La noche del pasado sábado 20 de febrero, un grupo de manifestantes atacaron con violencia la sede de la Embajada venezolana ubicada en Lima, Perú, y en un rosario de insultos profirieron fuertes incultos xenófobos.

“¡Esto es una mierda, llévense a su gente, esto es una mierda!”, repetía un peruano mientras señalaba con su mano el escudo de Venezuela, ubicado en la reja de la oficina diplomática.

El protestante con un tono de voz fuerte y amenazante gritaba el improperio contra los connacionales, mientras su cómplice en medio de la marcha lo grababa con un teléfono inteligente.

En otra toma, desde el interior de la sede, se aprecia cómo los manifestantes no solo piden justicia a gritos (pues el detonante de la protesta habría sido el asesinato de un colombiano por parte de presuntos delincentes venezolanos), sino que además se les escucha decir «malditos, «hijos de puta».

Los actos vandálicos desarrollados en plena calle contra la embajada criolla y los venezolanos forman parte de una campaña xenofóbica, que ha agarrado fuerza en Perú, los últimos meses y avanza invisible ante la inacción de fuerza pública y la impunidad de la justicia peruana.

El ministro de Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, publicó este domingo 21 de febrero, un comunicado en rechazo a los actos de violencia contra la Embajada de Venezuela en Lima, sus diplomáticos y los migrantes criollos que son discriminados en toda Perú.

 (LaIguana.TV)