La decisión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de enviar más de una centena de tanques Leopard 02 y Abrams al frente de batalla en Ucrania en los próximos meses, ha dejado establecido que no hay interés alguno de negociar la paz con Rusia sino derrotarla en el campo de batalla, como confesara a mediados de 2022 el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.  

Este fue el planteamiento central de la exposición realizada por el filósofo y comunicador político Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa Desde Donde Sea, quien se preguntó, como punto de partida, si ya estamos envueltos en una nueva guerra mundial en la que el conflicto en Ucrania es apenas un primer capítulo del verdadero conflicto que será con China.

Según este enfoque, por eso no sorprende que el escenario más probable ahora mismo sea una extensión de la guerra, aunque ello traiga consigo un mayor riesgo de confrontación directa entre Moscú y la alianza militar encabezada por Estados Unidos. 

La Casa Blanca, por su lado, está azuzando la conflictividad en el este asiático, en clara preparación de un teatro de operaciones en el Pacífico que involucre directamente a China, movimiento que se vio reforzado con la reciente visita del secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg, a Corea del Sur y Japón, con un menú de promesas. 

Ante esto, el gobierno del presidente Vladímir Putin no se ha quedado en silencio. Voceros de distinto nivel han insistido en que la Alianza Atlántica está directamente implicada en la guerra y han avanzado acusaciones muy serias contra Estados Unidos, específicamente hacia el rol de sus biolaboratorios militares como origen de la pandemia de COVID-19.  

Por otra parte, Bruselas, que desde el principio del conflicto figura como perdedora geopolítica al plegarse sin chistar a la agenda de Washington, sufre las consecuencias de prescindir de los hidrocarburos rusos y se ve obligada a reconsiderar el tope de precios que anunciara el pasado año, luego de que entrara en vigor una contramedida del Kremlin y la OPEP+ reiterara su política de recortes. “Tenemos que incluir en el análisis la crisis socioeconómica que está sufriendo Europa y que ha hecho volcarse a las calles a los sectores populares en varias ciudades”, expresó. 

Alemania, considerada el «motor» de Europa, intenta mantener el respaldo a Ucrania, pero con una economía duramente golpeada por el efecto rebote de las sanciones contra Rusia, se vio obligada a buscar apoyos incluso en América del Sur, con resultados que no pueden considerarse del todo favorables ni económica ni geopolíticamente hablando.

Los gobiernos de Francia y el Reino Unido, dos de los pesos más pesados de la OTAN, impulsan el avivamiento de las hostilidades en Ucrania y destinan millonarios fondos para esos propósitos, al tiempo que imponen a sus ciudadanos medidas de austeridad y recortes sociales que han derivado en multitudinarias protestas, las mayores en varias décadas.  

Más guerra y más armas para Ucrania 

Como de costumbre, presentó el Iguanazo, la caricatura del artista plástico Iván Lira, exclusiva para LaIguana.TV, en la que se observa al Tío Sam arrojando cohetes a una fogata, con la leyenda: “La leña que Estados Unidos le echa al fuego incluye misiles de largo alcance”. 

“Como adelantábamos, Estados Unidos no oculta su interés en prolongar la guerra subsidiaria que mantiene contra Rusia en territorio ucraniano y al ya prometido envío de carros de combate Abrams, sumaría otro paquete con proyectiles de mediano alcance”, advirtió el presentador del programa.

Se apoyó en una nota del portal LaIguana.TV, titulada “Guerra al rojo vivo: Nueva ayuda de EEUU a Kiev incluiría por primera vez proyectiles de mayor alcance”. 

En el texto de este parte periodístico se indica que el gobierno estadounidense estaría preparando el envío de un nuevo paquete de armas para el Ejército ucraniano que incluiría misiles de largo alcance, publicó este martes Reuters citando a dos funcionarios familiarizados con la situación.  

Siempre siguiendo esta versión, un informante de la agencia sostuvo que una parte de los más de 2.000 millones de dólares adicionales que serán aprobados en fecha próxima, se destinarán a la compra de bombas de alta precisión para misiles, conocidas como GLSDB, por sus siglas en inglés.  

Las fuentes indicaron que además de las GLSDB, el nuevo envío estadounidense podría incluir equipos para los sistemas de defensa antiaérea Patriot, municiones teledirigidas de precisión y sistemas antitanque portátiles Javelin.  

“Todo esto lo va a tener que pagar Ucrania, que está aceptando una deuda eterna con Estados Unidos”, advirtió Pérez Pirela. 

Aunque de momento solo se trata de una filtración de una agencia claramente vinculada con el así llamado Occidente colectivo, no puede dejarse de lado que esto se inscribe en una estrategia de escalamiento del conflicto en Ucrania que ya es abierta.   

