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El humor es una de las formas de representar, juzgar o interpretar la realidad resaltando su lado cómico o ridículo y generalmente sirve para hacer una especie de catarsis sobre los aspectos sociales y políticos que afectan a diario nuestras vidas.

 

Los venezolanos hemos sido siempre boncheros y echadores de broma. Sin embargo, en lo que a televisión se refiere, parece haberse perdido la musa. La figura de la mujer casi desnuda abunda en los shows de comedia transmitidos en horario supervisado. La abundancia en sus cuerpos parece inversamente proporcional al vacío en sus ideas y toma de decisiones. Por otro lado, han proliferado los stand up comedy (o comedia de pie, traducido del inglés) en los que predomina un humor panfletario que más allá de reír busca manipular a través de la burla y promover actitudes racistas.

 

Pensando en ello y en brindarle a los venezolanos un humor sano, crítico e inteligente con el que, además, nos reflejemos y podamos reflexionar, desde hace más de un año, el canal del Estado transmite el Topocho Show, un programa que fue, en principio, una sección de solo minutos y hoy se extendió a una hora, dos veces a la semana.

 

En ese sentido, el equipo de Ciudad CCS se trasladó al Centro Endógeno Cultural Tiuna El Fuerte, situado en El Valle, donde el Topocho grababa un nuevo scketh titulado “Rapero buhonero” y conversó con él sobre su programa, en cuanto a los orígenes y el contenido de éste, así como de su protagonista y su visión del humor.

 

—¿Por qué el programa se llama Topocho Show?

 

—Topocho Show es una iniciativa que comenzó en el canal Ávila TV. Había metido varias propuestas humorísticas anteriormente y generalmente se utiliza mucho cliché a la hora de ponerle nombres a los programas de humor, nombres que tienen que ver con la risa o nombres que tienen que ver, como se dice, con la mamadera de gallo, son nombres cliché que se utilizan demasiado. Entonces había una iniciativa de un programa que querían que hiciera como las ocho noticias más importantes de la semana, Top Ocho. Yo dije entonces no sé, mejor vamos a buscar algo que tenga más que ver con nosotros más autóctono, entonces decidimos colocarle Topocho Show y ahí comenzó el nombre.

 

—¿Cuándo nació el programa Topocho Show?

 

—Empezó el 2010-2011. Después de allí comencé con los muchachos de Zurda Konducta, donde trabajaba como productor y editor del programa, con otros también que eran productores allí y editores. Así se realizaba mi sección del Topocho Show. Allí duró alrededor de dos años y medio hasta finales del año pasado cuando se convirtió en un programa completo de una hora. Antes duraba de 5 a 8 minutos, salía semanalmente, después, en la nueva etapa de Zurda Konducta comencé a salir diariamente, en un segmento igual con 5 o 6 minutos donde tergiversaba las noticias del día pero con humor.

 

—¿Por qué crees que es necesario el humor?

 

—Mira, yo creo que hay una saturación del estrés que tiene el venezolano por razones obvias. Me parece que hemos pasado por tantas cosas políticas en los últimos años: los golpes de Estado que nos han pasado, la desestabilización que hemos tenido, la muerte del Comandante Chávez, sabes, hay tantas cargas que tiene el venezolano y la venezolana que en sí no hay una manera de descargue. Y no precisamente el descargue a la arrechera, que mandó uno por ahí, sino el descargue con la buena vibra, ¿no? No hay programas de humor en la televisión nacional donde se muestren otras cosas, donde haya un rescate del buen humor, más bien lo que se muestra en esas pantallas es el utilizar a la mujer como un símbolo sexual, la recriminación y la burla hacia los homosexuales y yo creo que, a través de VTV que se está haciendo este programa, se demuestra que no hace falta eso, no hace falta mostrar los senos, mostrar a una mujer en cueros para llevar buen humor.

 

—¿Mostrar a una mujer desnuda es gracioso?

 

—No es que dé risa sino que es lo que vende. Nos acostumbraron a eso que es lo que vende. Pero por mucho tiempo aquí se hizo buen humor y no necesariamente era eso. Yo recuerdo que Joselo, si quería mostrar a una chica bonita la pasaba caminando y no necesariamente tenía que ser en cueros. Hay algo que es verdad: a nivel mundial y a nivel de marketing la mujer es lo que vende, no es el hombre. Pero no necesariamente tienes que poner a la mujer como una cabeza hueca que no sirve para nada sino solamente para mostrar el cuerpo. En el programa queremos hacer otra cosa: no solamente ese rescate del buen humor sino también hacer secciones que tengan que ver con la autocrítica y la crítica. Eso es algo que también se me pidió. Para fortalecer la Revolución Bolivariana también hay que tener autocrítica y el venezolano siempre se ha acostumbrado al humor político más no panfletario que es lo que han querido vender algunos humoristas o comediantes por ahí. Esa es la tarea que humildemente realizamos en este programa.

 

—¿Qué es lo que critica el Topocho Show?

