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“Antes de convertirse en sicarios, la mayoría de estos individuos pasa por ciertas etapas delictivas como robos a mano armada, extorsiones y secuestros. Así ganan ‘cartel’ entre sus colegas delincuentes para luego dar el paso al mundo de los matones”, afirma el abogado penalista y experto en el área de criminología Luis Izquiel al referirse al perfil de un asesino a sueldo.

El término ‘sicario’ solo lleva a pensar en sangre, muerte y dolor. Desde Colombia, esta modalidad criminal comenzó a cobrar fuerza desde la época de los 80, cuando Pablo Escobar, jefe del cartel de Medellín y su ejército de pistoleros causaron terror en ese país.

Este criminal reclutaba jóvenes desde las barriadas más precarias de Medellín y así, de a poco, conformó una red de asesinos a las cuales se les responsabiliza de ser los autores materiales de miles de crímenes y de los atentados más sonados en Colombia para finales de la década de los años 80 y principios de los años  90. 

Poco a poco, cada uno de ellos fue cayendo en su propia ley, pues —como aseguran expertos en la materia— ‘a estos hombres la muerte les llega más pronto que tarde’.   

Desde entonces, la modalidad se ha propagado por varios países suramericanos incluyendo Venezuela, que junto a  México, Honduras, El Salvador y Guatemala son las naciones donde más sicariatos se producen en el mundo, según asegura Izquiel, de acuerdo con los resultados de sus investigaciones.

Para el experto, Venezuela “es el país que más alza ha registrado en cuanto a sicariato, en los últimos 17 años. La tasa de homicidios en el país se ha cuatriplicado y esto se debe a la impunidad que existe en la nación”, afirma.

 
En el Zulia, esta nefasta acción criminal ha tomado un repunte en la actualidad, lo que ha causado temor en la región, en especial en tres de los municipios más violentos de la entidad: La Cañada de Urdaneta, Miranda y Santa Rita, según los propios cuerpos de seguridad del Estado. “Específicamente en estos municipios se presenta el 80% de los sicariatos ocurridos en todo el Zulia”, según cifras que maneja la policía y los hechos así lo certifican.

 

El pasado sábado 13 de junio, un comerciante camaronero de nombre Alexander Segundo Sánchez Méndez fue sicariado en el sector La Ensenada, en La Cañada de Urdaneta. La investigaciones policiales arrojaron que el hombre era una frecuente víctima de extorsionadores de la localidad y al negarse a pagar una ‘vacuna’ fue asesinado por motogatilleros.

 

Por la misma razón, el pasado 8 de junio, César Andrés Muñoz Morán, de 28 años, y Júnior Alberto Parra Torres, de 25, cayeron muertos en el sector Potreritos, de ese municipio, luego de ser atacados por sicarios en una venta de licores de la zona. 

  
“Para los  criminales dedicados a este atroz oficio la compasión, el remordimiento y los sentimientos de culpa no existen en sus corazones. En las oscuras mentes de estos asesinos solo hay lugar para generar terror”, señala Izquiel.

 

“A matar personas se dedican, ese es su oficio.  Estos hombres no distinguen entre sexo, raza o profesión. Son despiadados y no tienen que ver con eso, simplemente le dan un objetivo y con este deben acabar, pues para eso son contratados”, agrega.

En vista de la constante alza respecto a la cantidad de estos delincuentes en las listas que manejan los cuerpos de seguridad, consultamos a expertos si estos criminales ¿nacen o  se hacen?

El psicólogo clínico zuliano, Gonzalo Paredes, asegura que “estos delincuentes se hacen a través de experiencias vividas desde su infancia”. “Cada sicario es un mundo y cada uno tuvo un camino distinto para llegar a convertirse en asesino a sueldo. La mayoría sufre trastornos de conducta desde su infancia; es decir, aprende a comportarse así”, añade.

 
Paredes alega que una de las principales causas que provoca que estos individuos decidan adentrarse en ese sangriento mundo es “una infancia llena de conflictos, tanto familiares como sociales”. 

Paredes señala que la mayoría de estos criminales proviene de hogares disfuncionales donde la desatención por parte de sus progenitores puede influir para que desde muy temprana edad vean en las esquinas de sus barriadas su único refugio. 

“En esos suburbios nada bueno se consigue y las malas juntas abundan. Ese suele ser el punto de inicio para su faena delictiva. Allí comienza su desprecio hacia la vida que por lo general no supera la veintena de edad”, dice.

También indica que la pérdida de valores en la juventud venezolana es un serio problema para el país. “Muchos jóvenes están prefiriendo las armas de fuego en vez de los libros. Esto es debido a los pocos valores que los padres le inculcan a sus hijos desde su niñez. La situación se está agudizando y es necesario que los progenitores se muestren más preocupados por tal situación”, sostiene el psicólogo.

Otro punto que causa impacto es que “la mayoría de estos criminales no superan los 18 años. Los autores intelectuales de estos asesinatos prefieren contratar a menores de edad, ya que por estar amparados por la Ley Orgánica para la Protección del Niño y Adolescentes (Lopna), solo pagan de 2 a 5 años tras las rejas en caso de ser encarcelados”, explica Izquiel.

Los altos índices de asesinatos cometidos en el Zulia por sicariato, los cuales supera el 60% del total de homicidios en la región según cifras policiales, han movilizado a los jefes de diferentes cuerpos de seguridad en aras de desarrollar constantes operativos de inteligencia. Durante algunos de esos procedimientos han caído en enfrentamientos algunos de los más buscados. En mayo, por ejemplo, cayeron abatidos 13 de los más peligrosos asesinos del estado, en una operación denominada ‘Madriguera’.

En alusión al tema, el jefe de la subdelegación Maracaibo del Cicpc, Luis Medina, informó hace diez días que desde el inicio de su gestión y tras arduas labores de inteligencia se ha dado con el paradero de varios de los ‘más peligrosos’ sicarios, quienes al negarse a su detención, se enfrentan a los cuerpos de seguridad y en muchos casos caen muertos. 

“En total 27 delincuentes, con antecedentes por asesinatos, han caído en la ciudad en menos de dos meses”, señaló Medina.

 

(Panorama)