El portal de periodismo de datos abiertos La Tabla reveló este miércoles un conjunto de inquietantes datos que apuntan a que el levantamiento de la medida de control que pesaba sobre la productora de fertilizantes Monómeros por parte de la Superintendencia de Sociedades de Colombia (Supersociedades), lejos de allanar el camino para su devolución al Estado venezolano, constituye una maniobra del recién concluido gobierno de Iván Duque para preservar sus intereses, de la que también habrían participado actores de la burguesía venezolana.

Burguesías de los dos lados de la frontera

En un audio difundido a través de su canal en Telegram por el director del sitio, Víctor Hugo Majano, se precisa que «históricamente, Monómeros fue una de las herramientas usadas por las burguesías regionales de la costa colombiana y del estado Zulia en Venezuela para tomar control de la riqueza nacional» de los dos países.

El comentario no es baladí, si se considera que según la información basada en fuentes públicas recabadas por Majano y su equipo, el proceso de despojo del que fuera el segundo activo de Venezuela en el extranjero implicó una compleja trama de intereses opacos a los dos lados de la frontera que, sin embargo, ha dejado una considerable estela de rastros, que han sido profusamente documentados por el medio de investigación.

La miga más reciente de esta opacidad se evidencia en el hecho de que aunque Supersociedades tomó la decisión de suspender la intervención de la compañía venezolana el pasado viernes 5 de agosto, cuando aún estaba en funciones el presidente Iván Duque, esta solo se hizo pública el martes 9 de agosto.

De acuerdo con la interpretación de La Tabla, el propósito de este ocultamiento habría sido «proyectarla como si hubiera sido tomada en gobierno de Gustavo Petro».

Esta actuación, asegura el portal especializado, devela «un empleo instrumental de la entidad de supervisión de las sociedades por acciones» y en este caso particular, la información disponible y la concatenación de hechos que se sucedieron a la intervención, revelan que la acción se tomó «para degradar la compañía y ‘robar’ talento humano», como puede constatarse al comprobar que unos 200 gerentes abandonaron la compañía tras hacerse efectiva la medida.

Pero antes que el principio, la intervención de Supersociedades a Monómeros fue la última estocada de una sucesión que comenzó con la toma de control de la fabricante de fertilizantes por parte de agentes ligados a Juan Guaidó y a otros personeros del así llamado «interinato» en 2019, que de acuerdo con el informe periodístico de La Tabla, no fue contingente, sino obedecía a un plan cuidadosamente estructurado, que contó con el respaldo de la Casa de Nariño y de un grueso de la institucionalidad colombiana de entonces.

Las tres estructuras para derribar a Monómeros

Este proceso «terminó dando como resultado la conformación de tres estructuras que prácticamente diluyeron, liquidaron, disolvieron en términos comerciales la empresa», reza parte de un audio compartido por Majano en Telegram.

Los tres bloques empresariales a través de los que se ejecutó el plan de despojo son Nitrofert, LionStreet y Daabon, todas con nexos comprobados con las burguesías de la costa colombiana y de Venezuela, y agentes políticos como Leopoldo López.

Nitrofert, explica Majano, «viene siendo como una especie de operador comercial del principal distribuidor de fertilizantes a nivel mundial, que es la empresa con accionistas de origen armenio llamada Nitron, con sede en un paraíso fiscal de Estados Unidos –en Connecticut– y la cual no posee ningún tipo de instalación industrial», pues su enfoque es enteramente comercial.

Añade, asimismo, que entre los operadores concretos de hicieron de Nitrofert la punta de lanza para hundir a Monómeros figuran Jorge Herrera, una «ficha técnico-política» estrechamente ligada a Leopoldo López, así como Andrés Piñera, un egresado de la Universidad Metropolitana de alto perfil que ha hecho carrera profesional en Colombia, actual presidente de Nitrofert.

Sobre la base de estos hallazgos, desde La Tabla se alerta que esto debería dar pie «para cotejar, para verificar, que en realidad la toma de control de Monómeros y la apropiación –la confiscación, el robo, como se ha dicho– de Monómeros, realmente lo hicieron grupos del capital, grupos de poder económico de Venezuela» y del vecino país.

En todo caso, en la investigación se puntualiza que Nitrofert –que «trata de parecer» la filial colombiana de Nitron Group LLC– se convirtió en el principal proveedor de insumos de Monómeros desde 2019, en parte por los devastadores efectos de las sanciones y en parte por la «ruptura» con Pequiven, que nunca dejó de estar bajo el control del Estado venezolano.