De este modo, Australia, Francia, Polonia y Dinamarca, anunciaron el envío de pertrechos de guerra de mayor calibre a Ucrania –Varsovia avanzó que podría enviar sus F-16 si la OTAN lo autorizaba–, así como apoyo técnico adicional, de cara a una eventual contraofensiva en la primavera boreal.   

El presidente estadounidense, Joe Biden, descartó por entero el envío de aviones de combate a Ucrania y aseguró que discutiría el asunto directamente con el presidente Volodímir Zelenski, quien no ha dejado de pedirlos desde que iniciaron las hostilidades.

Esta posición fue secundada por el canciller de Alemania, Olaf Scholz, porque aunque su país no posee este tipo de cazas, sí considera que se trata de una cuestión delicada.  

La verdad es que el gobierno alemán no ha sido requerido por Kiev en esta materia. Según manifestara el embajador ucraniano en Berlín, Oleskii Makiev, Zelenski ha procurado que el gobierno alemán le entregue unidades de artillería, blindados, tanques y sistemas de defensa antiaérea, pero no aviones de guerra.  

Desde el punto de vista de Rusia, el ya confirmado envío de tanques al campo de batalla constituye una prueba incontestable de que la confrontación entre la OTAN y Moscú va en aumento, como expresara el pasado 27 de enero la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova.

La vocera dijo que Stoltenberg parece creer que los ciudadanos de la UE son idiotas, pues sus gobernantes se han involucrado en la guerra enviando armas y entrenando militares, pero insisten en que no son parte del conflicto. Los conminó a inventar un nombre para ese rol ambivalente. 

Sobre este aspecto, conviene apuntar que en un acto de inadvertida sinceridad, la ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, aseguró que su país estaba en guerra con Rusia, una afirmación que fue rápidamente refutada por diversos gobiernos europeos y la propia OTAN. “Se pasó de sincera esta señora”, dijo el moderador de Desde donde sea. 

Otros voceros del Kremlin han puntualizado que el nuevo material bélico podría alcanzar territorio ruso, a pesar de que los presidentes Joe Biden (Estados Unidos) y Emmanuel Macron (Francia) han subrayado que no será usado para atacar directamente a Rusia, porque ello implicaría una confrontación directa que el bloque no desea.  

Este es el contexto en el que deben leerse los encendidos comentarios de Zajárova sobre este delicado tema.  

A contrapelo de sus declaraciones precedentes, Macron tensó peligrosamente la cuerda este lunes, al no descartar el envío de aviones de combate a Ucrania y aseverar que estos instrumentos bélicos no atizarían las acciones en el frente, si bien matizó que no ha recibido ninguna solicitud concreta de parte de Kiev.  

Como cabía esperar, estos anuncios fueron duramente respondidos por el gobierno ruso, que cargó contra el mandatario galo por ofrecer puntos de vista «absurdos» sobre la guerra, impropios, según dijeron, de «un hombre adulto».  

El titular de LaIguana.TV sobre este tema se tituló: “Zajárova a Macron: ¿Cree que sus cazas lanzarían galletas y dulces en Ucrania?”. 

La nota señaló que María Zajárova, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, calificó como «absurdas» las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, en las que aseguró que el envío de cazas a Ucrania no se traduciría en una escalada del conflicto ni en ataques en el territorio ruso.  

«Esto es absurdo, lo siento. Me disculpan, por supuesto, pero la disposición de París a suministrar aviones de combate a Kiev fue confirmada por el ministro de Defensa francés, que visitó Ucrania el 28 de enero», dijo Zajárova este miércoles en una rueda de prensa.   

«¿Está realmente seguro el presidente francés de que si se suministran armas, armamento pesado y aviones al ‘régimen de Kiev’ para operaciones de combate, no se producirá una escalada de la situación? Me niego a creer que tal lógica pueda venir de un hombre adulto», cuestionó.  

Con su característico uso de la ironía, la funcionaria indicó que «al parecer, estos aviones lanzarían galletas y dulces», tras lo cual enfatizó que eso no era lo que parecía.

En su comparecencia ante la prensa, condenó nuevamente «la retórica cada vez más agresiva y belicosa de los funcionarios occidentales, que no han tenido reparos en hacer declaraciones altisonantes sobre el conflicto ucraniano». 

COVID-19 de nuevo en la polémica 

A las enfáticas respuestas diplomáticas se añaden las graves acusaciones de Moscú contra Estados Unidos por el origen de la pandemia de COVID-19.  

LaIguana.TV tituló así: “Grave: Rusia acusa a EEUU de «preparar» la pandemia de COVID-19 en biolaboratorios (+Vacunas)”.

