Catar es un Estado machista según la perspectiva occidental. Es ostentoso, monárquico y absolutista y está gobernado por la misma familia desde hace décadas. ¿Qué se puede esperar, ver, recibir y vivir al asistir a una casa regida por tal autoridad? ¿La FIFA no se lo había pensado o simplemente no le importó nada de eso cuando anunció a Catar como sede hace años? ¿Tiene algún sentido indignarse ante los usos y costumbres cataríes solo durante el mes que dura el mundial? En una nueva entrega de Entre Líneas, la comunicadora e investigadora Naile Manjarrés trasciende estas interrogantes y profundiza en diversos factores y actores políticos que se han disputado el protagonismo y brillo de un deporte tan bullicioso y alegre como el fútbol. 

Pese a lo exótico que pueda parecernos lo que ocurre en Catar, que haya sido elegido como sede, es solo una manifestación descarada de los intereses que siempre se imponen en la FIFA: el racismo, el autoritarismo, el clasismo, el gusto lascivo y morboso por el dinero, por el confort y por esa manía de hacerse continuamente oídos sordos a cualquier demanda de medidas justas y solidarias ante los jugadores, ni qué decir de los derechos del resto de la humanidad. 
 
La FIFA y Catar siendo ellos mismos 

Catar 2022 ha sido el escenario de la mucha o poca comprensión y respeto a los derechos de las mal llamadas minorías, del soborno a hinchas falsos para amenizar el evento, de solidaridad con la causa palestina y de insultos e irrespeto a las formas y a los símbolos nacionales de países como Irán, pero la FIFA es lo que es, Catar es lo que es y ambos hacen lo que tienen que hacer según sus intereses y que pocos, exceptuando al entrañable y extrañado Diego Armando Maradona, cuestionan cada cuatro años durante los mundiales. 

Cuando Catar se compró un mundial  

Catar supo pagar porque, al fin y al cabo, es lo que menos le costaba, para asegurar ser recordado como el anfitrión del mundial más caro de la historia. 

Desde su designación como sede del mundial de fútbol 2022, Catar fue acusado de pagar a funcionarios de la FIFA 3,7 millones de dólares en sobornos para asegurar su respaldo, pero fue absuelto después de una investigación de dos años. El expresidente de la FIFA Joseph Blatter apoyó la candidatura de Catar en ese momento. El mismo Blatter que hoy enfrenta en Suiza un juicio por acusaciones de fraude, malversación de fondos y otros cargos de corrupción.

Entre los sobornos auspiciados por Catar están implicados delegados de la Confederación Centroamericana (CONCAFAF), miembros de la confederación sudamericana (Conmebol), y figuras prominentes del mundo del fútbol como el dirigente deportivo Michel Platini y Julio Grondona. Este último se habría embolsado diez millones de dólares por dar el sí al mundial Catar 2022, antes de fallecer en 2014. 

Catar, por su parte, promociona este mundial como el primer evento sin emisiones de carbono de su historia, hablando ampliamente sobre el aire acondicionado alimentado por energía solar que enfría los ocho estadios, su sistema de metro eléctrico, y demás, pero en mayo la ONG europea Carbon Market Watch (CMW) le acusó de aplicar una “contabilidad creativa” para alcanzar sus objetivos. 

El gobierno catarí declaró que habían contratado a 30 mil trabajadores extranjeros únicamente para construir los ocho estadios. La mayoría de los empleados provenían de Bangladesh, India, Nepal y Filipinas. Según diferentes organizaciones humanitarias, al menos seis mil quinientos trabajadores fallecieron por el calor extremo y las duras condiciones a las que fueron sometidos. 

La muerte de estos trabajadores fue ocultada por el gobierno de Catar, el dinero de las seis grandes trasnacionales patrocinantes del mundial, la prensa hegemónica occidental y los cómplices y beneficiarios directos de la masacre: la FIFA. Eso fue tendencia en todos los medios de comunicación porque la orden de que pudiera hacerse viral ya estaba dada. Ya se podía cumplir el ciclo de la indignación de las redes sociales: conmoción, denuncia, protesta, pérdida de interés, olvido, nueva conmoción. 

Sabiendo que las autoridades no harán nada al respecto por sus derechos, tanto jugadores, como hinchas, como otros miembros de distintas selecciones han aprovechado la atención y el escenario para visibilizar y luchar muchas de sus batallas simbólicas e ideológicas en el campo y hemos visto el contrapunteo de todo tipo de visiones y liderazgos, de diatribas de fondo, causas nobles y puntos de honor por los que las personas más allá de la distracción del fútbol, de intereses, del negocio y de un evento viral, sí están dispuestos a luchar y a defender.

Estos son algunos datos que se amplían en esta entrega de Entre Líneas y a los cuales se suma el historial de la FIFA como aliado de gobierno represores y el uso y abuso del fútbol para ganarse favores políticos y económicos en todas partes del mundo. 

(LaIguana.TV)