El tablero político en América Latina parece desplazarse nuevamente hacia la izquierda. Al probable retorno de Luiz Inácio Lula Da Silva a la presidencia de Brasil y al posible triunfo de Gustavo Petro en Colombia en 2022, se suma Honduras, donde la candidata progresista Xiomara Castro lidera los resultados de la elección presidencial realizada este domingo 27 de noviembre.  

“En Brasil, Jair Bolsonaro está tratando de conseguir el apoyo de otros partidos para frenar a Lula y en Colombia, Álvaro Uribe dice que ya no le importa la política coyuntural, sino ‘salvar la democracia’. Es evidente que en ambos países el cambio es inminente, a menos que en Colombia se produzca otro asesinato de candidato presidencial, como ya ha pasado antes, o en Brasil se inventen un nuevo caso judicial para sacar a Lula de nuevo del juego político”, dijo Miguel Ángel Pérez Pirela en una emisión de su programa Desde Donde Sea dedicada a las elecciones presidenciales hondureñas. 

“En Honduras han pasado doce años del golpe de Estado contra Manuel Zelaya, a quien secuestraron en su casa, se lo llevaron en pijama y lo dejaron abandonado en un aeropuerto de Costa Rica. Se quedó con el poder aquel dictador Micheletti y luego vinieron procesos electorales completamente amañados. Después de dos años de exilio y de un total de doce de espera, Xiomara Castro, la esposa de Zelaya lidera las elecciones -dijo-. La pregunta del programa fue cómo se logró esta victoria, un recuento necesario para entender el devenir del pueblo hondureño, centroamericano y nuestroamericano”.

Citó el titular de LaIguana.TV: Elecciones en Honduras: exprimera dama Xiomara Castro de Zelaya lidera resultados preliminares.  El texto de esa nota indica que, según el primer boletín de resultados preliminares difundido por el Consejo Nacional Electoral, Castro obtuvo 53,52% de los sufragios frente al 33,90% que cosechara Nasry Asfura, postulado por el gobernante Partido Nacional.  

De momento, el conteo continúa, aunque la abanderada por el Partido Libre se perfila como la próxima presidenta del país centroamericano, pues aventaja a su rival más cercano por casi 20 puntos.   

Un video de teleSUR mostró, desde Tegucigalpa, al periodista Roberto Hugo Preza, quien explicó que el resultado para ese momento no era oficial del Consejo Nacional Electoral, pero ya la gente en las calles estaba celebrando la victoria de Xiomara Castro de Zelaya. Explicó que el Partido Nacional se mantenía en silencio. En cambio, Yani Rosenthal, candidato del Partido Liberal, reconoció la victoria de Castro.  

Al conocer el reporte, Castro agradeció al pueblo hondureño por el triunfo. “Debemos subrayar que ella es la esposa de Manuel Zelaya, presidente del país centroamericano entre 2006 y 2009 antes de ser depuesto por un golpe de estado orquestado desde Washington. El valor histórico de esta victoria se escapa de vista”, enfatizó Pérez Pirela, para luego resaltar también el calvario que ha vivido Honduras desde que se produjo el golpe de Estado. 

Otro titular de LaIguana.TV apunta en esta dirección: “Revertimos 12 años de lágrimas”: así reaccionó Xiomara Castro tras resultados preliminares. 

«¡Gracias, pueblo! revertimos 12 años de lágrimas y de dolor en alegría. El sacrificio de nuestros mártires no fue en vano. Iniciaremos una era de prosperidad de solidaridad por medio del diálogo con todos los sectores, sin discriminación y sin sectarismo», expresó la política a través de un mensaje publicado en su cuenta de Twitter.  

“Esos 12 años de lágrimas hacen referencia a las grandes caravanas de migrantes que intentan por todos los medios llegar a Estados Unidos, atravesando Guatemala y México. En estos 12 años ha sido el narcoparamilitarismo el que se ha apoderado del país; los índices de pobreza han crecido, ubicando a Honduras como una de las naciones más necesitadas de Nuestra América”, expresó el moderador del programa.  

El golpe de estado contra Manuel Zelaya 

Reiteró Pérez Pirela que para entender lo ocurrido el domingo hay que remontarse al golpe de Estado que depuso a Manuel Zelaya y torció el rumbo que seguía Honduras bajo su mandato. 

La madrugada del 28 de junio de 2009, un grupo comando del Ejército hondureño se apersonó en la residencia privada del entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que fue sacado en ropas de dormir junto a su familia y conducido a un helicóptero en el que fue expulsado hacia la vecina Costa Rica.  

