Autodefinido como un gringo antigringo, Danny Shaw es un trotamundos desde su infancia y desde esa óptica desmonta el discurso dominante de la élite estadounidense que pretende imponer su concepto de democracia a todos los demás países. 

Shaw, profesor de Estudios Latinoamericanos y del Caribe de la Universidad de Nueva York, analista en teleSUR, Hispantv, RT, PressTV, autor del libro Resistencia dominicana en la era del neocolonialismo, estuvo como invitado en el programa Desde Donde Sea, que conduce el filósofo y comunicador venezolano Miguel Ángel Pérez Pirela. 

En la entrevista fueron tocadas varias aristas tanto de América Latina como del propio Estados Unidos. 

Miguel Ángel Pérez Pirela (MAPP): Comencemos un viaje por varios países por la realidad de Estados Unidos porque esta es transversal a las realidades de las demás naciones. Hablar de la sancionada Venezuela, de Colombia, de Haití, de Honduras es hablar de EE.UU. ¿Cómo están los EE.UU. hoy día? 

Danny Shaw (DS): La mayoría de nosotros aquí no nos damos cuenta de que estamos tan conectados a todos los demás países del continente. Pero solo por el lado militar tenemos once bases en Colombia, nueve en Panamá; una de las más grandes en Honduras, sobre las que será interesante ver como Xiomara Castro va a manejarse; tres bases en Perú… hay una arrogancia en este punto, cuando la gente dice “nosotros somos los americanos” no piensan que hay más americanos en el sur, en Centroamérica y el Caribe. Apenas 37% de los estadounidenses tienen un pasaporte. Ideológica y espiritualmente estamos bien limitados. Conocemos a Brasil por CNN y a Haití por Fox, lo que es lo mismo que decir que no conocemos nada de esos países. Aquí podemos hablar de las epidemias después de la pandemia. Tenemos una epidemia de supremacía blanca; otra epidemia de violencia policial contra los afrodescendientes e inmigrantes; y una epidemia de sobredosis de opioides. Hoy se publicó una cifra: cerca de 100 mil norteamericanos se han muerto en el último año por esta causa. Esa gran mentira de que Nicolás Maduro, Diosdado Cabello o algún otro líder bolivariano tenga algo que ver con las drogas, si se analizan los mapas, las rutas de estos estupefacientes, vemos que no pasan por Venezuela ni por Nicaragua, sino por Colombia y Honduras, los vecinos de los países más difamados y satanizados. Otro aspecto de la realidad de EE.UU. es que la semana pasada, el joven racista Kyle Rittenhouse, que asesinó a dos manifestantes e hirió a otro, en Wisconsin, lo encontraron inocente. De esa manera se le ha otorgado una licencia al fascismo para atacar cualquier marcha que se les antoje. Al mismo tiempo encontraron a tres blancos racistas culpables del asesinato de Ahmaud Arbery y eso fue debido a la lucha masiva de millones y millones de afroamericanos y otros componentes progresistas de la sociedad. La batalla de clase va hacia adelante, pero el camino es aquí muy difícil. 

MAPP: Muchos analistas dicen que la crisis de EE.UU. es política, social y económica. ¿En qué grado esa crisis afecta a los países de Nuestra América, sobre todo a la luz de la transición Donald Trump-Joe Biden? 

DS: El capitalismo y el imperialismo escogieron a Biden y a Kamala Harris porque siempre el zorro es más peligroso que el lobo. A Trump se le conocían los motivos y las intenciones de lejos, como diría Malcom X, un gran pensador de Harlem y de EE.UU. en general. Con Biden se entendió que el capitalismo volvió al escenario global. Se pensó que todo se iba a estabilizar en el Sur y en el Caribe, pero el pueblo peruano tuvo otra idea, el pueblo catracho, los hondureños, también. Lo que vimos el domingo no fue solo una victoria para los hondureños, sino para los pobres y los humildes del mundo.  