 

—Mira, tenemos una crítica específicamente en varias secciones como es la de “Dolores Amable”, una tipa déspota, pedante, mal educada, que se hace la víctima cuando la emplazan por su mala posición como trabajadora, como funcionaria pública y es una situación que pasamos mucho. Cualquier persona que va a sacar un papel en este país se ha conseguido con miles de Dolores Amable. Solamente que, bueno, en este caso, yo la represento como una mujer pero también hay muchos hombres que cometen esa falta y son muchísimo peor que esta funcionaria. También hay otros sketch como “El Llanero del llano”, un llanero del llano nacido y criado en Caracas y que no es llanero nada. Esa es una frase del cantautor Gino González y la tomé prestada para hacer este sketch que trata sobre las denuncias de la vida, el problema que hay sobre la educación de los jóvenes, las drogas, el malandreo, la música, sobre cómo es eso que hay niñitas de 4 o 5 años bailando reguetón, como se dice, perreando y sandungueando, y los padres están es pendientes de la rumba en vez de lo que hacen los muchachos. Bueno yo creo que el llanero también transmite qué es lo que pasa en el país, no desde la visión política sino desde la visión como ser humano, como venezolano.

 

—¿Cuántos personajes tienes dentro del programa?

 

—¡Chacha! (risas). Está Dolores Amable; el Llanero del llano; Topocho a la 1, que es una parodia del periodista Vladimir Villegas; Oración fuerte al Espíritu Santo; Eso está listo, que es el político que conseguimos mucho: ese al que le dices “bueno, mira, y qué pasó, el Gobierno Nacional les dio la plata pa’ que arreglen las calles y qué pasó con eso” y él responde “este bueno, ‘tamos trabajando en eso, en, ¡eso que ta’ listo!”. También hay otros como El ascensor de los artistas, donde no se toca la política y el protagonista en sí no es el invitado sino su trabajo musical, su trabajo discográfico. Guao, hay muchísimas secciones que tiene el programa; está también Toposier, que es sobre el señor Walter Martínez, un periodista que respeto muchísimo y que muchas personas me preguntan por qué estoy haciendo una parodia de él y que eso es una falta de respeto. A mí me parece que Walter Martínez es un personaje bastante interesante. No solamente porque es un periodista que maneja lo internacional de manera ecuánime, sino que es respetado mundialmente y en Latinoamérica por ser uno de los periodistas de guerra internacionales que ha mantenido un programa en pantalla durante muchos años. Y yo prefiero levantar el perfil de Walter Martínez que de alguien de la oposición. También he hecho parodias sobre Miguel Ángel Pérez Pirela, que es un amigo que estimo mucho, filósofo, periodista, que también tiene un programa bastante interesante y bueno hacemos parodia. Yo creo que es interesante también reírnos de nosotros mismos.

 

—¿Y cómo ha sido la respuesta de los parodiados? ¿Te han reclamado por eso?

 

—No, no ha habido problema sobre eso. Yo creo que el venezolano tiene en su haber el reírse de sí mismo. Eso lo enseñó el Presidente Hugo Chávez y nosotros como venezolanos revolucionarios lo repetimos. Cuando empiezas a reírte de ti mismo puedes reírte de todo.

 

—¿Cuál ha sido el personaje más difícil que te ha tocado interpretar?

 

—Han sido varias cosas. El más difícil dentro de la cuestión política ha sido el de Walter Martínez por todo lo que él representa para la Revolución. Dentro de la caracterización física, el cambio sí fue bastante difícil porque es un maquillaje que tarda alrededor de una hora y pico en realizarse, ya que hay que caracterizarlo. Y en la voz, la forma de ser de él cuando lee las noticias. Fue bastante difícil interpretarlo pero fue un reto que se asumió. Hay otros personajes que también han sido difíciles para hacerlos, pero en la manera de grabarlos más allá de la interpretación. Ese es el caso de Juana y Emilia, que son dos señoras, una de ultraderecha y otra de ultraizquierda. La grabación de ellas es bastante compleja porque hago los dos personajes. Pero, bueno, gracias a la tecnología que tiene VTV del Tricaster es mucho mas fácil realizarlo.

 

—Y en el ascensor de los artistas, ¿cómo ha sido la química con los invitados?

 

—Mira ha sido buenísimo. Aquí el artista no se espera para nada cual es la interacción con los actores o las actrices. El protagonista de cierta forma no es él sino su trabajo musical y es uno de los pocos scketchs que tenemos en el programa que no trata sobre política. Yo creo que ahí es importante también tocar otros temas. Es importante hablar sobre la parte musical, porque yo creo que es muy buena y el venezolano en sí es muy farandulero (risas). El venezolano y la venezolana es así por nacimiento y le encanta saber de sus cantantes, de sus canciones, de lo que les gusta. En este caso, en El ascensor de los artistas, se van a incluir, además de cantantes, actores, actrices de televisión, de teatro, también se le va dar mas oportunidad a la gente que no tiene tanta pantalla dentro de los medios o dentro de la radio, se les va a a dar también más pantalla a la música nacional, también es importante la música llanera en nuestro programa y también hay unos nuevos segmentos musicales donde habrán invitados.

