A propósito del femicidio-suicidio perpetrado este lunes en Madrid por el IX Marqués de Perijá, Fernando González de Castejón, La Tabla publicó un informe periodístico con el perfil y los orígenes del título que ostentaba el aristócrata español, que se remontan al año 1776, cuando le fuera otorgado por vez primera «al colonizador de la sierra de Perijá» en Venezuela.

Con referencia al crimen, el portal especializado puntualiza que el noble de 53 años, era un aficionado a las armas y antes de suicidarse, disparó contra su esposa, «Gemma Jiménez, de 44 años», así como contra una amiga de esta, de 70 años con una pistola calibre 9 milímetros.

«El doble crimen fue descubierto ayer en la mañana pero los vecinos reportaron los disparos a las 2 am. El ‘aristócrata’ acostumbraba disparar con una escopeta a una diana en el patio de la propiedad, lo que causó conflictos. Poseía una colección de armas y carecía de licencia», se agrega en la pesquisa, citando lo reseñado por la prensa española.

González de Castejón contaba con antecedentes de violencia de género. En 2018, su esposa lo denunció por «malos tratos», lo que derivó en su detención e imputación. También hay constancia de que el también conde de Atarés atentó contra la integridad física de su madre y de una hermana en 2009.

Asimismo, los vecinos dijeron a la prensa que además de ser aficionado a las armas, el aristócrata «era mal vecino», pues no solo tenían que soportar constantes disparos sino su hostilidad.

Aparentemente, el aristócrata devenido en femicida-suicida habría sido un ferviente admirador de Hitler, al punto de tener fotos suyas en un altar doméstico. Público, un medio español de tendencia izquerdista y antifranquista aseguró que «la policía encontró fotos de Franco y una medalla militar con la esvástica».

Del marquesado al latifundio en el Sur del Lago

De acuerdo con la investigación de La Tabla, Fernando González de Castejón heredó el título de su tío-abuelo «José Miguel López y Díaz de Tuesta, propietario inmobiliario y coleccionista de arte que no se casó ni tuvo hijos», aunque fue concedido por primera vez por el Rey Carlos III «a José García de la Peña, Sargento Mayor del Regimiento de Caballería en la villa de Perijá de Maracaibo (actual Villa del Rosario)», quien a su vez lo recibió por los «méritos colonizadores» de su progenitor.

García de la Peña se residenció en Maracaibo hasta 1973, donde fue propietario de una casa de dos plantas localizada en la actual plaza Baralt y que permaneció en pie hasta 1925, cuando fue demolida para construir la Botica Nueva, propiedad de la familia Belloso, una de las potentadas de la región.

El portal especializado apunta que «con cuatro pisos, fue en su momento la edificación más alta de Maracaibo», «tuvo entre sus poseedores al general Rafael Urdaneta y allí funcionó el Hotel Italia».

Más allá de estas anécdotas y del interés mediático que despierta un doble femicidio seguido de un suicidio cuyo protagonista es un aristócrata, la investigación periodística de La Tabla pone el acento en los efectos de los títulos nobiliarios otorgados por el imperio español sobre el devenir de sus colonias.

En ese sentido, el informe resalta que «los títulos de nobleza, obtenidos de manera onerosa por los descendientes de los conquistadores, fueron un elemento clave en el desarrollo y consolidación de la estructura socio-economica de la Colonia y especialmente del latifundio en el Sur del Lago». Lamentablemente, concluye, «ese modelo aún sobrevive».

(LaIguana.TV)