Este lunes 11 de mayo, el tema central de la edición número 87 de Desde Donde Sea, se centró en un análisis de las actuaciones de los implicados en la llamada Operación Gedeón, incluidos los firmantes del contrato mediante el cual se pretendió entregar la soberanía del país a una contratista de mercenarios estadounidenses e instalar un régimen fascista que dejaría sin efecto todos los derechos fundamentales de los venezolanos y las venezolanas, incluyendo el derecho a la vida. 

 

En ese sentido, el filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela compartió con la audiencia las acciones de Juan Guaidó, el resto de los firmantes -incluyendo el asesor opositor JJ Rendón, quien presentó su renuncia al autoproclamado «presidente interino» este lunes-, el Gobierno de Colombia, los medios de comunicación y un partido político de la derecha local destinadas a hacer «control de daños», así como las increpaciones del Congreso de Estados Unidos a la Administración Trump sobre los hechos. 

 

Adicionalmente, comentó otros aspectos del acuerdo entre Silvercorp y Guaidó, analizados en detalle por el equipo de investigación del programa. 

 

Juan Guaidó: de presidente autoproclamado a Comandante en Jefe de los malandros de Petare

 

Pérez Pirela comenzó su disertación comentando que Juan Guaidó decidió como estrategia de desvío de atención, ante el escándalo que produjo la divulgación del acuerdo con la empresa Silvercorp y con base en el cual se ejecutó el intento de invasión con mercenarios el pasado domingo 03 de mayo, aparecerse en un barrio de la parroquia Petare escoltado por antisociales de alta peligrosidad, con el presunto propósito de asistir a un velorio. 

 

En opinión del analista, Guaidó «hizo un mal cálculo político», al pretender llamar la atención con su presencia en el populoso sector, con el agravante de que en medio de su show politiquero, propició la violación de la cuarentena social que durante 60 días han respetado los venezolanos, en émulo de lo que hicieran Trump y Bolsonaro en sus países, con las lamentables consecuencias ya sabidas: un descontrol de la pandemia donde los fallecidos se cuentan por miles y los infectados, en el caso de Estados Unidos, ya en millones. 

 

El presentador criticó duramente el proceder del parlamentario, que amén de llegar a la zona «escoltado por peligrosos malandros», propició la aglomeración de personas, rompiendo la cuarentena y distancia social requerida para evitar contagios por Covid-19. 

 

Y mientras el político trataba de lavarse la cara, quienes creyeron en su palabra y en la de otros actores de la derecha violenta, como Clíver Alcalá o Leopoldo López, que les aseguraron que serían recibidos como héroes y se harían con el control del país si intentaban esa incursión armada, están en fuga a lo largo de las montañas de la costa venezolana o ya fueron capturados por las autoridades. 

 

«Se erige como Comandante en Jefe de los malandros de Petare y como Comandante en Jefe del saboteo de la cuarentena. Ojalá no logre reventar los números de infectados y fallecidos como lo hicieron Trump y Bolsonaro», reflexionó.

 

Colombia y sus barcos de guerra que aparecieron «mágicamente» a la deriva en el río Orinoco

 

En relación con los las tres embarcaciones colombianas equipadas con armamento de guerra que fueron localizadas el pasado fin de semana en el río Orinoco, el analista cuestionó la respuesta que adujera el Gobierno de Iván Duque sobre la situación por considerarla imposible. 

 

En su lugar, se preguntó retóricamente «¿cómo es que se le escapan y quedan abandonadas en territorio venezolano? ¿Harían parte del plan de invasión?», pues en función del curso de los eventos que derivaron en una incursión fallida, Colombia está involucrada «hasta los teque-teques», «jugó posición adelantada» y al fallar el plan, ofreció una excusa pobre que no justifica la presencia de esos barcos bien adentrado el territorio. 

 

Por su lado, la Casa de Nariño sostuvo que las naves «quedaron a la deriva» y «accidentalmente» ingresaron a Venezuela.  

 

El Congreso de EEUU pide respuestas a Trump por la invasión fracasada a Venezuela

 

Luego del fracaso de la invasión, pese al intento de las corporaciones mediáticas por adjetivarla con motes como «rocambolesca» y presentarla como la acción aislada de Jordan Goudreau, un sujeto fuera de sus cabales –cortesía de la agencia Associated Press–, y a la evidente asunción de responsabilidades y cobardía por parte de los principales implicados, lo cierto es que dentro de Estados Unidos no parece que se vaya a ignorar tan fácilmente lo sucedido. 

