Alejandro –Álex– Char es el segundo miembro del clan de origen sirio-libanés asentado en la costa atlántica del vecino país que es salpicado por las declaraciones de la exsenadora Aída Merlano en relación con el caso de compra de votos por el que fue sentenciada en 2019 a 15 años de cárcel.

«Álex» Char es el primogénito de Fuad Char, patriarca del clan político-empresarial, cuyos nexos con el poder político de Bogotá se rastrean a inicios de la década de 1980, pero acabaron de asentarse definitivamente en el decenio siguiente, con su elección sucesiva como senador entre 1994 y 2002, con un regreso en 2008.

Aunque actualmente están adscritos al partido Cambio Radical, punta de lanza electoral del expresidente Juan Manuel Santos, respaldaron abiertamente al expresidente Álvaro Uribe Vélez e incluso Fuad Char fue su embajador ante Portugal en el año 2007, cuando la referida organización política hacía parte de la alianza uribista.

De otra parte, su hermano Arturo, también acusado por Merlano de la operación de compra de votos en el departamento de Atlántico y sobre el cual pesa una investigación judicial, ejerció como senador entre 2006 y 2010 y regresó al Congreso con la misma figura en 2016.

Según Forbes, en 2020, los Char poseían la décima fortuna más grande de Colombia, forjada oficialmente al Grupo Olímpica, que aglutina entre otros activos, cadenas de supermercados, farmacias, el equipo de fútbol Junior de Barranquilla y una red de emisoras radiales que operan en las principales ciudades colombianas.

Álex Char, hoy de 55 años, creció en un entorno privilegiado. Tiene un título en Ingeniería Civil de la Universidad del Norte, cursó estudios de gerencia en la Universidad de Los Andes de Colombia y una maestría del Tecnológico de Georgia (GeorTech), en los Estados Unidos.

Según confesó en una reciente entrevista con El Tiempo, aunque después de terminar su maestría tenía oportunidad de quedarse, decidió volver a Colombia porque extrañaba a su madre, quien falleció hace 25 años por causa de un cáncer.

«Volví porque quería estar más tiempo con ella y armé mi empresa, Alejandro Char y Cia, con treinta millones que mamá me prestó y que me sirvieron para arrancar haciendo veinte apartamentos en el barrio El Prado. Regresé porque quería estar con ella y se me murió un año después», relató el político barranquillero.

Eso fue en 1994. Al año siguiente contrajo matrimonio con Katia Nule Marino, quien pertenece a otro de los clanes político-empresariales de la costa colombiana: el clan Nule. El matrimonio tiene dos hijos en común.

En relación con el clan Nule, según reportes de Semana del año 2013, cuatro de los miembros del que fuera considerado como «uno de los clanes más poderosos de la Costa» estaban en la cárcel.

El cabeza de familia, Miguel Nule Amín, fue imputado por ordenar en octubre de 2000 la masacre de Macayepo, en la que un grupo de 100 paramilitares asesinó a 12 campesinos y forzó el desplazamiento de decenas de personas en el corregimiento de Carmen de Bolívar

Sus hijos Miguel y Manuel, así como su sobrino Guido, fueron condenados a 14 años de cárcel por delitos de peculado en un megaescándalo de corrupción conocido como El Carrusel de las Contrataciones, en el que estuvieron implicados decenas de funcionarios, incluyendo al entonces alcalde de Bogotá, Samuel Moreno.

La carrera política de Álex Char comenzó en 1997, cuando fue electo concejal de Barranquilla por el Partido Liberal. Desde allí y respaldado por Fuad Char, aspiró a la gobernación del departamento de Atlántico en 2000, pero fue derrotado.

Sin embargo, recusó las elecciones y el Consejo Nacional Electoral le dio la razón en 2003, lo que le permitió ejercer brevemente ese cargo en los últimos meses de ese año.