Ese mismo día debía realizarse una consulta en la que la población decidiría si en las elecciones generales previstas para noviembre de ese año se incorporaba una cuarta urna en la que se votaría por la convocatoria a una Asamblea Constituyente, plebiscito impulsado por el Ejecutivo al que se oponían los sectores más conservadores dentro y fuera del Estado.  

Los detractores alegaban que Zelaya pretendía modificar la Constitución para perpetuarse en el poder. Esta excusa fue usada para presionarlo internamente y justificar, mediante una renuncia forjada, su salida del cargo y la eventual designación como «presidente de facto» de Roberto Micheletti, un antiguo copartidario que encabezaba el Congreso de la República.  

“EE.UU. y la derecha hondureña, en realidad, depusieron por la fuerza a Zelaya porque había tejido fuertes lazos con otros mandatarios progresistas de la región y se incorporó a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), fundada por Hugo Chávez y Fidel Castro. El golpe que le aplicaron fue similar al que sufrió Chávez en 2002, cuando lo montaron en un helicóptero y lo llevaron a una isla para hacer circular una supuesta renuncia”, acotó el presentador. 

Para recordar los detalles, puso al aire un video de Telesur sobre ese golpe de Estado en Honduras en el que se presenta una cronología de las horas previas y posteriores al derrocamiento. Se indica que a pesar de la condena del ALBA, la Organización de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos, Micheletti siguió en el poder. El intento de Zelaya de retornar al territorio hondureño fue repelido por el gobierno de facto y la represión al pueblo causó una persona fallecida. En un segundo intento, Zelaya entró a Honduras y se refugió en la embajada de Brasil, donde permaneció por cuatro meses. 

“Este tipo de situaciones es la que debe enfrentar cualquier pueblo cada vez que surge un líder que propone cambios y trata de instrumentarlos –subrayó Pérez Pirela-. En este caso se trataba solo de consultar al pueblo sobre si querían o no una Asamblea Constituyente”. 

Aunque el golpe fue rechazado ampliamente por el pueblo de Honduras, por los gobiernos de la región e incluso por la Organización de Estados americanos (OEA), entonces bajo la dirección del chileno José Miguel Insulza, eso no desanimó a Micheletti para suspender las garantías constitucionales y desplegar una feroz represión que dejó decenas de muertos.  

La administración de Barack Obama negó cualquier nexo con los golpistas y se abstuvo de criticar la brutalidad con la que operaban, aunque luego se comprobaría que no solo estaba al corriente de lo que se fraguaba, sino que fue parte activa en ello. 

En Washington ni siquiera se pronunciaron porque periodistas de la cadena CNN en español –entre muchos otros, incluyendo al equipo de la multiestatal teleSUR– sufrieron maltratos y vejámenes de la fuerza pública de Honduras, algo que se repitió en contra de los embajadores de Venezuela, Cuba y Nicaragua en Honduras.  

Entretanto, a pesar de los cuestionamientos acerca de su legitimidad, Micheletti permaneció como gobernante de facto hasta enero de 2010, cuando cedió el poder a Porfirio Lobo. “Todo fue un parapeto para hacer ver que con esa elección amañada se resolvía la crisis política”, dijo el moderador. 

En otro testimonio audiovisual histórico de teleSUR, Micheletti aseguró que seguiría en el poder hasta 2010, lo que hizo impunemente. Para colmo de ironías, se proclama como demócrata y defensor del derecho del pueblo a elegir a sus gobernantes. 

“Este dictadorzuelo fue la bisagra puesta por Barack Hussein Obama y, más específicamente, por Hillary Clinton para establecer un régimen supuestamente nuevo, amparado en unas elecciones, lo que derivó en que Honduras se convirtiera en un narcoestado, con todas las de la ley que, además, obligó a miles y miles de hondureños a emprender esas tristemente célebres caravanas hacia EE.UU.”, planteó Pérez Pirela.  

Un año más tarde, después de haber intentado vanamente recuperar el poder, permanecer asilado durante meses en la embajada de Brasil en Tegucigalpa y tras haberse establecido en República Dominicana como huésped de honor del presidente Leonel Fernández, Zelaya acusó sin cortapisas a Obama de haber conspirado para derrocarlo.  

En sus reflexiones, el mandatario estimaba que su cercanía con el ALBA y sus políticas progresistas, signaron su destino.  

