Los peligros derivados de la situación geoestratégica actual motivaron al filósofo y comunicador Miguel Ángel Pérez Pirela a abordar lo relativo a las «bombas sucias», una nueva amenaza que puede transformar, en el peor caso, la vida en el planeta.

En ese orden refirió que el pasado fin de semana, el ministerio de Defensa ruso formuló una inquietante denuncia: Ucrania estaría considerando usar «bombas sucias» en el campo de batalla para culpar a Rusia y eventualmente forzar el ingreso directo de la OTAN a la guerra proxy que se libra en su territorio.

A lo anterior sumó que la Unión Europea propuso que los fondos para la «modernización» y «reconstrucción» de Ucrania se obtengan de las riquezas del Estado ruso en el extranjero. La estrategia trae a la memoria lo que sucedió cuando se impuso lo propio a Alemania, tras el fin de la Primera Guerra Mundial.

Comentó, asimismo, que en América Latina, Brasil se prepara para elegir presidente este domingo, en medio de un escenario abiertamente polarizado. Aunque las encuestas otorgan una ventaja máxima de seis puntos al expresidente Luiz Inácio «Lula» da Silva, el candidato a la reelección, Jair Bolsonaro, no parece muy proclive a abandonar el poder sin batallar.

Sobre este asunto, el especialista apuntó que ya las encuestas dieron por ganador a Lula en la primera vuelta, pero el voto hacia Bolsonaro fue mucho mayor al proyectado. Además, el actual mandatario se hizo con el control del Congreso y de muchas de las gobernaciones y alcaldías, por lo que aún perdiendo, obtuvo una victoria estratégica.

En su opinión, este panorama muestra que aunque el candidato socialista se imponga el domingo, tendrá muchas dificultades para gobernar y concretar su agenda.

De otra parte indicó que aunque en Venezuela, es más que evidente que el pretendido gobierno interino de Juan Guaidó carece de poder real, la novedad es que Washington, su principal patrocinador, estaría dispuesto a dejarlo a su suerte, visto el fracaso de la estrategia de cambio de régimen y la debacle electoral que se le avecinaría a ese sector de la oposición.

Para cerrar la introducción señaló que al otro extremo del mundo, el pasado domingo finalizó el XX Congreso del Partido Comunista de China –en su criterio, la noticia política de la semana– donde se ratificó el liderazgo de Xi Jinping y se anunciaron las líneas estratégicas del gigante asiático hasta 2049, cuando se celebrará el centenario de la República Popular.

Ucrania, la OTAN, Rusia y las bombas sucias

Entrando en materia mencionó que el preocupante señalamiento de Moscú relacionado con el uso de armamento nuclear en el frente de batalla en Ucrania, eleva todavía más la confrontación entre Occidente y la Federación Rusa, así como el riesgo de que la guerra, hasta ahora convencional, escale al nivel termonuclear.

Pérez Pirela explicó que las llamadas «bombas sucias» son proyectiles que combinan explosivos y sustancias radiactivas, no bombas como las que lanzó Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial, pues si bien no son capaces de generar una explosión nuclear, sí pueden dispersar polvo radiactivo en un radio próximo a la zona de detonación, que posteriormente esparce hacia sitios lejanos a través del aire, el suelo y las aguas subterráneas.

De resultar cierta la acusación, es claro que no solo el curso de la confrontación podría cambiar, sino que cientos de miles de personas, tanto civiles como militares, podrían resultar expuestas a altas dosis de sustancias radiactivas sin siquiera tener conciencia de ello, explicó.

Refirió que ante este peligroso escenario, el ministro de Defensa de la Federación Rusa, Serguéi Shoigú, mantuvo conversaciones telefónicas con sus pares de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Turquía, cuatro jugadores pesados dentro de la Alianza Atlántica, en un intento por mantener las aguas en su cauce y conseguir que Kiev abandone estos nefastos planes.

