Miguel Ángel Pérez Pirela es un obrero de sus propios sueños. Cuando era chamo, en el mundo académico, quería ser doctor y post-doctor; lo logró a los 26 años, allá en París y en Roma. Después quiso ser comunicador para expresar las verdades ocultas por los medios de comunicación internacionales y lo hizo “Cayendo y corriendo”, con la importancia e impacto que tuvo en la historia de la comunicación política nacional ese programa de televisión. Después quiso contrarrestar -y apostar también- a la mediática digital que estaba comenzando por nacer y fundó LaIguana.TV, que se convirtió en uno de los portales de información más vistos en Venezuela hasta la actualidad. Después quiso ser escritor, y allí están sus novelas “Pueblo” (Monte Ávila Editores, 2010; Editorial Sed de Belleza, Cuba 2019) y “El último romántico” (Fondo Editorial Fundarte, 2020).

Para el marabino y Doctor en Filosofía Política, el trabajo es siempre pasión, escritura, comunicación, filosofía. Aunque es mucho lo que ha hecho en sus 42 años de vida, nos confiesa que es mucho en lo que está trabajando en esta cuarentena: Novelas, cuentos, poemas, recitales, trabajos, de investigación, portales web, programas televisivos. Sin embargo por la notoriedad de su quehacer, lo hemos entrevistado para conocer su esencia como escritor, homenajeado de la 11va Feria del Libro de Caracas (julio, 2020), la primera organizada en tiempos de pandemia.

¿Cómo ha influido la cuarentena en tu faceta de escritor?

En los tiempos y metodologías del escritor, del intelectual, hay aspectos que se parecen muchísimo a la cuarentena. Te confieso que soy una persona encuartelada, literariamente y comunicacionalmente, en mi casa. He estructurado todo el trabajo a partir de una metodología hecha en casa, por lo cual esta cuarentena ha cambiado poco mi estilo de vida.

Si tuvieras que escribir una novela sobre el Covid-19 ¿De qué trataría?

De la estupidez humana. De pensar que somos inmortales. De utilizar la tierra como si estuviera debajo de nosotros, y nosotros fuéramos el ápice de la existencia en este planeta. Pero seguramente esa novela terminaría con gestos mínimos (minúsculos, como diría Galeano), que nos salvan a todos.

Si dependiera de ti crear un nuevo mundo donde vivir ¿qué características tendría?

Que sea humana la humanidad (cantando a Alí Primera). Un pacto social, un contrato social, fundamentado desde la razón y los sentimientos. Sin terceras opciones o intereses que lo descarrilen.

Coméntanos lo primero que harás cuando finalice la cuarentena.

Recorrer toda Caracas y toda Venezuela con el recital de jazz que hicimos junto con el maestro del saxofón, Manuel Barrios, y su cuarteto.

¿Qué es lo más difícil de ser escritor?

No escribir. Cuando no se escribe.

¿Qué importancia tienen los escritores actualmente para una sociedad como la venezolana?

Desgraciadamente en la sociedad venezolana hay una especie de consenso maldito por el cual ser intelectual o escritor es un acto de egocentrismo o narcisismo. Tenemos que dejar los complejos y saber que también existen los artesanos, los obreros de la palabra y el pensamiento.

¿Cuál es tu filosofía literaria?

No sé si existe una filosofía literaria, o una literatura filosófica. Cuando tú ves la historia de existencialistas –por decir alguna corriente– Jean Paul Sartre o Albert Camus, te das cuenta de que mezclaron muy bien los tratados filosóficos más racionales con las obras literarias más sublimes.

¿Cuál es la relación que tienes con tus lectores?

Cuando escribo existe una especie de lector universal, que yo me voy cambiando según el objeto de la escritura. Existe un lector platónico, diría yo; etéreo, irreal, fantasmal. Que quizás no existe, o quizás sí. No me importa. A él le escribo.

¿Cuál ha sido la experiencia o anécdota más gratificante que te ha dado la literatura?

«Que me quieran mis amigos”. Estoy de acuerdo con García Márquez cuando lo dijo, uno escribe para eso. He vivido momentos muy bellos. Este es uno de ellos. Que Caracas, la ciudad donde elegí vivir, me rinda homenaje, publique dos de mis novelas, y además en el marco de la 11va Feria del Libro de Caracas nos permita unir poesía, jazz y cine, crear un recital que haría sonrojar a cualquier cineasta internacional, que haga de cada poema también una obra musical de jazz, tango, bolero, o de salsa; eso para mí tiene un valor infinito.

Háblanos de tu rutina de trabajo como escritor ¿Tienes algún ritual para escribir?

Escribir es como tener hambre, no es que lo puedes escoger. Existe un proyecto estructural que va siendo llenado por poemas, intuiciones, cosas que escucho, cosas que veo. No sé muy bien qué quiera decir “ser escritor” ¡porque algunas veces uno es muy escritor y otras veces es un carajo! por más que quiera. Algunas veces uno, ser escritor, no lo es; pero hay otros días que todo florece.

¿Cuál es tu principal referente literario y tu libro favorito?

Gabriel García Márquez es mi gran referente literario. Mi libro favorito, “El otoño del patriarca”, del Gabo. Porque es el anti“Cien años de soledad” y porque desestructuró toda la literatura latinoamericana, acabó con los puntos y seguido, los puntos y aparte, estableció la dictadura de las comas, que yo adoro porque es más cercana a la oralidad que es el fin último que persigue, creo yo, todo escritor caribeño.

AL MARGEN

Mi sueño es que en Venezuela se den las condiciones para que el pueblo esté finalmente tranquilo, sin acoso, sin persecuciones, que nuestro pueblo tenga la recompensa a tanta resistencia… y que puedan florecer todas las actividades culturales, inclusive las mías. Miguel Ángel Pérez Pirela.

(desdelaplaza.com /José Leonardo Riera Bravo @simerierabravo)