En video de teleSUR, Zelaya afirma categóricamente que EE.UU. estuvo detrás del golpe de Estado y siguió encubriéndolo, al proteger a quienes usurparon el poder a través de las armas. “En Honduras sigue la represión, se ha instalado la antidemocracia, amparada por sectores que por quedar bien con los estadounidenses le dicen sí a todas sus propuestas. Cada una de las acciones que tomó el dictador Micheletti y que luego ha tomado Porfirio Lobo fueron para beneficiar a las transnacionales americanas del petróleo, de las finanzas, para fortalecer lo que a mí se me prohibía, como la relación con el ALBA”, declaró el mandatario depuesto. 

 La debacle institucional y social tras el golpe de estado  

 ¿Cuáles fueron los resultados de este golpe de Estado para la institucionalidad de Honduras?, se preguntó Pérez Pirela. La debacle institucional y social ha sido, tristemente, el balance. 

La realización de comicios presidenciales tras el breve gobierno de facto de Micheletti, no supuso una rehabilitación de las instituciones de Honduras y, en su lugar, el deterioro y la represión continuaron, todo ello bajo la mirada complaciente de Estados Unidos.  

Porfirio Lobo, por su parte, ofreció condiciones para el regreso de Zelaya a Honduras tras dos años de exilio y restituyó sus derechos políticos. En contrapartida, logró arrogarse el mérito de la consulta constitucional que había impulsado el expresidente y por la cual fue derrocado.   

La ironía fue muy amarga. El Congreso de la República, que en 2009 boicoteó abiertamente la consulta popular para modificar la Constitución, apenas dos años después votaba lo opuesto, al tiempo que el gobernante reivindicaba la iniciativa como una demostración de democracia y los movimientos sociales denunciaban el carácter antipopular de su gestión.  

Un reportaje muestra a Lobo presentando como uno de sus logros la consulta popular, que motivó el golpe a Zelaya. El discurso del mandatario fue aplaudido por los mismos que antes negaron la consulta popular. “Lo que fue malo con Zelaya, pasó a ser bueno con Lobo”, comentó entonces la periodista Madelein García, enviada especial de teleSUR a Honduras. Uno de los aludidos explicó que eso se debió a que Zelaya pretendió hacer los cambios fuera del contexto legal. 

A Lobo le siguió en la primera magistratura el abanderado del derechista Partido Nacional de Honduras, Juan Orlando Hernández, que ejerció como presidente del Congreso entre 2010 y 2013.  

Cuando ya había conseguido su postulación como candidato presidencial, Hernández mostró el talante antidemocrático que habría de caracterizar sus dos mandatos y promovió la destitución de cuatro magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Honduras.  

En 2013 fue declarado vencedor de la contienda presidencial en la que tuvo como principal contendora a Xiomara Castro de Zelaya, en medio de acusaciones de fraude electoral que salpicaron directamente a las autoridades del Tribunal Supremo Electoral.  

En su primer discurso como presidente fue parco y ofreció vagamente enfocarse en mejorar las condiciones de vida de los hondureños, pero rápidamente su gobierno fue presa de protestas populares por diversos factores, entre ellos el incremento desmedido de la violencia asociada al crimen organizado.  

Otro video de teleSUR puso de relieve los datos de la violencia que sacude al país centroamericano, y las protestas que protagoniza el pueblo para denunciarla.  

El resto del primer mandato de Hernández no fue a mejor: se incrementaron la violencia homicida, los ajusticiamientos (un caso notorio es el de la activista medioambiental Bertha Cáceres), al tiempo que se debilitó la acción del Estado.  

También su nombre se vio vinculado a penosos escándalos de corrupción, entre los que resalta el uso de dineros provenientes del desfalco al Seguro Social para financiar su campaña a la presidencia.   

En otro video se dice que el presidente se deslindó del fraude, pero reconoció que parte de los fondos de su campaña tuvieron origen en ese delito, sin que él lo supiera.  

En paralelo, Hernández aprovechaba su estancia en el poder para hacer justamente lo que, sin fundamento, se achacó a Zelaya: modificar la Carta Magna para garantizarse la oportunidad de competir nuevamente por la presidencia en los comicios generales de 2017.  

La medida fue tildada de antidemocrática e inconstitucional por la oposición, pero eso no impidió que el gobernante se postulara a la presidencia y que fuera declarado ganador otra vez, en medio de gravísimas acusaciones de fraude y multitudinarias protestas populares que fueron duramente reprimidas.  