MAPP: Y apenas fue hoy (miércoles 1 de diciembre) cuando reconocieron el triunfo los EE.UU. 

DS: Tuvieron que reconocerlo porque en estos últimos meses han tenido que distanciarse del lobo y actuar como zorro. Saben que Juan Orlando Hernández no tenía ya ningún apoyo popular porque, igual que ocurre con tantas dictaduras, narcodictadura en realidad. Entonces, de nuevo, el zorro se aleja, finge ser inocente, que no tuvo nada que ver con el golpe de Estado de 2009; Harris fue a Guatemala a plantear un proyecto de inversión económica, una propaganda fortísima. Sobre la situación económica de EE.UU., se caracteriza porque hay una desindustrialización que comenzó en los años 70. Las empresas se llevaron las fábricas para instalar maquilas lejísimo, a explotar la mano de obra en Vietnam y en la misma Centroamérica. En consecuencia, hay un gran desempleo. La juventud, sea en Puerto Príncipe o en el Bronx, donde yo estoy ubicado, cuando no encuentra empleo no encuentra dignidad ni donde ubicarse, donde insertarse socialmente. De esa realidad nacen los Crips y los Bloods, las grandes pandillas. En Haití se llaman G9, la confederación de nueve, aunque hay muchas más, como los 400 Mawozo, que quiere decir algo como los 400 “idiotas” o “manganzones”. A partir de los años 70 y 80 se explota la crisis de opioides. Se nos han muerto ya cientos de miles de nuestros seres queridos. Eso nunca se dice. Malcom X y otros grandes líderes de la comunidad afroamericana se plantearon llegar a las Naciones Unidas para reclamar los derechos de los oprimidos aquí adentro, lo que se llama el Tercer Mundo adentro, pero la ONU nunca ha tenido la firmeza, los dientes. Solo ha existido un camuflaje para dar más credibilidad al proyecto imperial. Desde aquí, sí, pedimos la ayuda de los pueblos del mundo porque nos están matando de varias maneras. Es un proyecto de genocidio contra los sectores más marginados de este país. 

MAPP: Muchas veces nosotros, desde Nuestra América, vemos a EE.UU. como un solo bloque colonial empeñado en despojarnos de nuestros recursos naturales y humanos, pero también el pueblo de EE.UU. es víctima de su gobierno. 

DS: Somos sobrevivientes, somos víctimas, aunque no nos damos cuenta por la arrogancia imperial, es el excepcionalismo estadounidense que se dice a sí mismo que somos el mejor país y por eso nos odian, y eso es una vil mentira porque yo he ido a unos 70 países y no he visto odio, sino respeto, interés, curiosidad, en buena medida producto del imperialismo cultural e ideológico. Incluso, hay fascinación. Hace tres años, estuve en Nairobi, Kenia, y noté que ellos dominaban más el Netflix que yo mismo. Aprendí de O.J. Simpson y su caso allá en Kenia. En una guagua en Panamá vi películas de Hollywood que nunca había visto. Es triste que el proyecto cultural del imperialismo haya penetrado la humanidad. Antes de que existieran teleSUR o Hispantv, como parte de lo que el comandante Chávez planteó como el mundo pluripolar, por allá en el 2005, yo era profesor de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en Managua y León, 90% de la información en el mundo venía de Japón, la Unión Europea y por supuesto de EE.UU. Por cierto, Nicaragua es otro ejemplo de heroísmo. Cuánta resistencia al proyecto genocida de la contra patrocinada por los gobiernos de Jimmy Carter y Ronald Reagan, asesinos que son tenidos por héroes debido a la propaganda de la que ya hablamos. Estamos muy mediatizados.

MAPP: Un país en franca crisis socioeconómica y política, ¿no se convierte en un peligro mayor para naciones como Haití, Colombia, Venezuela, por solo nombrar algunos? 