 

La cola la Operación Gedeón alcanzó también las altas esferas en Washington y, en tal sentido, Miguel Ángel Pérez Pirela informó que tres senadores demócratas consignaron una carta en el Congreso, en la que se le exigen explicaciones a Donald Trump por el desembarco con mercenarios cuya ejecución estuvo a cargo de Silvercorp, compañía asentada en suelo estadounidense y, por tanto, obligada a cumplir con las leyes de ese país. 

 

La misiva, que comienza llamado la atención acerca de la violación de leyes estadounidenses en las que incurrió la contratista de tercerización de la guerra. Literalmente, sostiene: «O el gobierno de Estados Unidos no estaba al tanto de las operaciones planeadas o estaba al tanto y lo permitió. Ambas cosas son graves», y entre otras demandas, se le exige a Trump explicar: «¿Estaba al tanto la administración de los planes de Goudreau? Si la administración estaba al tanto de los planes, ¿hizo algo para evitarlos o, por el contrario, brindó apoyo logístico? ¿Cuál es la evaluación de la inteligencia sobre la operación?». 

 

Sobre este último punto, el filósofo acotó que es imposible que los servicios de inteligencia no estuvieran al tanto de esos planes de invasión.  

 

Asimismo, en la carta también se precisa información acerca de las acciones que ha emprendido el Gobierno gringo para lograr la liberación de los mercenarios capturados, pues como recordara, la respuesta del secretario de Estado, Mike Pompeo, fue proferir más amenazas en contra de Venezuela. 

 

En relación con el contrato, los senadores demócratas demandan conocer si la comisión de inteligencia evaluó el contrato como legítimo y si alguna vez los Estados Unidos han proporcionado apoyo directo o indirecto a esas fuerzas irregulares que pretenden tomar acciones armadas en contra de Venezuela.  

 

Estos serían, en el parecer de Pérez Pirela, los elementos fundamentales de la carta-crítica en la que senadores estadounidenses increpan a Trump, porque un ciudadano estadounidense suscribió un contrato con un diputado venezolano para invadir el país de este último. 
 
 
No obstante, pese al revuelo en Estados Unidos y aunque parezca insólito, mencionó que hay personas ligadas a la derecha venezolana que todavía duda de la veracidad del intento de invasión. De allí que sea necesario insistir en el tema, analizarlo y denunciarlo para que una cosa semejante no ocurra de nuevo. 
 
 
Desde Donde Sea investiga: más letras chiquitas del contrato entre Silvercorp y Juan Guaidó
 
 
El analista refirió que el equipo de investigación de Desde Donde Sea había realizado un análisis detallado del contrato firmado entre Juan Guaidó, J.J. Rendón y Sergio Vergara y Jordan Goudreau y encontraron otros aspectos de interés para la audiencia. 
 
 
Entre las ya consabidas pretensiones de aniquilación del Estado-Nación venezolano, el mencionado equipo reveló que el acuerdo suscrito contemplaba la violación no solo de la soberanía de Venezuela sino de sus países vecinos, Colombia y Brasil, al estipular que Silvercorp no requeriría la autorización de Juan Guaidó –quien figura como Comandante en Jefe del régimen fascista que pretendían instaurar– para derribar aviones del «antiguo régimen», más allá de las fronteras venezolanas «durante una persecución», lo que significa que la empresa mercenaria también estaría ¿autorizada? para violentar soberanía de dichos países. 
 
 
Por ello, estimó pertinente cuestionar a los gobiernos de Duque y Bolsonaro si de verdad estaban prestos para poner en riesgo a sus ciudadanos y permitir un eventual fuego cruzado en sus territorios. 
 
 
La gravedad de este aspecto radica en que ya no solo se estaría violentando la soberanía de Venezuela sino que, de hecho, Juan Guaidó coartó también la soberanía de Colombia y Brasil. 
 
 
El otro gran ausente del contrato son los Derechos Humanos. Inclusive se autoriza a Silvercorp para usar armamento bélico y minas antipersonas, prohibidas por la Convención de Ginebra. 
 
 
Pudiera pensarse que este grupo «está más allá del bien y del mal», como dijera el filósofo alemán Friederich Nietzsche, pero resulta que aunque el acuerdo contraviene la convención contra el financiamiento, entrenamiento y contratación de mercenarios de la Convención de la Organización de Naciones Unidas, la «letra chiquita» está en que ésta fue solamente ratificada por 25 Estados, pero ni Estados Unidos, ni Reino Unido, ni Israel la firmaron nunca. 
 
 
Las declaraciones de los mercenarios capturados están lejos de ayudar a Juan Guaidó y a su grupo. Entre ellas destacan las que señalaron que los enfrentamientos en Petare que se suscitaron desde algunos días antes de la incursión fallida, se correspondían con una táctica de distracción para desviar la atención de las fuerzas de orden público hacia esa zona y facilitar el ingreso de los mercenarios a las sedes de los Poderes Públicos y fue ejecutada por paramilitares y malandros de sectores en los que predomina la inmigración de origen colombiano y en la que partidos de derecha, como Primero Justicia, tienen trabajo político. 
 
