Expertos como Daniel Yegrin, vicepresidente de IHS Markit e historiador del mercado energético, vaticinan que si continúa el boicot contra el petróleo ruso, los precios podrían dispararse todavía más y podría generarse una crisis energética similar a la que se vivió en la década de 1970.

«La idea no era sancionar el petróleo y el gas por su naturaleza esencial, pero incluso antes de que lleguen las sanciones oficiales, el petróleo está siendo sancionado por las empresas privadas que no quieren recogerlo o por los puertos que no quieren recibirlo y cuanto más tiempo pase, más cadenas de suministro van a dificultar el transporte del petróleo ruso«, dijo Yegrin el pasado 3 de marzo en una entrevista con CNBC.

A su parecer, si bien el petróleo ruso no ha sido sancionado directamente por Estados Unidos y otros países, lo cierto es que Rusia exporta diariamente unos 7,5 millones de barriles de crudo y sus derivados, por lo que un repudio como el actual afecta significativamente el mercado energético.

«Esto va a ser una interrupción realmente grande en términos de logística, y la gente se peleará por los barriles», sostuvo. En su criterio, «esta es una crisis de suministro, es una crisis logística, es una crisis de pagos, y bien podría estar en la escala de la década de 1970″.

El experto aludía a la negativa a vender crudo que impusieron a Occidente los grandes productores de Medio Oriente por apoyar a Israel en la Guerra del Yom Kippur de 1973.

Esta decisión ocasionó una escasez de petróleo sin precedentes y vino aparejada de una subida espectacular del crudo y el combustible en todo el mundo, cuyas consecuencias políticas incluso implicaron la caída del régimen del sha en Irán, estrecho aliado de Washington, con la Revolución Islámica de 1979.

Este lunes, el Brent del Mar del Norte, marcador de precios internacional, alcanzó los 130 dólares por barril –el más alto desde 2012–, pero los especialistas estiman que esta escalada de precios no ha tocado techo y empeorará si el petróleo ruso no consigue colocarse en el mercado.

A juzgar por lo sucedido los últimos días, este oscuro panorama comienza a tomar forma, pues según reporta el medio estadounidense, gigantes petroleras como BP y Exxon Mobile han anunciado su salida de Rusia por temor a las sanciones, al tiempo que el petróleo Ural de Rusia se ha depreciado sustancialmente frente al Brent.

En opinión de Yergin, en esta ocasión se suma lo que llama «el gran problema de la reputación», porque «las empresas no quieren hacer negocios con Rusia», aún al precio de renunciar a inversiones milmillonarias que han supuesto años de operaciones y cientos de empleados.

De acuerdo con proyecciones de JP Morgan, «el 66% del petróleo ruso está luchando por encontrar compradores, y que los precios del crudo podrían llegar a 185 dólares a finales de año, si el petróleo ruso sigue afectado», refiere CNBC.

El escenario presentado por Bank of America a The Economist es todavía más sombrío: si se interrumpiera la mayor parte de las exportaciones petroleras de Rusia, el déficit podría superar los cinco millones de barriles diarios, lo que significa que los precios podrían trepar incluso hasta los 200 dólares por barril.

Más concretamente, esta entidad financiera estima que «por cada millón de barriles que se pierden en el mercado, el precio del Brent podría subir 20 dólares por barril«, puntualiza CNBC.

John Kilduff, socio de la firma Again Capital, calcula que esta pérdida podría oscilar entre dos y tres millones de barriles por día», aunque no se interrumpa el flujo a través de los oleoductos que conectan a China con Rusia, puesto que las sanciones aún no decretadas oficialmente –pero que en decir de la Casa Blanca, «están sobre la mesa»– harán que la mayor parte del petróleo ruso que se transporta en barcos se quede frío.

Del lado de Moscú, los pronósticos sobre el comportamiento de los precios son todavía menos alentadores. Alexánder Nóvak, viceprimer ministro de Rusia, dijo este lunes que este rechazo al crudo ruso «tendrá consecuencias catastróficas para el mercado mundial» y aventuró que «un aumento en los precios será impredecible: más de 300 dólares por barril, si no más», reseña la agencia TASS.

En decir de Nóvak, «es imposible reemplazar rápidamente el volumen del crudo ruso en el mercado europeo» y si la situación se mantiene o empeora, los principales perjudicados serán los consumidores europeos, que tendrán que pagar por un petróleo mucho más caro.

«Los políticos europeos deberían advertir honestamente a sus ciudadanos, a los consumidores, de lo que les espera y que los precios de las gasolinas, la electricidad y la calefacción se dispararán», señaló el funcionario, que además recordó que «esto afectará a otros mercados, incluido el estadounidense».

Novak aseguró que de momento, el gasoducto Nord Stream 1 está funcionando a su máxima capacidad, pero deslizó que en el Kremlin estarían barajando interrumpir este paso de gas hacia Europa occidental, como respuesta a la suspensión de la certificación del Nord Stream 2, si bien aclaró que no se trata de una decisión tomada.

«Hasta ahora no hemos tomado esta decisión. Nadie se beneficiará de ella. Aunque los políticos europeos nos están empujando a ella con sus declaraciones y acusaciones contra Rusia», expresó.

(LaIguana.TV)