DS: Sí, como el capitalismo está en declive, debe buscar nuevos mercados. Por eso la guerra subsidiaria y sucia contra Siria, Libia. Y quieren libanizar a Siria y a todos los países. Ya podemos ver a los multimillonarios en su carrera por colonizar el espacio. 

MAPP: Varias de las empresas de esos millonarios estuvieron en el intento de invasión a Venezuela por su interés geoestratégico y por los minerales preciosos. 

DS: Son las grandes contradicciones porque cada día los multimillonarios tienen cada día más dinero y propiedades. Este sistema no puede aguantar. Como planteaba Rosa Luxemburgo, es una cuestión entre socialismo y barbarie, la destrucción de la civilización. Tenemos una sola opción para el futuro: otro modelo, colectivo, antineocolonial, que se puede llamar sandinismo, zapatismo, con sus características en China o Zimbabue. En ese escenario, el capitalismo es como un boxeador a punto de caer pero que puede golpear muy fuerte. Yo estuve en Zimbabue hace cinco años y, lo mismo que en Venezuela, había que amanecer en la cola para llenar un tanque de gasolina. El imperio manda así su mensaje a los pueblos. Si quieren ser libres, los agarramos a latigazos neocoloniales. Es el mensaje que siguen mandando. El Estado norteamericano es el terrorista más grande del mundo. 

MAPP: Háblame de lo que viste en las megaelecciones en Venezuela, en las que participó la oposición, luego de mucho tiempo, y la Unión Europea accedió a observar. Nadie te contó nada, ¿qué viste? 

DS: Primero que nada, envío un reconocimiento al pueblo venezolano. Ustedes son verdaderos héroes globales, que han tenido que aguantar todos estos años de agresión y violencia. En Venezuela vi lo que los grandes intereses no quieren ver: que la democracia no está centrada solamente en las élites, no se trata nada más de Altamira y el Country Club. Hay una democracia que se puede ver y sentir al compás de la música venezolana, de los sabores venezolanos, de las características y la idiosincrasia del pueblo venezolano en los barrios populares, en La Pastora, en Petare. Saludo a todos los que he conocido. Los admiramos mucho porque están siendo realistas, pero están haciendo lo imposible, como decía Ernesto Che Guevara. Nuestro deseo es que más norteamericanos, más de mis paisanos, puedan ir y ver con sus propios ojos lo que es una sociedad construyendo socialismo, a pesar de que todavía existe una élite muy fuerte. Por alguna casualidad de la vida, nos tocó topar con Henrique Capriles. 

-Cuéntanos eso… 

– Yo estaba con otro compañero, el famoso “Gringo Chavista”, a quien pueden seguir en Instagram. No estaba cómodo en los asientos normales del avión, así que le guiñé el ojo al “Gringo chavista” y nos fuimos a primera clase. Aquí funciona el white privilege, el privilegio blanco: dos gringos brincan para primera clase y nadie dice nada, todo de lo más normal. Tuvimos que movernos dos veces porque llegaron los “dueños” de los asientos, pero seguimos en primera clase. Fue un vuelo de una hora hasta República Dominicana porque, como Venezuela está bloqueada, hay que buscar un tercero o cuarto país, una locura. Cuando salimos del avión veo a alguien con un cartel que dice “Henrique Capriles”. Lo estaban esperando con guardaespaldas y choferes. Entonces me di cuenta de que Capriles estaba al lado mío. Es un ejemplo del microcosmos del mundo actual: el pueblo está atrás y las élites disfrutando de lujos junto a algunos blancos como yo, gracias a ese white privilege. Una metáfora del mundo. 

MAPP: ¿Qué comparación haces entre lo que tú viste en las megaelecciones y lo que la maquinaria mediática dijo que sucedió? 