 
De allí que no resulte nada casual que Guaidó recalara por allá el pasado fin de semana so pretexto de asistir a un funeral. El propósito, para Pérez Pirela, habría sido sacar partido del fallecimiento, demostrar «era amigo de los malandros» y mostrar que podía congregar a personas en medio de la pandemia.
 
 
Para cerrar este tema, señaló que mientras los venezolanos apostábamos por la cuarentena, fascistas de extrema derecha firmaban un contrato para la destrucción del Estado-nación venezolano, de corte fascista, xenófobo, racista, donde se estipulaba que podrían perseguir y aniquilar a quienes ellos quisieran. 
 
 
Cuando el barco se hunde… Guaidó cada día más solo
 
 
En criterio del también director de La Iguana.TV, Estados Unidos sabía pormenorizadamente lo que estaba pasando y la respuesta al fracaso, que siempre es huérfano, es que dos de los firmantes del contrato de la vergüenza, J.J. Rendón y Sergio Vergara, renunciaron.  
 
 
 
Estas renuncias son una confesión de culpabilidad, pero no son extrañas dentro del círculo del político extremista. Desde su autoproclamación en enero de 2019, Juan Guaidó ha juramentado a 29 «funcionarios» –todos residentes en el extranjero– , cuatro han renunciado y uno fue destituido.  
 
 
La primera renuncia fue la de Tamara Sujú, quien fue designada como «embajadora» en la República Checa, pero se separó del cargo en agosto de 2019. Para justificarse, adujo diferencias personales. 
 
 
A esa le siguió, en septiembre, la del economista Ricardo Haussman, que había sido nombrado como representante de Venezuela ante el Banco Interamericano de Desarrollo. En este caso, Haussman aseguró tener compromisos previos con la Universidad de Harvard. 
 
 
 
Pero sin dudas, el caso más sonado fue el de Humberto Calderón Berti, quien era el «embajador» en Bogotá. Antes de su destitución, en noviembre de 2019, Calderón denunció la falta de transparencia en el manejo de los recursos para la «ayuda humanitaria» y denunció la grosera repartición de Monómeros que protagonizaran Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo y que hoy es objeto de críticas hasta por miembros del uribismo, toda vez que la compañía ofrecía insumos indispensables para la agroindustria, uno de los pilares principales de la economía colombiana. 
 
 
 
¡Es tu culpa!: Primero Justicia y los periodistas venezolanos en Miami
 
 
 
Miguel Ángel Pérez Pirela hizo alusión a la carta pública que difundiera el partido de derecha Primero Justicia, en la que bajo falsa indignación, intentaron deslindarse de la Operación Gedeón, bajo el argumento cierto de que las armas de la República solo pueden ser empuñadas por los soldados venezolanos bajo la Constitución y las leyes», lo que se troca en fantochada cuando equiparan el intento de invasión con una presunta «injerencia cubana, que dicen tener años denunciando. 
 
 
 
«Se desmarcan como se desmarcaron en Daktari, el 11 de abril, en el paro, en el intento de magnicidio, en el intento de invasión en Cúcuta… ¡Hasta cuándo! Al menos asuman sus responsabilidades. Es lo mínimo que se les pide», sentenció.
 
 
 
En la misma onda pero en otro tono estarían periodistas venezolanos asentados en Miami, como Carla Angola, Sergio Novelli o Patricia Poleo, que en vista del fracaso de la invasión, ahora intentan desviar la atención, atacándose entre ellos «al nivel del chisme y de los brollos». 
 
 
 
Sin embargo, lo que en realidad están tratando de dejar de lado es que  «el meollo fundamental es que trataron de hacer un golpe de Estado con mercenarios y salió mal y dicen que se le estaba haciendo un favor a Maduro. Se estaba tratando de montar un fascismo donde todo lo que oliera a izquierda iba a ser exterminado», sin derechos humanos, sin soberanía –incluso para Colombia y Brasil–; «destruyeron en un contrato el Estado-Nación venezolano y están las pruebas. ¿Qué van a decir ahora? ¿Van a huir hacia adelante? Quitaron incluso el derecho a la vida y quieren hacer com que si no existió» remató. 
 
 
 
Libro recomendado
 
 
Al cierre de la emisión, recomendó la lectura del libro de filosofía moral «Tras la virtud», escrito por el filósofo y profesor Alasdair MacIntyre, en su criterio, uno de los más importantes del siglo XXI. 

 

(LaIguana.TV)

 

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