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A propósito de la zafra decembrina, muchos venezolanos optan por adquirir pirotecnia para celebrar las fiestas navideñas. Específicamente en esta época, en Venezuela, además de las hallacas, el pan de jamón y las gaitas, los días festivos suelen acompañarse con los fuegos artificiales.

 

Lo que la mayoría desconoce es que, por muy bonitos que sean a la vista, representan un peligro inminente del que muchas personas son víctimas, además del medio ambiente.

 

En este sentido, es importante resaltar que aunque parezcan inofensivos, la manipulación inadecuada de estos materiales explosivos puede generar quemaduras en la piel tanto en las personas que los utiliza como en quienes se encuentran a su alrededor.

 

Cabe destacar que, sin importar el grado, cualquier quemadura representa un peligro para la vida de quien la sufre. De igual forma, los ancianos mayores de 60 años y los niños menores de 4 años tienen mayor probabilidad de complicaciones y muerte a causa de quemaduras graves, debido a que en estas edades la piel tiende a ser más delgada.

 

Asimismo, se han detectado un alto índice de lesiones respiratorias, ya que los componentes que se educen de la explosión del material pirotécnico convencional generan irritación en las mucosas.

 

No obstante, los efectos en las personas son diversos: temblores, taquicardia, falta de aire, aturdimiento, náuseas, miedo y /o muerte.

 

Los padres suelen unirse a la “tradición” pirotécnica, generalmente, comprando para sus niños luces de bengala o cebollitas, con la idea de que son inofensivas. Sin embargo, cualquier contacto con objetos que contengan pólvora puede generar una quemadura y arruinar su celebración.

 

Pero no solo las personas son afectadas por las explosiones pirotécnicas, los demás seres vivientes del planeta, como animales domésticos y los que conforman el medio ambiente también lo son.

 

En los animales, por ejemplo, los efectos son diferentes y de distinta intensidad y gravedad. Los perros, por lo general, suelen asustare hasta el punto que algunos de ellos huyen de sus casas, pierden el sentido de la orientación y se pierden o son víctimas de accidentes automovilísticos.

 

Los gatos, suelen correr detrás de los explosivos por la curiosidad que los caracteriza, a veces los ingieren y sufren envenenamiento, se lesionan, pierden la vista, etc.

 

Las aves, por su parte, reaccionan a los estruendos con taquicardias que pueden generarles ataques mortales.

 

Aparte de ser dañinos para la salud de seres humanos y animales, los fuegos artificiales convencionales contaminan el ambiente. La sal perclorada, uno de sus componentes principales, crea un componente tóxico que pueden aerosolizarse y ser respirados o terminar en el suelo y las aguas.

 

De igual forma, las sales metálicas que se queman con la explosión, generan luz ultravioleta que aumenta la contaminación de ozono en el aire.

 

El jefe del Gobierno del Distrito Capital, Ernesto Villegas, anunció dese el pasado mes de noviembre el inicio del Plan Nacional para la Comercialización y Uso de Artificios Pirotécnicos, que abarca la penalización de ley con respecto a la venta de material pirotécnico a menores de edad así como el expendio de los mismos en establecimientos no autorizados.

 

Sin embargo, hoy en día, los buhoneros y comerciantes informales los exhiben y revenden a nivel nacional, sin ninguna consideración de los estatutos establecidos actualmente en la Ley.

 

Cabe destacar que entre los productos de esta naturaleza, los que se consideran más peligrosos son: Tumba ranchos, El martillo, Mata suegra, Salta perico, El cebollón y Bin Laden. A pesar de su venta indiscriminada, todos los antes mencionados están prohibidos.

 

Por lo tanto, la recomendación más efectiva para evitar cualquier tipo de accidente propiciado por el contacto con la pólvora es mantenerse fuera del ámbito de utilización de estos dispositivos que resultan en extremo peligrosos tanto para adultos como para niños.

 

(LaIguana.TV)