El doctor en folosofía y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela destacó que en 2008, en su campaña por la reelección, Barack Obama se comprometió en cerrar Guantánamo, algo que todavía no sucede. Tres años después, en 2011, Guantánamo seguía en uso y Obama intensificaba la guerra ilegal de Estados Unidos en Afganistán y abría nuevos frentes en Medio Oriente y el norte de África, incluyendo Siria y Libia.

A su juicio, una conclusión irrefutable que se desprende de lo divulgado por Wikileaks, es que se demostró que todo Guantánamo tiene una infraestructura fundamentalmente defectuosa y que solo unas pocas docenas de prisioneros están genuinamente acusados de implicaciones terroristas.

«Hay pocos terroristas demostrados allí. El resto son hombres y niños inocentes que han sido apresados por ‘error’ o que son soldados de infantería talibanes ajenos al terrorismo. En Guantánamo podría estar usted, podríamos estar nosotros, podría estar cualquiera, porque no hay que ser terrorista demostrado con un juicio, o al menos sospechoso de serlo para estar allí. Basta que alguien pueda ser simplemente un testigo –cercano o lejano– de un terrorista o de un acto de terrorismo, según los Estados Unidos, alguien que pueda dar una información sobre el terrorismo a los Estados Unidos para que los encierren», ilustró al respecto.

En todo caso, redondeó que los archivos –que incluyen entrevistas, evaluaciones e informes de inteligencia sobre los prisioneros preparados por la Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo del Pentágono entre 2002 y 2009– proporcionaron la anatomía de un crimen colosal perpetrado por el gobierno de los Estados Unidos contra 779 prisioneros que, en su mayoría, no son ni han sido nunca los terroristas que el gobierno gringo quisiera que creyéramos que son.

Empero, este modus operandi no ha sido siempre así, sino que comenzó con el siglo, más específicamente con presunta «lucha contra el terrorismo» que emprendieran las sucesivas administraciones estadounidenses, tras la caída de las Torres Gemelas en 2001.

Entonces surgió «esta voluntad manifiesta de Estados Unidos de profundizar aún más su rol de gendarme universal» en donde los grupos adversos a la Casa Blanca o a sus gobiernos acólitos en el orbe, son tildados de entrada como «terroristas» y atacados como tales.

Desde su punto de vista, Guantánamo tiene todo que ver con esta construcción semántica según la cual, el terrorismo autorizaría a los Estados Unidos y a potencias como Gran Bretaña o Francia para actuar impunemente en todo el planeta.

(LaIguana.TV)