A poco más de dos meses de la contienda presidencial en los Estados Unidos, el actual mandatario y aspirante a la reelección, Donald Trump, echa mano de una estrategia manoseada por candidatos del continente e incluso al otro lado del Atlántico: «Vota por mí, a no ser que quieras que el país se convierta en Venezuela». 
 
El gobernante, desesperado por remontar la ventaja que le separa de su contendor, el demócrata Joe Biden, le acusa de ser el candidato de la «extrema izquierda» y de pretender instalar un «socialismo a la venezolana». 
 
De acuerdo con un trabajo publicado por la agencia EFE bajo la firma de la periodista Laura Barros, con estos señalamientos, Trump pretendería polarizar deliberadamente el escenario electoral, mas se enfrenta a «un electorado más preocupado por la crisis económica interna y la pérdida de empleos a raíz de la pandemia». 
 
En opinión de Diego Area, director asociado del centro de pensamiento Atlantic Council para el caso de Venezuela consultado por EFE para la ocasión, la estrategia de pesca de votos que usa como excusa a Venezuela «no es nueva»; antes bien, ya formaba parte de la «construcción narrativa» de Trump desde la campaña de 2016. 
 
Asimismo, el experto precisó que «se ha usado en Brasil, en Colombia y en España». La premisa sería «conectar al adversario doméstico con un enemigo externo» con el propósito de cohesionar internamente a las bases de su electorado y en el caso de Donald Trump, específicamente al del estado de la Florida, donde residen venezolanos, cubanos y otros latinoamericanos de profunda raigambre anticomunista y antichavista. 
 
Durante su campaña, Jair Bolsonaro apeló a Venezuela «como un argumento narrativo duro» para contraponerse a «figuras como los exgobernantes brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, muy cercanos al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez», recuerda Barros.
 
Similarmente, en 2018, el entonces candidato uribista y actual presidente de Colombia, Iván Duque, esgrimió que Gustavo Petro, candidato de la izquierda, pretendía implantar el «castrochavismo» en ese país y en México, la derecha aseguró que si López Obrador ganaba los comicios, el país sería como Venezuela. 
 
Empero, Aérea justifica esta clase de prácticas y destaca que «el miedo siempre en las campañas políticas tiene un rol muy importante para movilizar a las masas a votar», aún a costa de la imagen de un tercer país, en este caso, Venezuela. 
 
A este respecto, EFE indica que el analista reconoció que esta clase de mensajes pueden tener efectos indeseables sobre los migrantes venezolanos y en particular, advirtió sobre los ataques xenófobos. 
 
A juzgar por los reiterados actos de violencia que sufren los venezolanos solamente por su nacionalidad en países como Colombia, Perú o Chile, el llamado de atención es más que pertinente, pero ni a Trump ni al resto de los presidentes o candidatos derechistas parece importarles demasiado, pues Venezuela es acaso una excusa de la que se valen para hacerse con los votos de un electorado asustado, que cree que el socialismo es la pobreza y las limitaciones materiales. 
 
Lo que nunca dirá Donald Trump ni ningún otro aspirante que utilice a Venezuela como red-pesca-votos, es que las precariedades que hoy sufre el pueblo venezolano se deben en gran medida a las medidas coercitivas unilaterales aplicadas por Estados Unidos y a la sustracción descarada de activos por parte de terceros países –Estados Unidos y Colombia a la cabeza–, en contubernio con sus agentes locales. 
 
(LaIguana.TV)