La empresa estadounidense den servicios financieros JPMorgan Chase advirtió que para este año 2020 se desencadenará «un escenario extremadamente adverso» producto de una «mala recesión combinada con algún tipo de estrés financiero similar al que se vio en la crisis financiera global de 2008».

 

Así lo dijo el consejero delegado de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, que emitió su predicción en una carta a sus accionistas donde suscribe que la crisis del COVID-19 desencadenará esta nueva crisis económica.

 

Dimon, de 64 años y recientemente recuperado de una cirugía coronaria, explicó en la misiva divulgada este lunes que el mayor banco de Estados Unidos no es «inmune» al impacto de la pandemia de coronavirus -que tiene su epicentro en el país con casi 338.000 contagios- pero descartó pedir un «alivio regulatorio» al Gobierno de Donald Trump tras prácticamente una década de «récords» en sus resultados financieros.

 

«Frenar las recompras de acciones fue una acción prudente; no sabemos lo que depara el futuro, pero como mínimo asumimos que incluirá una mala recesión combinada con algún tipo de estrés financiero similar al que se vio en la crisis financiera global de 2008″. Nuestro banco no puede ser inmune a los efectos de este tipo de estrés», dijo.

 

Dimon agrega que para Estados Unidos se contempla una contracción del PIB sobre el 35 % en el segundo trimestre de 2020.

 

Sin embargo, asegura que JP Morgan está preparada para enfrentar la crisis. «Es importante decir que tanto en nuestro escenario principal para los resultados de 2020 como en nuestro escenario extremadamente adverso prestaremos unos 150.000 millones adicionales para cubrir las necesidades de nuestros clientes».

 

No obstante, Dimon apuntó que la firma se está preparando para protegerse de un «riesgo de litigaciones» en el futuro y explicó que «a medida que nos acerquemos al escenario extremadamente adverso, las restricciones regulatorias actuales limitarán las acciones adicionales que podamos tomar para ayudar a los clientes, a pesar de la extraordinaria cantidad de capital y liquidez que seríamos capaces de desplegar».

 

«Decir que no pediremos ayudar regulatoria no significa que el Gobierno no debiera cambiar algunas normas y regulaciones. Por ejemplo, algunas normas pueden impedir que bancos sanos y bien capitalizados presten con libertad en tiempos de estrés- Esto puede perjudicar a los clientes cuando se profundice la crisis. Dejar quieta una liquidez disponible de alta calidad en tiempos de necesidad es una oportunidad perdida para siempre», agregó.

 

(LaIguana.TV)

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