El coronavirus está golpeando con fuerza a España, especialmente a las residencias de ancianos. Solo en el centro de Monte Hermoso se han registrado más de una veintena de defunciones. Esta es la más afectada, pero la situación se repite en todos los geriátricos donde el virus ha logrado entrar.

 

La alta tasa de mortalidad provoca el desbordamiento de muchas residencias, que no tienen recursos suficientes para hacer frente a este escenario. Motivo por el que el Ejército fue enviado para prestar apoyo sanitario a estos centros y realizar tareas de desinfección. Pero, en plena campaña de actuación, los miembros de la Unidad Militar de Emergencia (UME) se encontró de bruces con la realidad de los geriátricos.

 

Según confirmó la ministra de Defensa, Margarita Robles, el lunes 23 de marzo en Telecinco, «el Ejército, en algunas visitas, ha podido ver a ancianos absolutamente abandonados, cuando no muertos, en sus camas». Palabras que secundaban fuentes militares a la Cadena Ser: «Hay escenas durísimas en algunas residencias de ancianos muertos en sus camas y el personal desaparecido». Precisamente, el Ministerio de Defensa confirmó después que habían encontrado cadáveres en varios centros, de las que los trabajadores se habían dado de baja al detectarse el virus, aunque no se detalló de que geriátricos se trataba.

 

La Fiscalía General del Estado abrió el 23 de marzo por la tarde una investigación sobre la supuesta presencia de ancianos, algunos enfermos, viviendo en malas condiciones de salubridad, así como residentes fallecidos. Ahora se recabará información para determinar la gravedad de los hechos y su relevancia penal. Robles, en Telecinco, remarcó que iban a ser «implacables y con contundentes» con todo aquel que no dé un buen trato a los mayores en las residencias.

 

El mismo 23 de marzo, la UME tenía previsto inspeccionar 73 centros de la tercera edad, de los cuales 14 estaban en la Comunidad de Madrid, la más afectada por el brote de coronavirus. En esta región se encuentra la residencia de Monte Hermoso, aunque también otras con más de una decena de fallecidos como Santísima Virgen y San Caledonio. Eso sí, de momento, no se dispone de un número oficial de muertes por COVID-19 en las residencias, ni de Madrid, ni del conjunto de España, aunque transcendió que podrían haber muerto más de un centenar de ancianos entre centros de Madrid, Ciudad Real, Vitoria, Valencia y Alicante.

 

El Gobierno informó que las residencias que estén saturadas deberán comunicarlo a la Subdelegación del Gobierno y a la comunidad autónoma para solicitar auxilio urgente de la UME. Una situación de desbordamiento que suele provenir por la falta de equipos individuales de protección y por problemas de personal, algunos contagiados por la enfermedad y en cuarentena.

 

A su vez, se ven afectados por la saturación de las funerarias, que por sobrecarga de trabajo no pueden ir a retirar los cuerpos de las víctimas de coronavirus. El protocolo sanitario indica que cuando fallece un residente, este debe ser trasladado a una cámara frigorífica, llamada túmulo, de donde es recogido por los servicios funerarios. Sin embargo, si la muerte es provocada por COVID-19, el protocolo establece que no se mueva ni se toque el cadáver hasta que llegue un facultativo y el personal de la funeraria, equipados con bolsas y equipos de protección.

 

Esto obliga a dejar el cadáver en la cama y, ante el colapso de estas empresas, los tiempos de recogida se estiran. Un panorama que también afecta a los hospitales, por lo que la UME empezó a colaborar en el traslado de personas fallecidas por coronavirus desde hospitales de Madrid hasta la morgue instalada en el Palacio de Hielo.

 

(Sputnik)