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Hablemos claro: ¿qué más podía esperarse de la oposición con respecto a EE.UU.?.- Alguna gente se asombra por la conducta de la dirigencia de la oposición frente a la amenaza que significa el hecho de que Estados Unidos nos considere una amenaza… Pero, hablemos claro: ¿qué más podía esperarse de estas personas y organizaciones?

 

No era razonable pensar que iban a rebelarse contra la decisión tomada por el emperador Obama si se piensa que son unos líderes que en 16 años no han hecho otra cosa que clamar por esa injerencia.

 

Por supuesto, no todos los opositores padecen el mismo grado de pitiyanquismo. Algunos lo tienen crónico y otros, agudo. Algunos lo tienen en fase terminal y otros solo han sufrido un leve contagio. [En ciertos extraños casos, incluso, parecen haberse curado, como el diputado Ricardo Sánchez]. Pero no hay que llamarse a engaño, pues en este aspecto, la oposición moderada actúa de la misma forma en que lo hace ante los brotes de violencia patrocinados por los golpistas, salidistas y guarimberos: se mantienen a la expectativa a ver cómo salen las cosas, de manera que si los planes prosperan, ellos se suman; pero si fracasan, se hacen los locos.

 

El comunicado de la MUD fue una muestra muy clara de esa ambigüedad. Dicen que EE.UU. no debería meterse en asuntos internos, pero a renglón seguido, justifican la intervención alegando que el rrrégimen no ha hecho caso de los llamados de los organismos internacionales.

 

Si se hace una revisión minuciosa, quedará claro que prácticamente todo los líderes importantes de la oposición (y muchos no tan importantes) han ido a EE.UU. a pedir, en una o en otra forma, que ese país les haga la tarea que ellos han sido palmariamente incapaces de hacer. Los menos avispados al menos han participado en alguna reunión patrocinada por la embajada o por alguno de los tantos agentes (declarados o encubiertos) que el imperio tiene acá. Muchos han recibido contribuciones de la National Endowment for Democracy y de otros organismos-fachada montados por el gobierno gringo para financiar conspiraciones, transiciones y demás maneras de encontrar “salidas” rápidas.

 

En esas condiciones, ¿cómo podrían a estas alturas de la temporada ponerse con cómicas ante quienes los tienen agarrados por las partes nobles? Si alguien en el espectro de la oposición se pasa de nacionalista, saldrán a relucir los viajes con gastos pagados, los depósitos en cuentas buchonas,  los cursos de derechos humanos y de otros temas no tan santos. En rigor,  a unos cuantos opositores les pasa con EE.UU. algo parecido a esos infelices individuos que se meten en una banda delictiva y luego, cuando quieren salirse, no pueden.

 

En fin, una buena parte de los dirigentes opositores no respaldarán ninguna acción nacionalista porque no creen en eso, porque piensan que la patria es algo pasado de moda. Otra parte de esos líderes no lo harán porque no pueden: están atados y amordazados por su pasado, por sus negocios, por sus compromisos. Vale entonces repetir la pregunta: ¿qué más podía esperarse de ellos?

 

(Por: Clodovaldo Hernández/[email protected])