usa-bandera-c.jpg

La columna publicada por el periodista Eleazar Díaz Rangel este domingo, confirma la tesis de los intentos de golpe de Estado que viene gestando el imperio norteamericano contra Venezuela, en una analogía bastante cercana a lo sucedido en el 73 con el gobierno de Salvador Allende, en Chile.

 

Analiza Díaz Rangel, la vuelta sobre los pasos de una Casa Blanca que luego de haberse “disculpado” con el Estado y pueblo chileno por los daños causados, insiste en incentivar derrocamientos de gobiernos considerados por los EE.UU. como “indeseables”, entre ellos el gobierno chavista de Venezuela, presidido por Nicolás Madurado.

 

“Que seguirá siendo un Estado indeseable, mientras siga ejerciendo influencia en la región y tenga las mayores reservas de petróleo del mundo”, señaló Eleazar Díaz Rangel.

 

A continuación presentamos la columna completa, publicada en Últimas Noticias el pasado domingo:

 

Quienes me leyeron el pasado domingo no deben tener ninguna duda sobre cómo el derrocamiento del presidente Salvador Allende estuvo precedido de una guerra económica acordada y decretada en la Casa Blanca, según queda inequívocamente demostrado en los 24 mil documentos de la Agencia Nacional de Seguridad, de la CIA y del Departamento de Estado, desclasificados durante el gobierno de Clinton, copias de los cuales entregaron al gobierno chileno “en compensación por el mal que les hizo Estados Unidos”, explicó Colin Powell, secretario de Estado.

Que ahora se desarrolle otra con algunas características similares, simultánea con variadas aplicaciones políticas y acentuada campaña mediática en Venezuela y el exterior, confirma que nuestro país aparece en la agenda de Washington como “indeseable”, tal como calificaron al Chile de Allende. En la apertura de la Cumbre de la Celac lo precisó Daniel Ortega, presidente de Nicaragua: hoy no están Nixon ni Kissinger, pero sigue gobernando el imperio.

Aunque esta política viene de la época de Hugo Chávez, se reinicia después de su fallecimiento, y electo Nicolás Maduro Presidente, Washington no lo reconoce atendiendo la línea opositora de ignorar los escrutinios, y a la espera de los resultados de las acciones violentas convocadas por Capriles Radonski, candidato perdedor, y comenzadas en San Cristóbal el 6 de febrero con el ataque a la residencia del Gobernador, recrudecidas el 12 contra el Ministerio Público y punto de partida de las guarimbas en el Este de Caracas, Valencia, San Cristóbal y Mérida, con saldo de 43 muertos, centenares de heridos y de millones en pérdidas materiales en propiedades públicas y privadas.

La Casa Blanca fue más allá, el secretario de Estado John Kerry ofreció declaraciones amenazantes, que Maduro respondió: “Enfrentamos un crisis política para promover un golpe de Estado… No acepto amenazas de nadie, estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias, esta amenaza de EE.UU. es porque hemos derrotado a quienes ellos habían preparado” (15-2) y dio orden a Jaua de declarar no gratos a tres funcionarios consulares.

En abril quedó derrotada esa política y parecía que prudencialmente hubo mutuo interés en mejorar las relaciones, y hasta se abrieron canales, pero no faltaron presiones de los ultras, reaparecieron más tensiones, los primeros síntomas de la agresión económica, aprobaron la ley que permite al gobierno estadounidense imponer sanciones a funcionarios venezolanos, restringieron el crédito y bajaron abruptamente los precios del petróleo contra Rusia, Irán y Venezuela. Que seguirá siendo un Estado indeseable, mientras siga ejerciendo influencia en la región y tenga las mayores reservas de petróleo del mundo. Jefes de Estado del Caribe, según le informaron a Maduro, a quienes habrían convocado antes de ir a Costa Rica, el vicepresidente de EE.UU. les habría dicho que a Maduro le quedan pocos meses y que se acabaría Petrocaribe.

 

 

(LaIguana.TV)