Lo que aparece detrás de la telaraña
(Tentativa, a través de unos hilos cuasi reflexivos, de lectura de “Marxismo y Antimarxismo en América Latina”, Premio Pensamiento Crítico Libertador, obra de referencia indispensable del filósofo Pablo Guadarrama González)
Rubén Wisotzki
1.
Acéptese, para empezar, una tremendura que no es tal: A las 23 contundentes, claras y justas páginas de un afamado manifiesto, el comunista, obra máxima de Marx y su amigo Engels, un encomiable filósofo cubano, Pablo Guadarrama González, le encontró tantos ecos, resonancias, dilemas, como así afectos y odios -cuando no, esencias, muchas esencias-, en su magnífica obra compuesta en dos tomos y más de 1.100 páginas titulada “Marxismo y Antimarxismo en América Latina. Crisis y renovación del socialismo”.
2.
Vistas así las cosas, y de acuerdo a la evidencia de lo contrastado, la humanidad toda debería ser urgida hoy, como necesitada, de una terapia radical del llamado sentido común que no es muy común. Y, en dicho tratamiento, el ensayo escrito por el oriundo de Santa Clara, merecedor de la más reciente distinción, Premio Pensamiento Libertador, que otorga la República Bolivariana de Venezuela, sería obra referencial y de consulta de primer orden.
3.
Conscientes de no poseer ni una mínima altura para medir cuánto se elevan, y eleva la discusión, los planteamientos de la obra en cuestión, no se duda al afirmar que procede con acierto el académico titulado en la Academia de Ciencias de su país, y, algo más lejos, en Leipzig, Alemania, al centrar gran parte de su discurso en el devenir filosófico de las ideas que inquietaron desde hace siglos a la humanidad. Sin lugar a dudas, es en esos terrenos, en los que se propicia la reflexión, donde se pueden hallarciertas señales, posibles o necesarias miradas (tanto que vemos junto a ti, Epicuro querido), ambiguas sensaciones, algunas vías para ir (siempre para ir), tal vez unos latidos (que, como diría Elías Canetti, siempre suenan tan lejanos), lúcidas disquisiciones, relucientes confirmaciones, y, que no es poca cosa, apasionadas declaraciones…
4.
Pero antes de seguir, un descolocar para colocarse mejor: este libro que surgió como una posibilidad, estando el autor en Nicaragua, allá por mediados de los años ochenta, bajo el manto de un ciclo de conferencias, obviamente sobre el pensamiento marxista, y las reacciones antimarxistas que sobrevienen casi siempre inmediatamente, no fue pensando bajo la premisa del discurrir histórico ni del marxismo, ni del antimarxista. Pero, como ya sabemos todas y todos, las palabras o son escritas por uno, o ellas nos escriben a nosotras y nosotros. En el curso de esa disyuntiva, este libro. Gracias dioses, por este favor a nuestro fervor.
5.
Aclarado lo aclarado, retomamos en el verbo de Guadarrama González la exposición de la filosofía como elemento indispensable, ineludible y trascendental para crear los cimientos de los esclarecimientos en torno a la ¿dicotomía? marxismo-antimarxismo.
Para ello, y con la clara intención de no perdernos, hemos procurado una posible, y reducidísima, cartografía de afirmaciones y consideraciones, cuando no postulados, que ayuden como guía ya que el camino es largo y el tiempo siempre es corto. Desde la “a” hasta la “n” es el ejercicio caprichoso de axiomas, llamémoslo así, “Promarxistas” que deben ser tomados en cuenta según nuestro siempre discutible criterio.