En los cinco años siguientes, el clan afianzó su poder con Arturo y Fuad en el senado, lo que le abrió la puerta a Álex para postularse como alcalde de Barranquilla en 2008, comicios en los que se impuso con 58% de los sufragios al ser respaldado por una amplia coalición liderada por organizaciones políticas afines al uribismo.

Una vez concluido su período como burgomaestre, en 2012 el presidente Juan Manuel Santos lo designó Alto Consejero para las Regiones, un cargo clave de coordinación entre el Ejecutivo Nacional y las principales alcaldías del país.

En su ejercicio, Álex Char estrechó lazos con el vicepresidente de Juan Manuel Santos, Germán Vargas Lleras y los medios colombianos se referían a él como su «mano derecha».

En 2014, cuando ya Santos apuntalaba su reelección, el exalcalde era su coordinador en la Costa Caribe y aparecía en primera plana junto a Vargas y el entonces presidente-candidato, a pesar de que estaba siendo investigado por la justicia.

El portal Las2Orillas reseñó que para la fecha, Álex Char tenía 81 procesos abiertos: «17 en la Procuraduría, 9 en la Contraloría y 55 casos del orden penal en la Fiscalía».

«Las acusaciones van desde temas nimios hasta presuntos casos de corrupción, abuso de función pública, hasta por complicidad con los detenidos primos Nule por las irregularidades en la construcción de la vía de Bogotá-Girardot, que le costó una millonaria multa que ya pagó en la Contraloría pero que lo tiene en problemas en el plano disciplinario», puntualiza el medio colombiano.

Empero, este dudoso historial administrativo no fue obstáculo para que en 2016 ganara las elecciones como alcalde de Barranquilla con el 77% de los votos, pese a que solamente lo postuló el partido Cambio Radical, que para entonces se había distanciado del expresidente Uribe.

Este apoyo respaldo popular se explica parcialmente por las mejoras en infraestructura y el respaldo a emprendedores, de los cuales Char hizo sus focos principales de gestión, así como en una reducción sustancial de la pobreza en la ciudad.

A esto se se suma una imagen pública cuidadosamente trabajada, en la que el político, que pertenece a la oligarquía local, se alejó de la imagen del gerente encorbatado y se dejaba ver en público ataviado con una gorra deportiva y atuendos sencillos, supervisando obras y escuchando demandas de los pobladores.

A inicios de febrero de 2022 Char dijo a El Tiempo que en su último período como alcalde, solamente fue «tres veces» al despacho: «a juramentarme, a prestarle el baño a un presidente que fue de visita y a recibir a un embajador que tenía 18 mil guardaespaldas». El resto del tiempo, aseguró, «estaba en las calles, resolviendo pequeños problemas».

No obstante, pese a toda la buena prensa, en 2018 el jurista Renzo Efraín Montalvo Jiménez denunció a Char y a otra política barranquillera de enriquecimiento ilícito y lavado de activos ante la Sección de Lavados de Dinero y Recuperación de Bienes y la Oficina de Asuntos Internacionales del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, pero hasta el momento, ninguna instancia judicial estadounidense se ha pronunciado sobre el caso.

En aquel momento, medios colombianos recordaron que al patriarca Fuad Char le fue retirada la visa estadounidense por presunta comisión de lavado de activos de un patrocinador de su equipo de fútbol, el Junior de Barranquilla.

También pesan sobre él señalamientos relacionados con el cobro de coimas y con haber dejado las arcas de la capital atlántica sumida en deudas imposibles de honrar a mediano plano, derivadas megacontratos suscritos durante su la gestión.

El vínculo entre Álex Char y Aída Merlano

Según sus propios decires, el político y empresario conoció a Aída Merlano en 2015, cuando aspiraba a un segundo período como alcalde de Barranquilla, entre «mucha gente».

