Dejar de conformarse con ver sombras, salir de los submundos ilusorios y conocer la verdadera realidad. Desde la alegoría platónica de la caverna hasta la saga fílmica de Matrix, los seres humanos han tenido por delante este reto en el que la filosofía es una llave maestra. En el programa Desde Donde Sea del 12 de junio, Miguel Ángel Pérez Pirela reflexionó en voz alta acerca de este tema, dejando a la audiencia elementos para la interpretación de sus muchas relaciones con la candente actualidad.

Por ser viernes, procuró una amalgama especial de sus roles de filósofo y comunicador, al ofrecer una clase acerca de la célebre explicación metafórica de Platón sobre la forma real del mundo y la manera como lo percibimos.

«Muchos se preguntan qué tiene que ver con Venezuela, con América Latina y con la política. Pues, la filosofía es transversal a toda la actividad humana. Es inherente a las ideas de ética, bien y justicia. La realidad que vivimos viene la filosofía occidental, griega de hace 2400 años. Por ejemplo, la alegoría de la caverna está en el libro séptimo de La República, una de las obras de Platón».

Explicó que el mito de la caverna de Platón ha tenido muchas representaciones posteriores, siendo una de ellas Matrix.  «Nos damos cuenta de que existe una realidad que no es la que pensábamos que existía. Conocemos una realidad que no es la realidad. En Matrix, las personas tienen la posibilidad de dos pastillas: con una te vas a otro espacio-tiempo y lo comprendes; con la  otra, te quedas en el olvido de la realidad».

Adelantó que la alegoría de la caverna  es aplicable a muchas situaciones de la cotidianidad, en las que, por ejemplo, criticamos un concepto, una idea, una visión de algo y no sabemos a ciencia cierta de qué estamos hablando.

«Imagínense una caverna. Hay unas  personas atadas por el cuello y no pueden salir. Solo ven una pared sobre la que se proyectan sombras de objetos sostenidos por otros, que pasan detrás de los prisioneros. La luz viene de un fuego ubicado más atrás. ¿Acaso somos nosotros que estamos sentados plácidamente viendo una realidad que nos están mostrando y que no es la realidad, sino sombras de objetos que tampoco están en la realidad? Nos acostumbramos a pensar que esa realidad virtual es la realidad. Tanto es así que se ofrecen premios a los que logran predecir el movimiento de esos objetos».

Prosiguió con el relato: «De pronto, un personaje misterioso ayuda a uno de esos esclavos a escapar. Con mucho esfuerzo logra salir de la caverna, porque la ruta es cuesta arriba. ¿Qué pasa si pasamos de la oscuridad más profunda a la luz más profunda? Nos enceguecemos. Eso le pasa al que está saliendo de la caverna. Al ver la realidad real, queda enceguecido. No ve más nada porque todo lo que pensaba que era la realidad queda relativizado. Lo engañaron durante mucho tiempo. Empieza a ver en el reflejo del agua una primera realidad. Luego divisa objetos que antes nunca había visto. Solo había visto las sombras. De pronto logra ver al objeto de los objetos, el sol, que para Platón es la idea misma del bien. Puede ver porque el sol ilumina a los objetos reales, ya no la luz de una llama. Dice  ‘Me engañaron durante tantos años, tengo que regresar a la cueva y contar la verdad, que vivimos engañados'».

Acotó que hoy no se trata de sombras en una cueva, pero los individuos de este tiempo vivimos engañados por los aparatos electrónicos, las marcas, los premios, las cuentas bancarias, la búsqueda de la pareja ideal. «Vivimos también en una realidad que no es la realidad. Es una farsa porque no vemos todos los objetos reales, sino solo las sombras de  unos pocos, de aquellos que alguien, diferente a nosotros, escoge».

«El prisionero que había escapado hace entonces el camino en reversa para explicarles a los demás lo que vio. Cuando llega a la cueva vuelve a quedar enceguecido, pues  el mismo efecto que produce el paso de la sombra a la luz, se produce cuando pasas de la luz a la sombra. Ya en la cueva, cuando pretende abrirle los ojos a la gente sobre el mundo de afuera, lo matan».

Señaló que probablemente la alegoría de la caverna haya sido escrita por Platón para plasmar la muerte de Sócrates, su maestro, quien fue obligado a envenenarse por expresar su verdad. 

Puntualizó que de esta alegoría han salido muchísimas reflexiones de la filosofía. Una de ellas es la diferencia entre mundo sensible (lo material, lo que tocamos) y el mundo inteligible (el de las ideas, el del conocimiento). «El que está dentro de la cueva solo tiene acceso a lo sensible, el que está fuera puede estar en lo inteligible. Platón nos hace un llamado a salir de lo sensible, lo material, lo banal y comenzar a ver la trascendencia. También entre los sentidos y la razón. El que está dentro está solo en los sentidos, el que sale tiene acceso al conocimiento».

Otra de las reflexiones que derivan de este relato es que el conocimiento duele, hace sufrir, trae problemas. El prisionero que escapa pasa trabajo hasta que logra salir, queda enceguecido y luego es rechazado cuando regresa. A su juicio, es una referencia al que investiga y estudia y luego es asesinado porque a la gente no le interesa entrar en la esencia de las cosas, sino quedarse en las apariencias de las pantallas, mirando las imágenes que otros han escogido.

«Aquí también se hace una diferencia entre doxa  y episteme. Doxa es el mito, la opinión, como cuando digo que yo creo que llueve porque los angelitos están haciendo pipí. Esta es la actitud de los que están dentro de la caverna. Episteme es el conocimiento, la ciencia: llueve porque el agua sigue un ciclo en el que se evapora, se condensa y cae. Esta es la actitud del que sale de la caverna en busca de la verdad».

