En la semana mundial del desarme dispuesta por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, reivindicó el derecho de los ciudadanos a armarse.

 

«El que quiera estar armado, que ande armado, el que no quiere que no ande armado. La Argentina es un país libre», aseveró a la salida de un restaurante de la ciudad cordobesa de Río Cuarto, mientras un grupo de estudiantes hacía un escrache repudiando su presencia allí, recoge este sábado el portal argentino Página 12.

 

Sus declaraciones generaron el repudio de varios expertos, entre ellas el de Claudia Cesaroni, del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (Cepoc), son discursos violentos que «en tiempos de crisis económica brutal se reciclan, porque construyen un enemigo donde depositar el odio, la bronca», y remarcó que «lo más complejo es que hay sectores de la sociedad que coinciden con esa mirada, alentada por muchos medios de comunicación».

 

Asimismo manifestó que los discursos de Bullrich y el presidente de Argentina Mauricio Macri, «alientan un grado de violencia inusitado, tanto de las fuerzas de seguridad, que es la más grave, como la interpersonal. Esto va contra todas las políticas de desarme».

 

Resaltó que está comprobado que hay más muertes y accidentes letales cuando las armas están a disposición de la gente. «Niños que mueren en accidentes, o armas que se usan mal. Creen que los van a robar y terminan matando a un familiar. O conflictos entre vecinos que terminan a los tiros. Es entrar en la lógica de la ley del rifle. El problema es que una parte importante coincide con esa mirada y eso es más complejo».

 

Para María del Carmen Verdú, la titular de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), las declaraciones «siguen la línea que viene sosteniendo Cambiemos desde siempre, pero reforzada».

 

Por otra parte, remarcó que Bullrich alienta la tenencia y uso de armas olvidando que en el país «se puede tener, y portar en casos excepcionales, bajo ciertas condiciones, porque el Estado es el que tiene el monopolio de la fuerza».

 

Advirtió que «acá no impera la ley del rifle, y eso es una decisión política histórica de nuestro país». Además, resaltó la paradoja del gobierno que sostiene que no quiere en las manifestaciones gente con la cara tapada ni piedras. «Cómo es, ¿me puedo armar pero no tapar la cara?», se preguntó la letrada.

 

(AVN)