El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, ha defendido su decisión de cerrar las fronteras con Haití, adoptada después de que un grupo de ciudadanos haitianos iniciara la construcción de un canal para desviar el agua del río Masacre hacia el territorio del vecino país.

«No deseamos ni buscamos una confrontación, pero sí estamos enfrentando a los incontrolables que mantienen la inseguridad en Haití, y que por sus intereses particulares ahora conspiran también contra la estabilidad de su Gobierno y la seguridad de nuestros recursos hídricos», declaró Abinader este domingo.

Tras recordar que el 88 % del caudal del río Masacre fluye por el territorio dominicano, el mandatario indicó que, del total de 55 kilómetros, «9 forman parte de la frontera y solo 2 kilómetros entran en territorio haitiano para desembocar en la bahía de Manzanillo, en Montecristi», y es «en ese pequeño tramo haitiano donde están haciendo la toma».

«Para nosotros este río tiene una importancia doble: como fuente hídrica para la producción agropecuaria y como límite fronterizo norte de nuestro territorio», señaló Abinader. El mandatario recordó que en agosto de 2018 ciudadanos haitianos iniciaron «la construcción unilateral del sistema de riego, abastecido por las aguas del río Masacre, con el doble objetivo de irrigar grandes plantaciones y vender el agua a pequeños productores».

La construcción «inconsulta e ilegal» se aceleró a partir de abril de 2021, y aunque las obras se paralizaron tras el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moise, se reanudaron hace unas semanas, denunció el mandatario de República Dominicana.

Santo Domingo se vio obligado a «dar una respuesta contundente en legítima defensa contra los grupos incontrolables, que no obedecen al orden constitucional haitiano ni reconocen los acuerdos bilaterales que rigen las relaciones fronterizas entre ambas naciones», como el Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje de 1929 y el Protocolo de Revisión de 1936, indicó Abinader.

Asimismo, el cierre de las fronteras terrestres, marítimas y aéreas con Haití, vigente a partir del 15 de septiembre, busca impedir que se sequen los ríos dominicanos, que talen sus bosques o extingan su fauna, argumentó el mandatario. «El precedente de una obra de riego construida de manera unilateral puede conducir a una escalada de construcciones que acabarían con el río», señaló.

El artículo 10 del tratado bilateral de 1929 prohíbe el desvío de los ríos transfronterizos. «En razón de que ríos y otros cursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio de otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas partes contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas».

«Lo estoy diciendo desde mi primera comparecencia ante la Asamblea General de la ONU en septiembre del 2021 y lo repetiré ahora en mi próxima intervención: no hay solución dominicana al problema haitiano», subrayó Abinader.

«A nosotros no se nos puede pedir más de lo que hacemos. Seguiremos siendo solidarios, pero sin olvidar que nuestra principal responsabilidad es defender los intereses del pueblo dominicano», apuntó.

(RT)