El lector juzgará, es la pretensión, si así se hallan más y mejores interpretaciones; o si, por el contrario, de lo guiado concluya, tal vez para su sorpresa, que nunca estuvo perdido y que ha llegado más lejos que lo esperado, para posibles sorpresas de propios y extraños, en su pensamiento. Veamos la tentativa, a partir del discurso del autor. Comencemos:
a. “El desarrollo de las ciencias durante los siglos XVIII y XIX condicionó significativamente el surgimiento de esta nueva filosofía esbozada por Marx y Engels que ponía en crisis el filosofar tradicional, en particular a las llamadas filosofía de la naturaleza y filosofía de la historia, así como también otras modalidades que ya comenzaban a proliferar como la filosofía de la religión o la filosofía de la ciencia, y que no en pocas ocasiones seguirían el camino de la reflexión filosófica con un carácter marcadamente especulativo. A partir de ese momento el devenir posterior del marxismo tendría que estar articulado a la investigación científica de determinadas esferas de la realidad, como hizo Marx con el análisis concienzudo del capitalismo en su obra cumbre ‘El capital’”. P. 32-33.
(…)
“El hecho de que Marx y Engels hayan producido una indiscutible revolución filosófica, como en otras épocas lo hicieron Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes o Kant, no les otorga a estos el privilegio exclusivo de admitir la posibilidad de que otros posteriores a ellos, hasta la actualidad, no pudiesen producir nuevas revoluciones filosóficas”. P. 37.
b. “La filosofía de Marx y Engels no se alimentó de materia en descomposición. Ni Hegel era un ‘perro muerto’, como lo evidencia su vitalidad latente en sus seguidores actuales, ni lo eran Epicuro, Spinoza, Rousseau, Kant Fichte y Feuerbach de quienes evidentemente se nutrieron, como lo demuestran múltiples investigaciones realizadas al efecto por marxistas y marxólogos”. P.47.
c. “(…) en definitiva, la preocupación principal de Marx era la liberación humana…” P. 59.
d. “(…) hasta sus más severos críticos como Karl Popper han reconocido que ‘no puede dudarse del impulso humanitario que mueve al marxismo”. (…) Marx, desde muy temprano, se planteó la necesidad de superar las distintas formas de enajenación humana comenzando por la religiosa (…) (…) Marx, ya desde 1843, se proponía junto a Engels en ‘La sagrada familia’ la construcción de un humanismo real”. P. 101.
e. “Para Marx, con la superación de la sociedad capitalista terminaría la prehistoria humana, y con el establecimiento de nuevas relaciones más justas y libres entre los hombres comenzaría su propia historia”. P. 106.
f. “La verdadera vida de la filosofía para Marx radicaría en su articulación con las demandas de los sectores mayoritarios de la población y no de una élite. La esterilidad y finalmente la muerte de la filosofía, para Marx, radicaría en si esta se circunscribiera exclusivamente al mundo académico y no fuese útil a la emancipación social e intelectual de los sectores populares por la vía revolucionaria”. P. 108.
g. Para qué filosofía, para qué filosofar.
En la actualidad, las investigaciones confirman el criterio de que la gestación de las ideas filosóficas no fue un producto exclusivo de los griegos, aunque indudablemente gracias a estos la filosofía logró un estatus, desarrollo, proliferación y prestigio anteriormente desconocidos”. P. 247.
h. Feuerbach: “La filosofía es el conocimiento de lo que es. La ley suprema de la filosofía, su más alta misión, consiste en pensar y conocer las cosas y seres tal y como ellos son. Lo que es tal como es, por tanto, lo verdadero expresado verdaderamente parece superficial; lo que es tal como no es, por tanto, lo verdadero expresado no verdaderamente e invertidamente, parece ser profundo”. P. 252.
i. “La utilidad de la filosofía ha sido apreciada por sus practicantes en la misma medida en que ha colaborado como instrumento efectivo de valoración e interpretación, que posibilita que el hombre pueda apreciar mejor las obras de la naturaleza y las sociedades humanas”. P. 258.
j. “Marx exigió de la filosofía una mayor actitud práctico-crítica con su tesis: ‘los filósofos se han limitado a interpretar el mundo de distintos modos: de lo que se trata es de transformarlo”. P. 269.