En particular, detalló, según un comunicado del despacho de Shoigú, en sus intercambios con Sébastien Lecornu, Hulusi Akar y Ben Wallace, el representante ruso debatió «la situación en Ucrania, que tiene una tendencia sostenida hacia una escalada incontrolable ulterior».

Destacó, asimismo, que el militar expresó «sus preocupaciones por posibles provocaciones por parte de Ucrania con el uso de una bomba sucia». No trascendieron las opiniones de Lecornu, Akar y Wallace sobre el tema.

Posteriormente, el ministro ruso conversó telefónicamente con el jefe del Pentágono, Lloyd Austin. Aunque tampoco se hicieron públicos los detalles, se destaca que fue el segundo contacto entre Washington y Moscú en menos de una semana.

Desde su punto de vista, esto y el hecho de que Austin haya expresado en un comunicado que era importante «mantener líneas de comunicación» con el Kremlin, da cuenta de cuán delicada puede ser la situación actual en el frente, independientemente de lo dicho frente a los micrófonos y lo replicado en los titulares.

Para ilustrar lo que se está jugando a puerta cerrada, indicó que Rusia dijo en la ONU que calificará de «terrorismo nuclear» el uso de bombas sucias por parte de Ucrania.

A este respect abundó que en una carta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres, el representante permanente de Rusia en el organismo, Vasili Nebenzia, advirtió que si Ucrania apelara al uso de bombas sucias, el acto sería interpretado como «terrorismo nuclear» y se respondería en consecuencia.

Además, se exhortó a Occidente a influir sobre el gobierno de Volodímir Zelenski para disuadirlo de llevar a cabo los ataques y se solicitó la mediación de Guterres para evitar la concreción de estos actos.

«Pensemos juntos, ¿cuál creen ustedes que ha sido la reacción de los países Occidentales que hacen parte del Consejo de Seguridad de la ONU? Se hicieron los locos como cuando volaron el puente en Crimea porque a muchos de ellos, especialmente de Estados Unidos, les conviene mantener la guerra», agregó.

De regreso al hilo central de su exposición indicó que por la administración Biden, Jack Kirby, portavoz del departamento de Defensa, manifestó que su gobierno se tomó en serio las denuncias formuladas por la parte rusa y destacó que monitoreaban de cerca la situación.

Empero, el funcionario también externó que Washington no veía «indicación o preparaciones sobre este punto» y descartó el envío de tropas a Ucrania, pese a que la 101ª División Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos está desplegada en territorio europeo, algo que no sucedía desde hace casi 80 años.

«Si Ucrania está haciendo una bomba sucia, créanme que Estados Unidos está detrás de esto», alertó el comunicador.

En todo caso, en Occidente, siguiendo lo que ya expresara el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, los ministros de Asuntos Exteriores de Reino Unido y Francia, así como el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, desmerecieron los informes de Moscú y rechazaron que Ucrania esté preparando bombas sucias.

El presidente estadounidense, Joe Biden, fue todavía más lejos al deslizar que el Kremlin estaría planeando usar «bombas sucias» en un ataque de falsa bandera y aseguró que si eso ocurriera, Rusia estaría cometiendo «un error increíblemente grave».

Para el también director de LaIguana.TV conviene no olvidar lo que Biden dijera sobre este tema, porque ello sería repetido en adelante.

Desde el otro lado del tablero, apuntó que las respuestas del gobierno del presidente Vladímir Putin al desaire occidental no se hicieron esperar. Este martes, la delegación de Moscú en la ONU acusó a Estados Unidos y a Ucrania de incumplir los protocolos de proliferación de armas biológicas y además demandó la conformación de un comité para investigar las actividades de los 30 biolaboratorios estadounidenses que funcionaban en territorio ucraniano en los que, según Rusia, se estarían estudiando patógenos con fines bélicos.