DS: Antes de las elecciones ya EE.UU. estaban denunciado fraude en las elecciones. Lo penoso es que hay mucha gente que les cree. Pero llegar a Venezuela es llegar a un lugar donde los trabajadores tienen una voz, los campesinos, las mujeres y todos los sectores pueden intervenir en política. Hay una participación masiva, un entusiasmo. Ese 41,8% supera los índices de participación de EE.UU. en las elecciones de congresistas y de la Cámara de Representantes. Eso demuestra de hasta dónde llega la hipocresía. Aquí casi no se habló de nada de esas elecciones. No se dijo que la oposición participó y que ganó en tres estados, incluyendo uno importantísimo como Zulia, desde el cual se puede lanzar alguna ofensiva utilizando a Colombia, que es el sionismo de América del Sur. Ahora vamos a tener elecciones en Colombia, con un esquema parecido al de Honduras. Está el candidato de la ultraderecha, del uribismo, y está Petro, que al menos encarna una socialdemocracia. No creo que él llegue a cuestionar las bases militares como lo hizo Rafael Correa en Manta. Por cierto, los gringos volvieron a las islas Galápagos y también vimos las reuniones en Argentina con el alto mando militar de EE.UU. Eso es lo que está pasando en América Latina y por eso es que odian tanto a Venezuela. No olvidemos que en 1999 apareció este país como una nueva referencia, por fin ya no estaba solo Cuba, que llevaba nueve años resistiendo, luego de la caída de la Unión Soviética, un país al que se le pueden hacer muchas críticas, pero que encarnaba un mundo más equilibrado, como lo representa hoy Rusia, con todas sus contradicciones. 

MAPP: Ayer hablábamos acá con Madelein García sobre el golpe de Honduras en 2009 y la violencia en Haití que ha incluido un magnicidio ejecutado por sicarios colombianos. Todo indica que los latinoamericanos estamos empeñados en solucionar nuestros conflictos por la vía del voto y cada vez más lo hacemos por movimientos progresistas, pero EE.UU. sigue empeñado en los golpes de Estado, la violencia, los magnicidios. ¿Cómo puede resolverse esa contradicción? 

DS: Primero que todo, saludos a Madelein, que parece que tiene nueve vidas porque sobrevivió a disparos en Tegucigalpa y en Puerto Príncipe. Es invencible y qué bueno porque es muy importante la cobertura que teleSUR le ha dado a todos estos acontecimientos. Haití es una neocolonia. La mentira más grande es que Haití es pobre, cuando la verdad es empobrecido y explotado. Nosotros somos estudiantes de Eduardo Galeano y de Walter Rodney, estudiantes de un proyecto de liberación de los pueblos oprimidos y explotados. Ningún país en el Caribe ni en África ha sido pobre, sino que todos han sido saqueados por sus riquezas. En Haití hay grandes plantaciones y grandes maquilas, pero no se dice porque hay también censura. Después del magnicidio de Jovenel se desató la represión. He estado cuatro veces en Haití este año y sé que lo que quiere el pueblo es tomar sus decisiones. Repiten siempre que “nosotros somos adultos”. No necesitan la embajada de EE.UU. ni las misiones de las Naciones Unidas, que no son tales, sino naciones usurpadoras ni a la OEA. Esa tiene que ser la demanda número uno, que Haití pueda tomar sus propias determinaciones. Ya se ha invadido ese país siete veces en los últimos cien años. Imaginemos una octava vez. Sea a través de pandillas o de organizaciones populares, el pueblo haitiano va a resistir. Tal vez los países vecinos que no están bajo la hegemonía estadounidense podrían jugar un papel importante. Si miramos el ejemplo de Vietnam en Camboya o de Tanzania en Uganda. Haití no podrá avanzar hasta que no corte esos lazos de dependencia con EE.UU. El futuro de Haití no está en Washington y Miami, sino buscando la integración continental, a través de Caracas, Lima, Buenos Aires. 

MAPP: Nos mencionaste el G-9, ¿qué es y cómo funciona? 