k. “Ninguna filosofía se puede reducir a que sea considerada exclusivamente como una ideología. Pero tampoco ninguna filosofía ha podido escapar a su función ideológica según la cual esta se propone orientar, disponer, manipular y convocar la construcción de modelos de organización sociales. Múltiples son los ejemplos que atestiguan, desde la Antigüedad, que los filósofos siempre han pensado y actuado sin desatender los móviles ideológicos”. P. 277.
l. “El humanismo no constituye una corriente filosófica o cultural homogénea. En realidad, se caracteriza, en lo fundamental, por propuestas que sitúan al hombre como valor principal en todo lo existente y, a partir de esa consideración, subordina toda actividad a propiciarle mejores condiciones de vida material y espiritual de manera tal que pueda desplegar sus potencialidades siempre limitadas históricamente”. P. 283.
m. Armando Hart: “Cualquier interpretación del marxismo y, por tanto, cualquier aplicación que se haga del mismo, solo tiene sentido si se realiza en función del estudio o del análisis de realidades sociales concretas (…) El marxismo leninismo desligado de un análisis específico de las realidades concretas no es, realmente, marxismo leninismo”. P. 312.
n. «Si la esencia de la filosofía es universal, dejemos que cada una de sus expresiones fenoménicas en estas tierras contribuya a su descubrimiento. Es bueno recordar que las esencias no existen jamás de forma pura. La filosofía siempre existirá a través de formas particulares que adoptará en cada momento y en cada país con rasgos sui generis, pero tales rasgos no determinan fatalmente su contenido. Ellos son factores que coadyuvan a la mayor o menor asimilación por un pueblo, en su idioma propio, de los avances alcanzados por el pensamiento filosófico universal”. P. 312.
6.
Escribir desde la afirmación, cuando la filosofía y el filosofar todo respira desde el asombro o el estupor, puede parecer un despropósito. La duda, sabemos, alimenta la razón, el deseo de saber (más) mientras desconocemos (más).
Pero las convicciones, que nacen de los principios y los valores, se hace referencia a los principios y valores transmitidos, aprendidos, ejercidos, claro, pero también a esos mismos principios y valores estudiados, analizados, desmenuzados, reflexionados y discutidos, conducen a la certeza (vaya atrevimiento) que el humanismo cobra un sentido superior desde el marxismo, tal como se razona, sazonada y sobradamente, en el voluminoso texto de Pablo Guadarrama González.
7.
Por tal motivo, se piensa, -aunque la palabra, la verdadera palabra, siempre piensa más (y, como ya se ha dicho, escribe en uno)-, que las posibles razones del antimarxismo no cuentan sino como una construcción maciza infranqueable, imposibles de citar, a diferencia de las de a favor del marxismo que se traslucen, nítidamente, como si se percibieran a través del tejido que deja la araña entre hoja y hoja, o entre un objeto y otro, siempre viéndose en lo intrincado de la telaraña lo hermoso de su diseño, la fuerza de una luz que no se apaga y atraviesa, la siempre, quisiera pensarse eterna, posibilidad de ser una construida red de futuro.
8.
El subtítulo del libro “Marxismo y Antimarxismo en América Latina” es “Crisis y renovación del socialismo”. Que sea disculpada la desfachatez pero inmediatamente, una vez leídos los dos tomos, un subtítulo del subtítulo se antojaría así: a cuanta crisis del socialismo le sobreviene, por fuerza intrínseca indetenible, una renovación. El punto en cuestión estaría en saber interpretar cuándo y cómo se manifiesta.
9.
El escritor de relatos fantásticos, Ray Bradbury, alcanzó la consagración por su libro “Fahrenheit 451” pero consolidó su lugar como creador con sus “Crónicas marcianas”. Quizá al marxismo le falta que alguien como Pablo Guadarrama González escriba las “Crónicas marxianas”.
(Rubén Wisotzki)
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