Apenas un año antes, Merlano había resultado electa a la Cámara por el Partido Conservador, gracias al «apoyo de los Gerlein, especialmente del empresario Julio Gerlein, su gran padrino y patrocinador», quien la promocionó como compañera de fórmula «del senador Roberto Gerlein, el barón electoral del departamento del Atlántico y hermano menor de Julio», reseña un trabajo de Las2Orillas.

Pese al esfuerzo de Álex Char por deslindar su ya público romance con la exsenadora de la actividad política de ambos, en afiches de esa campaña electoral se leía el mensaje: «Álex Char alcalde. Apoya Aída Merlano».

A tal momento, asevera la prensa colombiana, pertenecen las fotografías y capturas de pantalla compartidas por Aída Merlano el pasado viernes ante la Corte Suprema de Justicia de Colombia, en medio del juicio que se le sigue a Arturo Char por compra de votos.

En 2017, reseña un trabajo periodístico de La Silla Vacía, el longevo senador Gerlein, quien había ocupado una banca en la Cámara Alta del Congreso por 44 años, acusaba fuertes problemas de salud y se desató una fuerte disputa para designar al sucesor.

En las cuentas, para Julio Gerlein, la candidata no era otra que Aída, quien además de ser su protegida, fue su compañera sentimental durante varios años y madre de su hija menor, Aída Victoria, una revelación que solamente se hizo pública tras el escándalo de la compra de votos.

«Entonces, en la Barranquilla política ya se comentaba como una verdad de a puño que Aída Merlano había aprendido bien, e incluso intentaba superar, las prácticas clientelistas en las que el grupo Gerlein cimentó su imperio electoral de medio siglo (a los Gerlein les atribuyen ser los creadores del famoso TLC, tejas, ladrillos y cementos, que entregaban a los pobres de los extramuros barranquilleros a cambio de votos)», asegura La Silla Vacía.

Sin embargo, esta candidatura no era del agrado del llamado «barón electoral del Atlántico», pues Merlano provenía de un barrio pobre de Barranquilla y había empezado en los avatares políticos como captura-votos en zonas populares, a cambio de prebendas que financiaba la nutrida chequera de Julio Gerlein.

En todo caso, el contratista se impuso y aún sin el respaldo de su influyente hermano, se alió con los Char para conservar, así fuera indirectamente, el escaño que su familia tenía en el Senado desde hace más de cuatro décadas.

Para esto, se acordó que Merlano se lanzaría al Senado por el Partido Conservador sin compañero de fórmula ante la Cámara por el departamento de Atlántico y tras bambalinas, impulsaría votos a favor de la candidata de Cambio Radical a la Cámara, Lilibeth Llinás, hermana de otro político ligado al charismo.

La contraprestación para la excongresista sería que para esa elección, tendría a su disposición el poderoso aparato político y económico de los Char, unas acusaciones que Álex Char negó de plano.

«¡En qué cabeza cabe! Como he dicho en todos los escenarios, yo era alcalde en la fecha que ella dice, 2018. ¿Iba a financiarle una campaña? ¿Iba a cometer la torpeza de hacer algún tipo de contribución a otro partido, a una campaña del Conservatismo? Cada acto mío, cada decisión como servidor público y como particular, está a la vista de la gente y de las autoridades. Aquí estoy poniendo la cara y nunca haré nada diferente a decir la verdad», sostuvo en una entrevista con El Tiempo tras conocerse la acusación en su contra.

Empero, a pesar de estas negativas, La Silla Vacía recuerda que «la alianza de los Char por debajo de la mesa con Aída Merlano no fue una excepción, sino el ‘modus operandi’ del charismo durante las elecciones a Congreso del 2018, en las que lograron sacar una poderosa bancada regional».

Asimismo, el medio argumenta que «en esas legislativas, la aplanadora charista se movió con maquinaria pura, de buses y carros transportando masivamente votantes» y en sus reportes de calle, alcanzaron a registrar «compra de votos», un delito que Merlano nunca ha negado pero por el que se niega a pagar sola.