DS: El jefe, el comandante, tal el hombre más fuerte de todo Haití es Jimmy Chérizier  “Barbeque”, a quien le dicen así porque su mamá vendía pollo a la barbacoa (parrilla). Como hay muchos Jimmy en Haití, tantos como José en Venezuela, le pusieron ese apodo. Ahora la embajada de EE.UU. y la ONU hablan de Jimmy Chérizier como una amenaza. No se sabe si es el líder del lumpen proletariado o qué es. Lo cierto es que Haití es un país rural que ha forzado a su gente a irse a Puerto Príncipe a vivir en guetos donde no hay empleo. El sueño de cualquier joven haitiano es llegar a Miami o al menos a República Dominicana. Mientras lo logran, no les queda más remedio que ingresar a una pandilla para ganarse el pan de cada día. En los últimos años esas pandillas se han dedicado al secuestro y ahora Jimmy Chérizier parece tener un proyecto político. Sale a declarar con traje, un sombrero de campesino haitiano y un fusil, pues esas pandillas tienen la característica de estar fuertemente armadas. Bueno, cuando se combinan esos elementos tenemos algo parecido a lo que planteaba Frantz Fanon en Los miserables de la tierra, como forma de toma del poder en Argelia y los pueblos de África. Las Panteras Negras llevaron adelante esa tesis aquí en los guetos de EE.UU. Hay que examinar muy de cerca lo que está pasando en Haití. Si esas pandillas se unen y plantean una alternativa política, se precipitará la invasión para asesinar a esos potenciales actores. Yo no puedo decir que su expediente está limpio ni que no han masacrado gente. Lo que puedo decir es que hay medio millón de armas ilegales en Haití y mucha droga en las calles. ¿De dónde vienen? Muchas de esas pandillas están conectadas al Estado, son entidades paramilitares, pero de eso no se habla nada. 

MAPP: ¿Está EE.UU. detrás de esas células paramilitares de Haití? 

DS: Claro, hay conexiones históricas. Los tonton macoutes fueron financiados, entrenados y armados por el gobierno estadounidense. Lo mismo pasa en los países vecinos, como República Dominicana, donde hay graves violaciones a los derechos de los haitianos. Debería ser un bombazo que 28 paramilitares colombianos hayan entrado a matar al presidente de Haití, pero acá en el New York Times o el Miami Herald lo pusieron en el cuarto párrafo, como si fuera algo normal. Y no es normal, por más que Juvenel Moïse no haya sido ningún Hugo Chávez ni un Aristide. 

MAPP: De hecho, fue servil a EE.UU. 

DS: Sí, como casi toda la burguesía haitiana, que está vinculada a intereses transnacionales. Hay unas pocas familias que son los “Rockefeller de Haití”, son mulatos o blancos, son ricos. En Haití hay palacios y castillos, guardaespaldas, limosinas, igual que en Venezuela. Yo he visto carros en Venezuela que aún no he visto en la Quinta Avenida de Nueva York. Uno se pregunta quién está metiendo esos carros al país y si será que el bloqueo es de 90%. Son grandes contradicciones. El pueblo haitiano dice que estaba en contra de ese presidente títere neoliberal, pero no querían su muerte y mucho menos a manos de extranjeros por órdenes del imperialismo. Se pueden construir muros contra los inmigrantes mexicanos, pero ¿cómo es que entran tantas drogas desde México? ¿De qué ha servido la invasión a Afganistán si ha aumentado la producción y el tráfico de drogas hacia EE.UU.? Los países más penetrados e infiltrados por EE.UU. son los que producen y trafican las drogas. Haití es un país muy antiimperialista, hay que organizar más encuentros internacionales. Hay una situación delicada, pues todavía están secuestrados quince misioneros. 

MAPP: También preocupa el uso de mercenarios estadounidenses que han tenido experiencia en Afganistán e Irak, como ocurrió en el intento de invasión de Venezuela por las costas centrales. 

