En Venezuela, un país asfixiado por una crisis y medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos, existe un sector minoritario de la población que vive en una burbuja de lujo y dinero.

 

La periodista española, Esther Yáñez —quien realizó un recorrido por la ciudad de Caracas en búsqueda de los lugares más lujosos de la capital venezolana— precisa que tres empresarios venezolanos se encuentran entre los multimillonarios del planeta y desde hace años sus nombres aparecen en la exclusiva lista de los hombres más ricos del mundo, que publica la revista Forbes.

 

Se trata del fundador del banco Banesco, Juan Carlos Escotet, con la mayor fortuna de Venezuela, superior a la del magnate y presidente de Estados Unidos, Donald Trump; le sigue el propietario de varios medios de comunicación y de la organización Miss Venezuela, Gustavo Cisneros; y, en tercer lugar, el empresario y dueño de Empresas Polar, Lorenzo Mendoza.

 

“Pero lejos de los millonarios con apellidos fáciles de localizar en la Wikipedia, hay un sector de la población venezolana que sus fortunas son bien dignas de la misma farándula. Muchos de ellos provienen de familias tradicionalmente ricas y, por lo general, suelen ser más discretos y reservados”, indica Yáñez.

 

Además, la periodista española refiere que hay otros, llamados “nuevos ricos”, que han amasado su fortuna “tras los años rentables de la venta de petróleo en el país, el aumento del precio del barril de Brent y un sistema de control de cambio de divisas auspiciado por el Gobierno chavista que favoreció a la economía y a la moneda local, obteniendo dólares a cambio de bolívares (la moneda nacional) a un precio preferencial (e irreal) que después revendían en el mercado negro de divisas a un precio especulativo cuya diferencia solo eran ganancias millonarias”.

 

Tanto los viejos como los nuevos ricos viven en mansiones privadas en La Lagunita o el Country Club y se han visto beneficiados por el hecho de que en Venezuela, a pesar de la hiperinflación, es uno de los países más baratos del continente si se cuenta con moneda extranjera.

 

“La Venezuela que no se cuenta está llena de historias de dinero, corrupción, clasismo y supervivencia, que es algo inherente a cualquier clase social del país. La supervivencia vertical desde arriba consiste en mantener un estatus de caníbal económico en tiempos de crisis aprovechando la disposición de la institucionalidad en beneficio propio”, concluye la periodista española.

 

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(LaIguana.TV)