La organización no gubernamental EcoHealth Alliance habría jugado un papel clave en los programas biológicos con fines militares desarrollados por Estados Unidos, incluyendo aquellos que se desarrollaron para estudiar especies de murciélagos que potencialmente podrían transmitir el coronavirus, reveló este lunes el jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, Ígor Kirílov. 

Según documentos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA, por sus siglas en inglés), adscrita al Pentágono, la referida ONG investigaba desde 2015 la diversidad de las poblaciones de murciélagos en la búsqueda de nuevas cepas de coronavirus, así como sus cadenas de transmisión a los seres humanos.   

De acuerdo con esta versión, los biotecnólogos incrementaron la capacidad de contagio de los microorganismos y tenían instrucciones de reportar a las autoridades «cualquier experimento» en el que se obtuviera un virus «con las propiedades de transmisión o patogenicidad mejoradas más de 10 veces en comparación con una cepa de origen natural».  

Si tal situación llegara a presentarse, los científicos tenían la orden de «dejar de trabajar inmediatamente e informar al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos y el Consejo de Bioseguridad correspondiente». 

Entre otros asuntos, Kirílov subrayó que el alto grado de avance que mostraban las vacunas anticovid basadas en tecnología de ARN mensajero a inicios de 2020 planteaba interrogantes acerca de los verdaderos objetivos de estos programas de investigación biológica con fines bélicos.  

Desde su punto de vista, pareciera que las farmacéuticas que desarrollaron inmunizadores a partir de esta tecnología –Pfizer-BioNTech y Moderna– venían trabajando desde hace tiempo en ellas, aunque tuvieron que postergar su salida al mercado debido a la especificidad del virus causante de la pandemia.  

“Esto es gravísimo”, expresó Pérez Pirela al respecto. 

Lo cierto es que el conflicto sigue su curso y, según informes de terceros con línea editorial favorable a Ucrania, Rusia continúa avanzando sin prisas pero sin pausas en Donetsk y Zaporizhia, lo que coincide con las declaraciones del Ministerio de Defensa reseñadas por la cadena china CNTG.  

Por su parte, Zelenski se reunió el martes con el primer ministro de Dinamarca, país que fungirá como financista de la reconstrucción de la red eléctrica del país, severamente dañada desde el otoño, cuando Moscú arreció sus ataques contra instalaciones estratégicas.  

Este jueves se informó que la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, acudió a la capital ucraniana para ratificar el apoyo de la Unión Europea a Ucrania.  

Aún no está claro el objetivo real de la visita, pero sí salta a la vista que Von der Leyen y otros altos jerarcas occidentales prefieren hacerse los desentendidos frente a mensajes como el que enviara el mandatario polaco Andrzej Duda a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, justo el día en que se celebra el 80 aniversario del fin de la batalla de Stalingrado:  

«Cuando los rusos se arrodillen hacia ti para firmar la paz, llévalos a Pereyaslav, déjalos firmar la paz contigo allí», sugirió Duda a Zelenski. Se refería a la ciudad en la que se firmó el tratado de incorporación de Ucrania a la Unión Soviética y que luego alojó un museo sobre la Gran Guerra Patria (Segunda Guerra Mundial).  

Esta provocación pretende exacerbar las brechas entre rusos y ucranianos, así como alimentar todavía más el nacionalismo dentro de los dos países, en ascenso desde antes de la guerra y agudizado a raíz del conflicto, al tiempo que presenta la derrota de Rusia en el campo de batalla como la única salida posible.   

“Insistimos en este punto porque advertimos que toda la narrativa desplegada por el llamado Occidente colectivo apunta en la misma dirección: una victoria aplastante de la OTAN en Ucrania y una Rusia humillada que debe rendirse incondicionalmente ante su adversario. Ya lo dijimos la semana pasada: estos voceros y la mediática global dicen que como Estados Unidos y la UE están entregando armas a Ucrania, significa que ya Rusia perdió la guerra. Pero si eso fuera así, Estados Unidos y la UE no hubieran salido con el rabo entre las piernas de Irak, Afganistán y el norte de Siria”, comentó el presentador. 

Según se desprende de recientes declaraciones del canciller ruso, Serguéi Lavrov, el Kremlin está al corriente de esta pretensión occidental y actúa en consecuencia.  

En la misma línea, Lavrov indicó que la guerra cesará cuando Estados Unidos deje de usar a Ucrania para preservar su hegemonía y advirtió que Rusia también está operando bajo la premisa de derrotar a Occidente en el campo de batalla.   

El diplomático argumentó que Moscú se acogió a este esquema desde que el bloque liderado por Washington «obligó» a Zelenski a abandonar las negociaciones a finales de marzo 2022, cuando hubo una clara oportunidad de poner fin al conflicto por vía política.  

(LaIguana.TV)