DS: Así mismo es. Se trata de una privatización de esa actividad y de la exportación de mercenarios. Recordemos en 2002. Todo el que quiera estudiar la historia reciente latinoamericana debe ver La revolución no será transmitida. Cuando la vi por primera vez pensé que era algo de Hollywood, por lo impresionante. Una vez se la puse a unos costarricenses y pensaron que era una película de ficción. En realidad, EE.UU. ha hecho esto muchas veces: se lo hicieron a Salvador Allende, a Thomas Sankara en Burkina Faso. La implantación de escuadrones de la muerte la hicieron en El Salvador, Nicaragua, Guatemala. Nunca hubo realmente una Guerra Fría, era una guerra caliente que fue un conflicto de clase a escala global. Las muertes causadas no fueron en la Unión Soviética: fueron en Angola, en Zimbabue, en Mozambique, en Centroamérica, en el Cono Sur. 

MAPP: La política de Trump para Venezuela, que incluyó intentos de magnicidio, de invasión, blackout eléctricos, gobierno paralelo, etcétera, fracasó a la luz de estas megaelecciones. Biden no parece haber modificado nada hasta ahora, luce como si lo asesorara la misma gente que aconsejaba a Trump. ¿Cambiará algo en los próximos tiempos? 

DS: Otro dicho haitiano es: “republicano o demócrata son las dos alas del mismo buitre”. La política imperial no tiene nada que ver con partidismo. Los ataques contra Venezuela y Nicaragua siguen igual, mientras se recoloniza militarmente importantes espacios en Ecuador y Argentina. Siempre es la misma actitud, el mismo doble estándar. Sobre eso es lo que hay que concientizar al pueblo norteamericano. ¿Cómo puede ser que haya 800 bases militares fuera del país? Volvemos al principio: el zorro es más peligroso que el lobo. 

MAPP: Nosotros somos víctimas de la supuesta defensa de la democracia de EE.UU. En nombre de ella nos bombardean. ¿Existe una democracia en EE.UU. tan excelente que merece ser exportada a los demás países de la región? 

DS: Cada invasión, cada injerencia se hace en nombre de la democracia y de los derechos humanos. Hay que desmontar el discurso de la clase dominante, que siempre está inventando neologismos. Debemos preguntarnos a los intereses de qué clase social defiende esa democracia. En EE.UU. a raíz de la pandemia hay mucho desempleo, mucho sufrimiento, pero los ricos tienen cada vez más dinero. En términos de política extranjera, ¿dónde radica la democracia? Cuando Bush ordenó bombardear Irak en 2003 hubo protestas a escala global y eso no detuvo la invasión. Luego con Obama se llegó más lejos porque no se le cuestionaron los golpes de Estado en Paraguay y Honduras, todo lo que hizo Hillary Clinton en Libia. Internamente, los críticos de esas políticas no tienen espacio en los grandes medios. No se puede discrepar en temas como Palestina o Siria. Hay un solo discurso, un monólogo que echa por tierra la idea de democracia. No es democracia, es un gobierno de los ricos, para los ricos, para defender sus intereses. La mayoría de los estadounidenses: los blancos pobres, los inmigrantes, los afrodescendientes no tenemos ninguna voz. Solo se puede operar dentro de unos límites que las élites definen.  

MAPP: ¿Cómo llegaste a estas ideas antiimperialistas y cómo se vive en Nueva York, en pleno siglo XXI, en medio de estas contradicciones? 