“La democracia hondureña, después del golpe de Estado, se fue por el caño”, expresó el moderador de Desde donde sea. 

Las protestas y la represión ante denuncias de fraude electoral fueron reseñadas en su momento por teleSUR con imágenes muy reveladoras. 

“En 2014 hubo fraude, pero el de 2017 fue simplemente escandaloso”, dijo el usuario Diógenes.  

Las irregularidades detectadas en el proceso electoral fueron de tal calibre, que incluso la OEA, bajo la batuta de Luis Almagro, recomendó su repetición. Esto nunca se concretó ni supuso la imposición de medidas coercitivas unilaterales sobre Honduras por parte de Estados Unidos, ni el desconocimiento del gobierno ilegítimamente designado. “Todo cambió para que no cambie nada”, puntualizó Pérez Pirela. 

En 2019 parecía que la suerte de Juan Orlando Hernández cambiaría, pues fiscales estadounidenses acusaron a su hermano, Antonio «Tony» Hernández, de haber traficado drogas «a gran escala». 

El nombre del presidente hondureño figuró en el juicio y se le sindicó de recibir dinero del narcotraficante mexicano Joaquín «el Chapo» Guzmán para su campaña y para financiar el fraude electoral.  

Pese a estas graves acusaciones, la justicia local se abstuvo de abrir una investigación, incluso después de haber sido fuertemente presionada por la ciudadanía, que se volcó indignada a las calles a exigir la renuncia de Hernández. Varios entrevistados de teleSUR en ese tiempo expresaron que con esa acusación debía allanarse la ruta para la destitución o renuncia de Hernández. 

Entretanto, el gobierno fue incapaz de detener o paliar el deterioro agudo de las condiciones de vida de la población o de contener la violencia impuesta por las pandillas y el crimen organizado, que en data reciente incluye el reclutamiento de niños para las bandas delictivas.  

Así, de más en más, se comenzaron a organizar caravanas de migrantes hacia Estados Unidos. Esta oleada migratoria, que se intensificó a partir de 2018, incluye en sus filas a mujeres y niños menores de edad, muchos de los cuales viajan sin compañía de un adulto, al tiempo que se exponen a graves peligros. 

De estos, destacan los traficantes de personas, que cuentan con una extensa red que se extiende desde ese país hasta la frontera entre México y Estados Unidos y no pocas veces opera en asociación con grupos del narcotráfico.  

“Aquí se cae la excusa de EE.UU. cuando lucha por deponer a gobernantes progresistas y saca a relucir el tema de las drogas, pues ellos mismos ayudaron a convertir a Honduras en un narcoestado”, insistió Pérez Pirela. 

Otro trabajo periodístico de Telesur muestra la magnitud de las movilizaciones de migrantes que caminan hacia Guatemala, siguen hacia México y procuran llegar a EE.UU. para salvarse de la violencia de las pandillas y de la falta de oportunidades de educación, salud y empleo.  

La pandemia y el paso de los huracanes Eta e Iota por Centroamérica agudizaron la crisis. Como en los casos previos, el ‘modus operandi’ para organizar la caravana fue la autoconvocatoria a través de las redes sociales y el punto de concentración la norteña ciudad de San Pedro Sula, cercana a la frontera con Guatemala.  

De manera similar, muchos migrantes fueron reprimidos por las autoridades de los países vecinos e incluso deportados a Honduras.  

 ¿Se conjuró el escenario de fraude electoral en Honduras? 

Aunque Xiomara Castro puntea en los resultados preliminares, el Consejo Nacional Electoral de Honduras aún no ha divulgado el boletín definitivo y, lamentablemente, tampoco parecen haberse conjurado las amenazas de un nuevo fraude electoral.  

El domingo, en pleno proceso de escrutinio, se confirmó un ataque al servidor del ente comicial, aunque, según aseveró la magistrada Rixi Moncada, la intrusión no afectó el proceso de transmisión, pues solamente comprometió el acceso al censo de votantes.  

Otro titular de LaIguana.TV, señala que en Honduras, una magistrada confirma ciberataque contra servidor del Consejo Electoral. Esto pone los pelos de punta por la reincidencia del fantasma del fraude.  

«Quienes quisieron entrar y afectar la transmisión de resultados por medio del servidor en donde estaba ubicado el censo, se fregaron (les salió mal)», sostuvo Moncada, quien enfatizó que el CNE defendería la voluntad popular expresada en las urnas.  