La infeliz convergencia de estas dos situaciones trajo otra cola muy desagradable, pues el sobrecumplimiento de las sanciones en el que se amparó Nitron, hizo que la deuda de Monómeros con la trasnacional alcanzara 60 millones de dólares en julio de 2021, lo que la transformó en su principal acreedor.

Como responsable directa de esta debacle, figura Carmen Elisa Hernández, antigua presidenta de Monómeros –designada por Guaidó–, quien respaldó abiertamente la intervención de la compañía por parte de Supersociedades. Entre otros aspectos, la medida garantizaba «la protección de las acreencias» y otorgaba a Nitron una posición privilegiada para esquilmar el patrimonio venezolano sobre la base del cobro de deudas.

La segunda pata de la mesa la constituye Lionstreet Ventures SA, una empresa de maletín creada en Panamá en 2018, que a pesar de no contar con experiencia en el ramo, obtuvo un jugoso contrato con la compañía venezolana, con la que se garantizaba un margen de ganancias superior al 60 %.

Como artífice de esta operación fraudulenta y lesiva para el patrimonio de Venezuela figura Guillermo Rodríguez Laprea, gerente general –también designado por el interinato– de Monómeros. De acuerdo con las pesquisas de La Tabla, «llegó al punto de conformar una empresa donde algunos de sus familiares –hermanos, concretamente–, eran los propietarios de la compañía que firmó un contrato con Monómeros para convertirse como en una especie de comercializador de sus productos», tal y como denunció el sindicato de la empresa de agroproductos en junio de 2021.

Dentro de Colombia, la demanda de fertilizantes no se detuvo. Grupos económicos relevantes como la Asociación de Cultivadores de Palma (Asopalma) tuvieron garantizados sus suministros agrícolas por medio del contrato que suscribieran Ecoferti –distribuidora de Monómeros– con Daabon, una empresa ligada a los productores de palma aceitera, que fungió como la tercera mano sobre el cuello de la empresa venezolana.

«Ese convenio, básicamente consistió en garantizarle el suministro de materia prima, de insumos, a esa asociación Asopalma y Daabon para que tuvieran acceso seguro a los fertilizantes. Es decir, prácticamente hubo un desmontaje, en términos comerciales, de la empresa», resalta Majano.

La asamblea que no fue y el futuro de Monómeros

La Tabla reveló que el pasado 13 de junio, Pequiven, en calidad de principal accionista de Monómeros y en nombre del gobierno del presidente Nicolás Maduro, convocó a una asamblea extraordinaria de accionistas –todos parte del Estado venezolano– con la finalidad de designar a una nueva junta directiva.

Sin embargo, la reunión virtual no pudo realizarse porque Supersociedades, que tenía el control efectivo de la empresa venezolana para entonces, no la autorizó.

El director del medio, Víctor Hugo Majano, señala que con ese encuentro –que se programó a pocos días de la ya previsible victoria de Gustavo Petro en las urnas– , se aspiraba reiniciar el camino para que la filial de Pequiven regresara a las manos de su legítimo dueño.

Majano subraya que acaso el movimiento más importante que se pretendía lograr era la remoción de Rodríguez Laprea de su cargo, quien goza de «un extraordinario poder dentro de Monómeros», como ha quedado de manifiesto a lo largo de los últimos tres años.

Como esto no se produjo, el periodista interpreta que «pareciera que esta decisión que toma la Supersociedades con fecha del viernes 5 de agosto, no apunta (…) a una posibilidad, a esa acción de devolución del control de la empresa al gobierno legítimo de Venezuela».

Entretanto, la situación de la empresa ha sido calificada por el propio Petro como «compleja». En declaraciones ofrecidas a la prensa el pasado martes, el mandatario aseguró que la compañía está «afectada» y «casi que quebrada».

«Hay que ver técnicamente cómo se puede reiniciar, hay que ver las formas jurídicas, hay que ver el sistema de sanciones que aún está vigente. Digamos que eso no es tan fácil», indicó.

Los efectos de la debacle se hacen sentir. La Tabla remata su informe señalando que en este momento, Monómeros «prácticamente no tiene una referencia de marca como lo fue en su momento para Colombia», país en el que el precio de los fertilizantes se ha incrementado más de 100 % en razón de la guerra en Ucrania.

(LaIguana.TV)