DS: Yo soy producto de una madre soltera que, como se dice, se rebuscaba en la calle. Mi familia fue destruida por las drogas, que mataron a mi hermana Helen. El antiimperialismo para mí no nació en un libro de Eduardo Galeano sino al darme cuenta de que nos han dividido. Tengo primos que son 100% a favor de Trump y nunca han ganado por encima de 10 dólares la hora, no pueden pagar el alquiler, pero Trump, que tiene una riqueza por encima de 4 mil millones de dólares, es para ellos un salvador. Yo creo en la importancia de ver con los propios ojos, pero es que por allí nos tienen también controlados porque la mayoría de la gente no puede viajar. Mi mamá me llevó a muchos lugares porque era hippie, una trotamundos. No era una militante política, pero siempre cuestionaba y luchaba contra la adicción, era una sobreviviente y yo también lo soy. Lo digo sin problemas: estoy en un programa de 12 pasos. Lo que nos han hecho a nosotros, aquí en EE.UU. es muy grave. Era natural que en mí germinaran las ideas revolucionarias. La pregunta es por qué no florecen en otros paisanos míos cuando estamos frente a tanta opresión y segregación. Mi mamá me enseñó a solidarizarme con las víctimas de la injusticia. Por ello aprendí creole haitiano, al ver los abusos que sufrían lo haitianos en República Dominicana. 

MAPP: ¿Y cómo vives con esas ideas en medio de un país que va por otro lado? 

DS: Bueno, no creo que en la universidad me vayan a dar un aumento de sueldo, pero existen estas políticas de identidad. Muchos de mis colegas son valientes, defienden los derechos de las madres solteras o de los inmigrantes, pero no cuestionan las políticas hacia los otros países. Acá no se puede ni siquiera mencionar a Nicolás Maduro y apenas si se puede un poco nombrar a Evo Morales. Es difícil ser una oveja negra. No nos invitan a los grandes medios. Algunos colegas me invitan a sus clases. Yo no lo siento como algo personal. En el programa de 12 pasos decimos que el resentimiento es la primera transgresión, no podemos vivir resentidos porque eso hace daño espiritual. La idea es buscar puntos en común con la gente que no tiene el mismo nivel de conciencia: ¿por qué no tenemos un sindicato o un seguro médico? ¿Por qué cada vez hay menos empleo? ¿Por qué considerar enemigo a pueblo mexicano que trata de buscar mejores condiciones o los musulmanes que huyen de los bombardeos y no Jeff Bezos, el magnate de Amazon, un multimillonario que cada día bate su propio récord de enriquecimiento? Hay muchos estereotipos implantados que nos impiden identificarnos con los pueblos pobres del sur. Los gobiernos progresistas de esas naciones saben distinguir entre el gobierno de EE.UU. y su pueblo, por eso yo siempre digo que yo soy un gringo antigringo. 

MAPP: Por acá Diógenes, uno de nuestros usuarios, recuerda cuando Chávez envió gas al Bronx para ayudar a millones de personas. 

DS: Recibir a Chávez, a Fidel, a Maduro ha sido un honor, un privilegio. Igual cuando Chávez llegó a Puerto Príncipe y el pueblo haitiano corría a su lado. Se me pone la piel de gallina al recordarlo. Estamos muy agradecidos porque acá los inviernos son muy duros. Ahora mismo una niña puertorriqueña se murió en un urbanismo acá cerca. La mamá le puso tantas sábanas para tratar de protegerla del frío que la niña se asfixió. No se habla de eso. En muchos otros lugares de EE.UU. se vive esa misma situación. 

MAPP: Agradezco tus aportes. Es muy interesante cuando se habla no solo desde la racionalidad sino también desde el sentimiento, porque somos seres sentipensantes, como decía Galeano, y tú así lo has hecho. 

DS: Gracias a todos. Tenemos la misma lucha y el mismo enemigo. El futuro de cada país dependerá de la organización del pueblo. Puede surgir algún político revolucionario, pero nos toca a nosotros organizarnos. Eso es lo que va a vencer a los enemigos de la humanidad. Debemos aprovechar que estamos parados sobre los hombros de nuestros ancestros. Qué viva el internacionalismo, la unidad de los pueblos del mundo, y ustedes, en particular, los bolivarianos, que son un ejemplo para el mundo entero. 

(LaIguana.TV)