Esta maniobra recuerda a la táctica a la que apeló el gobierno en la elección de 2017, en las que tras haberse anunciado un primer boletín en el que se informaba la ventaja del candidato de la oposición, Salvador Nasralla, posteriormente se informó de un supuesto ataque informático al CNE, a lo que siguió, días más tarde, la proclamación de Hernández como vencedor.  

Tampoco puede descartarse otra acción golpista, pues las posiciones progresistas de Castro y su equipo político, que lidera el expresidente Manuel Zelaya, son mal vistas por Washington, que preferiría tener en Tegucigalpa a un gobernante útil y afín a sus intereses.  

Un nuevo titular de LaIguana.TV pregunta ¿Cómo evalúa EE.UU. el eventual triunfo de Xiomara Castro en Honduras?  

El texto de la nota indica que el analista político Carlos Santamaría considera que la eventual victoria de la candidata progresista Xiomara Castro de Zelaya en los comicios presidenciales de Honduras, es una «amenaza» para los intereses de Estados Unidos en el país centroamericano.   

«Realmente es una elección muy difícil, porque también desde el norte, desde el régimen estadounidense están analizando lo que significaría que gane una persona progresista, de izquierda», dijo el experto este domingo 28 de noviembre en una entrevista concedida a la cadena HispanTV.   

Santamaría comentó que la visita de Brian Nichols, diplomático al que Washington destacó para manejar sus relaciones con América Latina, se corresponde con una valoración desde el terreno lo que eventualmente «hay que hacer» si Castro se impone.   

Presentó una ampliación de las declaraciones de Santamaría, en las que advierte sobre el grave cuadro de violencia, corrupción y pobreza que enfrentará la presidenta electa a lo que habrá que agregar la hostilidad de EE.UU.  

El especialista vaticina que «el triunfo de sectores progresistas no es fácil de asumir por fuerzas violentas», al punto de que podría estarse fraguando un nuevo fraude electoral «no solo de muertos que votan, sino también del ‘software’ que se utiliza en las elecciones y que ha sido denunciado en numerosos países».  

La demora del CNE para informar acerca de los resultados definitivos y las amargas experiencias, contribuyen en gran medida a fortalecer esta hipótesis agorera. No parece colaborar que la mañana del lunes 29 de noviembre, el organismo decidiera suspender el conteo preliminar que se registraba en su página web y reiniciar el «conteo definitivo».  

“¿Será que van a hacer otro fraude en Honduras?”, se preguntó Pérez Pirela. 

De nuevo con apoyo de un material de teleSUR, mostró el ambiente en Tegucigalpa el lunes 29, cuando el CNE decide iniciar conteo definitivo para formalizar resultados electorales  

Tampoco deja de llamar la atención que el gobernante Partido Nacional, que el domingo anunció en las redes sociales el triunfo de su abanderado, Nasry Asfura, adoptó una política de hermetismo.  

Sin embargo, Telesur tuvo conocimiento de un audio que circula a través de servicios de mensajería y en cuya veracidad han insistido medios locales, en el que Asfura se niega a admitir la derrota y llama a sus seguidores a esperar los resultados definitivos, a pesar de la brecha de casi 20 puntos que le separa de Castro.  

“Esto no les importa a quienes dan golpes de Estado, como se demostró en Venezuela y en Bolivia. En conclusión, por obra de EE.UU., el pueblo hondureño ha retrogradado en materia democrática y en los campos político, económico e institucional, un retraso de al menos doce años. Por culpa de Barack Hussein Obama y de Hillary Clinton, Honduras se transformó en un narcoparaestado y las caravanas de migrantes no han dejado de crecer. El silencio cómplice de Almagro y la Unión Europea, ha permitido que Honduras viva en un clima de zozobra y guerra civil, mientras esgrimen argumentos falsos contra países como Venezuela. Todos los avances del tiempo de Zelaya fueron truncados por la política del garrote, del patio trasero, la que reza que ningún pueblo de Nuestra América tiene ‘permiso’ para determinar de manera autónoma su rumbo. ¿Cuándo dan los EE.UU. este aval, este permiso? Cuando se encuentran con gobiernos postrados a los intereses de la Casa Blanca o que no lo piensan dos veces a la hora de entregarles sus recursos naturales y terminan apoyando al imperio con votos incondicionales en los foros internacionales”, resumió Pérez Pirela. 

(LaIguana.TV)