmoronamiento de la relación entre padre e hijo algo potencialmente tan dañino como lo que ya ocurrió entre el príncipe y la princesa Diana», escribe Kay.

Además de este caso, que ya de por sí está en boca de muchos británicos, queda por ver en qué queda la investigación que se está dando en The Prince’s Foundation, ya que todo hace indicar que no ha sido el único y generoso donante extranjero que ha buscado así la nacionalidad británica, con un poderoso magnate ruso cuyo dinero fue rechazado por un comité ético en el centro de todas las miradas. Y eso que aún no ha concluido el juicio a Ghislaine Maxwell.

Para un futuro rey tener un hermano relacionado con el tráfico y abuso de menores es un duro golpe para su imagen. Claro que no es la primera vez que la casa real británica sale de algo parecido: no hay que olvidar que las cuatro hermanas del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, estuvieron casadas con oficiales nazis justo tras finalizar la Segunda Guerra Mundial.

(20 minutos.es)