En febrero de 2020, cuando fue capturada en Venezuela por ingresar ilegalmente al país y por falsificar un documento de identidad, la exsenadora acusó a los clanes Gerlein y Char de planificar su fuga con el objetivo de asesinarla.

En declaraciones ante las autoridades de Venezuela, Merlano afirmó que todo el clan Char, incluyendo al senador Arturo Char, había incurrido en delitos electorales del mismo tenor por el que fue condenada a 15 años de cárcel.

En 2020, la Corte Suprema de Colombia inició una investigación sobre Arturo Char por la misma imputación, tras una investigación avanzada por la Fiscalía colombiana y las escandalosas aseveraciones de la excongresista, quien está bajo custodia del Estado venezolano desde 2020 en una localización desconocida.

En enero de 2022, el dedo de Aída Merlano acusó directamente a Arturo Char, Alejandro Char, Julio Gerlein, José David Name y Laureano Acuña de conformar una red de corrupción conocida como La Casa Blanca, que les ha permitido controlar durante largos años sus bastiones electorales mediante fraude.

«En la Casa Blanca estaba ubicada una empresa que se encarga de rastrear los votos comprados con tecnología avanzada y así sabían si los votos llegaban a las urnas. También vendían paquetes de votos a otros candidatos», relató en su comparecencia, que se realizó de manera virtual.

El camino de Álex Char a la Casa de Nariño

Las ambiciones políticas de Álex Char denunciadas por Aída Merlano tienen buenas cuotas de veracidad, pues el exalcalde de Barranquilla es uno de los precandidatos presidenciales de la coalición derechista Equipo por Colombia y en la lista, entre la que figura el exalcalde bogotano Enrique Peñalosa, del Partido de la U, él sería el ungido por Iván Duque para ser su sucesor.

Medios colombianos reseñan que la afinidad entre los dos políticos se dio desde el primer contacto, pero tejieron amistad gracias a Karen Abudinen, exministra de TIC de Duque y colaboradora cercana de Char en la alcaldía de Barranquilla durante su segundo período, también salpicada por escándalos de corrupción.

«El presidente le apuesta al exalcalde para que sea su sucesor en la Casa de Nariño por su estilo fuera de la tradicional política, por lo menos en cuanto a su imagen. Además, como siempre lo ha dicho Duque, a él le gustan los funcionarios que saben administrar, criterio con el que ha conformado parte de su gabinete», asevera Las2Orillas.

No obstante, este acuerdo supondría un enfrentamiento irremontable con el exmandatario Álvaro Uribe Vélez, cuyo candidato, Óscar Iván Zuloaga, ha quedado fuera de toda alianza electoral, lo que en entender de algunos analistas, supone el fin del dominio del uribismo en la política colombiana y el inicio de un nuevo ciclo.

Acaso por los nexos personales entre Fuad Char y Uribe, el aspirante presidencial matizó el alcance de esta disputa en una entrevista concedida a El Tiempo a inicios de febrero.

«El presidente Uribe hizo una gestión que en su momento era la que Colombia necesitaba. Y cuando opina en el sentido de cosas que son un acierto para el país, nosotros lo respaldamos. No soy de los que vetan y cierran las puertas solo porque sí», sostuvo.

Aún no es posible calibrar el efecto que las nuevas –y graves– acusaciones de Merlano tendrán sobre su candidatura, pero de momento, los medios colombianos parecen estar más interesados en explotar el romance que las implicaciones de su asociación para cometer fraude electoral.

«Condenada y prófuga, en juicio durante un año, ¿por qué solo hasta ahora sale con esta historia y revelaciones? No tengo nada más qué decir sobre esto. Es caso superado. Es, como te digo, página pasada, y que responda ante la justicia mientras los colombianos se siguen haciendo preguntas que ella no podrá contestar. Voy para adelante. Última palabra», dijo en la misma conversación con El Tiempo, en un intento por restar importancia a los señalamientos.

(LaIguana.TV)