El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha confirmado que un ataque de las fuerzas estadounidenses ha matado al máximo dirigente del grupo ISIS, Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi, en el noroeste de Siria. Dos organizaciones habían elevado previamente a 13, entre ellos varios menores, el número de muertos en la operación lanzada esta madrugada en la provincia de Idlib, el último bastión opositor en el noroeste del país. 

«Anoche, bajo mi dirección, las fuerzas militares estadounidenses en el noroeste de Siria llevaron a cabo con éxito una operación antiterrorista para proteger al pueblo estadounidense y a nuestros aliados, y hacer del mundo un lugar más seguro. Gracias a la habilidad y valentía de nuestras Fuerzas Armadas, logramos retirar del campo de batalla a Abu Ibrahim al-Hashimi al-Qurayshi», ha anunciado Biden en un comunicado.

El Pentágono había anunciado que ha llevado a cabo «con éxito» la madrugada de este jueves una operación militar al noroeste del país, pero no había desvelado cuál era el objetivo y se esperaba que divulgara más detalles sobre el ataque en la región opositora siria, donde las operaciones estadounidenses se reservan generalmente para objetivos de alto nivel. «Las fuerzas de Operaciones Especiales bajo el control del Comando Central de los EEUU han llevado a cabo una misión antiterrorista esta noche en el noroeste de Siria. La misión ha sido un éxito», había anunciado el portavoz del Pentágono, John Kirby, en un escueto comunicado. Washington ha afirmado no haber sufrido bajas durante la operación. «Todos los estadounidenses han regresado sanos y salvos de la operación», ha dicho Biden.  

EEUU no ha dado detalles sobre las víctimas del ataque. Los denominados Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria controladas por la oposición, han contabilizado la muerte de al menos 13 personas, entre ellas seis niños y cuatro mujeres. 

La organización, que se está encargando de tratar a los heridos y recuperar los cuerpos, han explicado en su cuenta de Twitter que las víctimas se produjeron por unos «ataques y enfrentamientos» que tuvieron lugar justo después de la operación especial contra una vivienda en la zona de Atme. Los efectivos estadounidenses han descendido al área, fronteriza con la localidad turca de Iskanderun, en una «incursión aérea», según los Cascos Bancos.  

Según la Agencia AP, residentes y activistas dicen haber sido testigos de una gran operación terrestre, en el que las fuerzas estadounidenses utilizaron megáfonos para instar a mujeres y niños a abandonar el área. Según describen vecinos de la zona a la agencia estadounidense, los helicópteros sobrevolaron el lugar y las fuerzas estadounidenses se enfrentaron a hombres armados durante más de dos horas en torno a una casa de dos pisos rodeada de olivos, cuya planta superior ha quedado casi totalmente destruida. Narran constantes disparos y explosiones que estremecieron a esta zona salpicada de campamentos de desplazados internos de la guerra.  

También el Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha confirmado en un comunicado el fallecimiento de 13 personas, entre ellas cuatro niños y tres mujeres, mientras que otros tres cuerpos han quedado «despedazados» y no han podido ser identificados todavía. La organización, con sede en Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, ha asegurado que «todos» ellos perecieron durante la «operación de aterrizaje» y «objetivos aéreos» de las tropas de la coalición liderada por EEUU y sus aviones cerca de la zona de Atme.  

La organización ha afirmado anteriormente que EEUU llevó a cabo «una operación similar al asesinato de Abu Bakr al Bagdadi hace casi tres años», en referencia a la redada que en octubre de 2019 acabó con la vida del exlíder del grupo terrorista ISIS, también en Idlib.  

Idlib está dominada principalmente por el Organismo de Liberación del Levante, en la que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra, y acoge también a una miríada de grupos armados que podrían haber sido objetivo de la operación de esta madrugada de Washington.  

La redada se produce días después de que finalizase en Al Hasaka, en el noreste de Siria, un motín con ayuda externa en una cárcel del ISIS que se saldó con casi medio millar de muertos y es considerada la mayor acción de la formación terrorista desde su derrota territorial en el país hace tres años.

(EFE)