 

—Entonces, ¿quieres desmontar un poco esa mala costumbre de meterse en la vida personal del artista?

 

—Sí. Fijate que El ascensor de los artistas es una sección súper relajada, para divertirse, conocer su lado humano. Hay otras secciones nuevas que van a mostrar eso. Como dije, hay muchas bandas musicales que no tienen pantalla y lo importante es que salgan en la televisión. ¿Me entiendes? Y bueno yo creo que nosotros somos un instrumento para pasarlos a ellos.

 

—¿Quién está a cargo del proyecto y cómo suceden los momentos creativos?

 

—Soy un todero (entre risas): el director del programa, actor, productor, guionista, todo. Aunque tengo un equipo ahorita con el que estoy trabajando conjuntamente que es mi casa productora. Se llama Ámbito Pro. Con mi manager Rubén Hernández. Estamos trabajando conjuntamente y ahorita ya hay un equipo con editores, con productores, tengo un equipo de actores también, en este momento está incursionando una nueva guionista para apoyarme. De verdad que es bastante chamba realizar el programa. Son alrededor de doce a catorce sketch por programa, de 3 a 4 minutos cada uno.

 

—¿Cuántos actores tienes en este momento?

 

—Tres conocidos. Con algunos había trabajado en teatro, otros salidos de otros programas: Bárbara Correa, Mario Muñoz, Nelson Coyazo y, bueno, estamos haciendo un engranaje finísimo para llevar a la pantalla el humor. Las grabaciones son diarias y a cualquier hora, y en la noche a veces también (risas). Trabaja alrededor de 14 y 15 horas diarias, pero vale el esfuerzo.

 

—Vas a hacer un nuevo sketch en este momento. ¿Cuéntanos de qué se trata y por qué lo incluiste en el programa?

 

—Ese, bueno, fíjate, no es un personaje fijo, es un personaje que salió el viernes (27 de marzo) y se llama el “Rapero Buhonero”. Es un personaje que hace tiempo lo había querido hacer. Salió una promo hace añales y ahorita fue que lo hice y me di cuenta que esto estaba totalmente actual y es de una problemática que es la guerra económica que ya tiene un buen tiempo y para nadie es secreto que hay muchos comerciantes informales que se prestan para hacer parte de ésta, en virtud de que compran y revenden la mercancía. De verdad que le echan papelón a las leyes. Cónchale tú no puedes hacer eso, a mucha gente, como dicen por ahí coloquialmente, les saben a chiste las leyes del país. Entonces esto es una crítica a todos esos comerciantes que, por supuesto, sí hay los que son honestos, pero hay mucha gente que de verdad no está haciendo lo correcto. Igual es el caso de los bachaqueros. Tenemos claro que más de 40% de los alimentos se va por la frontera. Son temas que hay que atacar. Entonces una manera de hacerlo es a través de este scketch.

 

—¿Siempre fuiste el cómico del salón?

 

—Sí, pero es que la vida da muchas vueltas. Yo quería ser diseñador gráfico y, por cuestiones económicas, mi madre no podía costearme la carrera y mi padre me dijo que estudiara teatro, porque siempre me ha gustado. Y al final, lo que más odiaba fue lo que terminé haciendo: la televisión. Lo que no pensé es que iba a ser humorista, eso nunca estuvo en mi haber y por cuestiones políticas decidí que podíamos echar broma. Es más fácil conseguir una respuesta de un político haciéndole un sketch que entrevistándolo y ha funcionado. Yo creo que el humor tiene que ser sano. Es muy fácil lo que hacen muchos humoristas y comediantes, lo digo con respeto, que tienen una trayectoria excelente, pero es muy fácil venir y despotricar de lo que sucede en el país y no dar un mensaje, no dar un granito de arena, eso es muy fácil. Yo creo que hay una gran oportunidad con el programa y es dejar una moraleja, yo creo que como venezolanos nos lo merecemos. Ya está bueno de gente que despotrique y que despotrique y no dé ni un mensaje. Tú puedes tener una posición firme y no estar de acuerdo con algo, pero cuál es el grano de arena que tu estás poniendo como ciudadano en relación a eso.

 

—¿Qué piensas de Luis Chataing y de ese humor que él hace?

 

—No me parece. A mucha gente le gustará a otros no. Es un señor con el que no he tenido contacto ninguno. La verdad que no me gusta su humor porque no podemos olvidar que ese señor fue asesor de Capriles. Ahí vemos su programa. Era una plataforma política para la oposición venezolana. Entonces a mí me parece que su trabajo no es valedero. Aunque para otra gente sí. Él es de los humoristas que tratan de establecer el chiste bobo en Venezuela y a mí no me parece. Los jóvenes de este país son despiertos y no son el bobo sifrino que él muestra en sus programas de televisión o de radio. Yo creo que el venezolano es mucho más que eso. Ahí lo que él muestra es discriminación, racismo, sexismo. Yo creo que hay otra forma de hacer humor. Como venezolano, se respeta, pero no estoy de acuerdo con su trabajo.

 

(Ciudad Ccs)