Precisó que esta diferenciación es fundamental en el campo de la política, entendida como el nosotros, el lugar de la polis, de la comunidad. «En la cosmovisión platónica, el político debe ser el filósofo, el que aprende y enseña. De allí viene la didáctica y el nombre Diego. El que quiere buscar y entender la verdad».

A propósito de estas consideraciones sobre el filósofo griego, hizo referencia a la expresión popular «amor platónico», que se entiende como estar enamorado solo o enamorada sola, sin decirle nada a la persona que provoca la emoción. «El amor platónico no es lo que hemos creído. En la antigua Grecia existían tres tipos de amores: ágape, que era el amor de las almas, lo que Goethe llama las afinidades electivas; philia, que era el amor a los hijos, de la sangre, familiar; y eros, que era el amor de los cuerpos, sexual. De la unión de los tres viene el amor perfecto. Ese sería el amor platónico».

Finalizó esta clase abierta sobre filosofía subrayando que para Platón, lo que podemos tocar no es la realidad, sino que esta se encuentra en la trascendencia, está plasmada en el mundo de las ideas. «Para Platón, uno no conoce sino que recuerda. El trabajo pedagógico es hacer recordar  los discípulos a través de la mayéutica. Ir más allá del aparecer y buscar el ser. Era el sentido último de la vida para Platón. Es el concepto mismo de verdad, de conocimiento, de libertad», expresó.

Después de la filosofía, la poesía


Si la primera parte del programa fue una clase de Platón, la segunda fue un recital de poesía latinoamericana. Comenzó con el cubano José Martí, con una de sus más conocidas obras, Versos sencillos, en la que muestra no solo la calidad de sus rimas, sino también su gran humildad:

Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros,
Volando las mariposas.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo
Vive por él, calla y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto, –
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.

Relacionó la estrofa que dice: «Todo es hermoso y constante /  Todo es música y razón, / Y todo, como el diamante, / Antes que luz es carbón», con su disertación inicial acerca del mito de la caverna. «Volvemos a lo mismo: uno le da importancia a las sombras, a las güevonadas».

Luego de ese inicio con el apóstol cubano,  anunció la lectura de un poeta venezolano, al que caracterizó cariñosamente como «una ratica pelúa», el trujillano Víctor Valera Mora, «el Chino»:

Cómo camina una mujer que recién ha hecho el amor
En qué piensa una mujer que recién ha hecho el amor
Cómo ve el rostro de los demás y los demás cómo ven el rostro de ella
De qué color es la piel de una mujer que recién ha hecho el amor
De qué modo se sienta una mujer que recién ha hecho el amor
Saludará a sus amistades
Pensará que en otros países está nevando
Encenderá y consumirá un cigarrillo
Desnuda en el baño dará vuelta
a la llave del agua fría o del agua caliente
Dará vuelta a las dos a la vez
Cómo se arrodilla una mujer que recién ha hecho el amor
Soñará que la felicidad es un viaje por barco
Regresará a la niñez o más allá de la niñez
Cruzará ríos montañas llanuras noches domésticas

Dormirá con el sol sobre los ojos
Amanecerá triste alegre vertiginosa
Bello cuerpo de mujer
que no fue dócil ni amable ni sabio

«En maracaibero, ante algo como esto, se dice ‘¡Chacho!'», exclamó  Pérez Pirela, para luego insistir en que no solo de política vive el hombre, también de filosofía y poesía. «Nos quieren hacer creer que no tenemos que pensar, sino andar corriendo en el día a día y por eso terminamos por relativizarnos a nosotros mismos, al pensamiento. Dicen que es mejor comprar que pensar, mejor perderse en actividades banales que pensar. Nosotros, testarudamente, pensamos que hay que pensar».

Las solicitudes de los y las participantes llevaron a los versos de Mario Benedetti, en primer lugar, Corazón coraza:

Porque te tengo y no
porque te pienso
porque la noche está de ojos abiertos
porque la noche pasa y digo amor
porque has venido a recoger tu imagen
y eres mejor que todas tus imágenes
porque eres linda desde el pie hasta el alma
porque eres buena desde el alma a mí
porque te escondes dulce en el orgullo
pequeña y dulce
corazón coraza

porque eres mía
porque no eres mía
porque te miro y muero
y peor que muero
si no te miro amor
si no te miro

porque tú siempre existes dondequiera
pero existes mejor donde te quiero
porque tu boca es sangre
y tienes frío
tengo que amarte amor
tengo que amarte
aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque
la noche pase y yo te tenga
y no.

Otro poema del autor uruguayo, seleccionado por el equipo de Producción fue Una mujer desnuda y en lo oscuro:

Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.

 «Y todavía hay gente que sostiene que Benedetti no es un gran poeta latinoamericano», dijo luego de la interpretación.

Concluyó la lectura de Benedetti, esta vez con un poema más orientado a la reflexión interna:

De vez en cuando hay que hacer
una pausa

contemplarse a sí mismo
sin la fruición cotidiana

examinar el pasado
rubro por rubro
etapa por etapa
baldosa por baldosa

y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades.

 También a solicitud de la audiencia, siguió con el célebre Poema  20 de Pablo Neruda:

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

Sobre este poema, opinó que el fragmento «La misma noche que hace blanquear los mismos árboles / Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», y específicamente este último verso, es el mejor de toda la poesía latinoamericana.

 Para cerrar el programa, leyó un poema de su autoría, al que calificó de muy duro, titulado Asma:

Los aires eran buenos. 
De pronto me conociste y me quisiste
Tanto pero tanto que me abrazaste
Bello, tan bello que me estrujaste
Fuerte tan fuerte, lindo tan lindo
con tanto pero tanto, que un día, de pronto
amanecí sin aire.

(LaIguana.TV)