Stalin González, hasta hace muy poco estrecho colaborador de Juan Guaidó, aseguró durante una entrevista con el medio español La Vanguardia, que “hablar de transición y también de ruptura es una contradicción”, justo antes de que Estados Unidos hiciera públicas sus nuevas amenazas contra Venezuela. 

 

Durante su conversación con el diario, González también aseveró que no veía una salida a la crisis actual mediante una ruptura, que independientemente de si eso les gusta o no, “el chavismo es una fuerza política” y que “hay que buscar un espacio para hacer política”. 

 

La voz del dirigente de Un Nuevo Tiempo se une a la de Henry Ramos Allup, quien el pasado 10 de marzo, durante un acto de masas convocado por Guaidó, declaró que había que prepararse para acudir a las elecciones durante este año. O a la de Claudio Fermín, representante de un ala moderada de la oposición al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que aboga por la resolución de las diatribas políticas a través del diálogo y de los mecanismos democráticos previstos en la Carta Magna. 

 

González también reconoció el fracaso de la estrategia para expulsar a Maduro del poder adelantada por el grupo liderado por Guaidó desde inicios de 2019: “Intentamos quebrar el poder de Maduro pero Juan (Guaidó) no ha podido ejercer el poder interno; (…) perdimos la batalla”, dijo; de modo tal que, frente a eso, la única salda sería apostar a una reconciliación pragmática entre el gobierno y la oposición, que facilite las elecciones parlamentarias, apunta el texto de La Vanguardia. 

 

Vale la pena recordar que el diputado por UNT preside la Comisión de Postulaciones Electorales, cuya función es designar a los nuevos miembros del Poder Electoral, demanda que realizó la oposición y a la cual accedió el Gobierno Bolivariano. La Comisión estaba a punto de empezar sus labores, cuando la llegada del coronavirus impuso otras demandas y urgencias. 

 

En términos de un posible acuerdo nacional entre las principales fuerzas políticas en Venezuela, la pandemia también está jugado su papel y en criterio Andy Robertson, corresponsal del diario en Caracas, podría acelerar esa comunión. 

 

Por un lado, la cuarentena social y el resto de las medidas adoptadas por el Gobierno Bolivariano para frenar la expansión del covid-19, ya cuentan con el respaldo de amplios sectores dentro de la oposición venezolana, incluso de Henrique Capriles Radonsky, que además ha expresado su opinión favorable para la realización de elecciones parlamentarias en cuanto sea posible, mientras que Claudio Fermín ha exigido unidad nacional frente a la crisis. 

 

La efectividad de tales acciones y medidas es incuestionable, toda vez que, a la fecha, Venezuela cuenta con 144 casos positivos y solo han perdido la vida tres personas, lo que contrasta con las cifras de otros países vecinos, en los que se detectaron los primeros pacientes infectados en fechas similares. 

 

De vuelta a la política interior, el diario también recuerda que es improbable que se adelanten los comicios presidenciales pues la figura no está contemplada en la Constitución y tampoco prevé la renuncia presidencial a la manera como lo exige la administración Trump. Tampoco, agregamos nosotros, existe la figura de un Consejo de Estado como el que demandó Washington, a cambio de levantar las sanciones ilegales que impone sobre Venezuela. 

 

“Tenemos que pactar la estructura de la transición antes de las elecciones, lo que hizo Mandela en Suráfrica, no se puede ofrecer solo al gobierno un retiro en una playa caribeña como dicen los gringos”, aseguró Stalin González. 

 

Analistas ligados a la oposición, como Luis Vicente León, aseguran que Juan Guaidó ha pedido popularidad interna, por solicitar y aplaudir sanciones que no se han traducido ni parecen traducirse en una salida de Maduro del poder: “cuando un líder limita su oferta a respaldar a sanciones impopulares sin posibilidad de éxito, está comprometiendo dramáticamente su futuro”, aseveró al ser consultado sobre el tema. 

 

Asimismo, vale la pena destacar que pese a las crecientes amenazas del gobierno de Donald Trump sobre Venezuela, que en la última semana han incluido acusaciones de narcoterrorismo sobre miembros destacados del gobierno, incluido el propio presidente Maduro y la amenaza de acciones armadas por parte del Comando Sur, bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, entes y personalidades disímiles, como Michelle Bachelet –Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU– y el Financial Times, diario con tendencias abiertamente derechistas, han abogado por el levantamiento de las medidas coercitivas para que el país pueda hacer frente a la pandemia. 

 

De lo anterior, parece desprenderse que si bien la oposición admite que “sin la presión de los gringos, el chavismo no gastaría ni cinco minutos de su tiempo con nosotros”, como dijo González, lo cierto es que la estrategia que apunta al endurecimiento de las sanciones, la injerencia e incluso, una intervención armada de Estados Unidos contra Venezuela, es efectivamente impopular y no goza del respaldo sino de un sector cada vez más reducido en el país, que en lugar de levantar la cabeza, ubicarse en el tiempo histórico en el que se encuentra y actuar en consecuencia, prefiere mantenerla hundida en la tierra o, más precisamente, mirando a la Casa Blanca. 

 

(LaIguana.TV)

]]>