El analista precisó que la propuesta contempla que todos los Estados miembros del Consejo de Seguridad pueden participar de las indagaciones y prevé que el comité designado presente su informe el próximo 30 de noviembre, al tiempo que prometió hacer seguimiento a este caso.

En continuidad con las respuestas del Kremlin a la reacción occidental ante las graves denuncias avanzadas desde el ministerio de Defensa, puntualizó que el portavoz presidencial Dmitri Peskov tachó de «inaceptable» que las naciones del bloque otanista y sus aliados cercanos prefirieran pasar por debajo de la mesa el grave señalamiento.

«Este enfoque está lejos de ser serio (…) es inaceptable en el contexto de la gravedad de la amenaza de la cual hablamos. Lo dejamos en la conciencia de (…) los que intervinieron con estas declaraciones», citó Pérez Pirela lo expresado por Peskov este miércoles ante periodistas.

Además refirió que desde su despacho en el Kremlin, Putin aseguró que Washington ignora las demandas ucranianas relativas a la adquisición de armamento nuclear, pero, al mismo tiempo, sabe de los planes de Kiev para fabricar bombas sucias.

También mencionó que en la misma jornada, el país euroasiático presentó formalmente su denuncia ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Dmitri Polianskii, embajador adjunto del país euroasiático ante el ente subrayó que Ucrania dispone de los medios y capacidades para fabricar bombas sucias y señaló al gobierno de Zelenski de usar esta táctica para involucrar a la OTAN en un choque directo con su país.

Para contrastar la posición de la OTAN y sus aliados indicó que la Agencia Internacional de Energía Atómica sí parece haber reparado en el riesgo que implican las acusaciones rusas para la seguridad global y anunció el envío de inspectores a dos zonas de Ucrania en una fecha próxima aún no precisada.

Además, en lo que a su parecer sería un claro intento de blindarse internacionalmente, Rusia decidió advertir este miércoles a China e India sobre el aparente plan de Ucrania para detonar una bomba sucia y además se aseguró que Ucrania ha terminado los preparativos técnicos para lanzar una bomba sucia y que eligió como sitio de detonación las inmediaciones de la planta nuclear de Chernóbil.

«Chernóbil, el accidente nuclear que todavía recordamos, una pesadilla que se hizo realidad», observar.

Sobre este último punto relató que la agencia RIA Novosti, citando a un informante anónimo con conocimiento de la situación, sostuvo que especialistas de la empresa aerospacial ucraniana Uzhmash ya disponen de una copia del misil ruso Iskander derivada del misil táctico Tochka-U, que rellenarían con material radiactivo y luego detonarían en el campo de batalla.

Siempre, según esa fuente, el filósofo indicó que Kiev pretendería derribar el misil réplica con su equipo antiaéreo en la zona de exclusión de Chernóbil, caracterizada por su alto nivel de radiación, con el objetivo de fabricar un ataque de falsa bandera.

A continuación, leyó las declaraciones que ofreciera el informante a RIA Novosti: «Tras el derribo del misil camuflado, las autoridades de Kiev se proponen mostrar a los medios locales y occidentales los fragmentos de la maqueta y los elementos electrónicos del supuesto misil Iskander para convencer a la opinión pública occidental de la culpabilidad de Rusia».

Recordó además que este jueves, en su extensa intervención en la reunión anual del Foro Valdái, un ‘think tank’ ruso de alto nivel fundado en 2004, Putin ratificó que Ucrania está usando desechos nucleares para preparar bombas sucias y reiteró que carece de sentido político y militar que Rusia perpetre ataques nucleares en Ucrania.

Para cerrar lo dicho sobre este asunto comentó que para echar más leña a la candela, el ministro de Defensa de Ucrania, Alexéi Réznikov, manifestó en una entrevista publicada este martes por el medio estadounidense Politico, que su país estaba funcionando como «un polígono» para probar pertrechos militares de la OTAN.

«Tenemos un polígono de pruebas de combate en Ucrania durante esta guerra. Creo que todos los [países] ven cómo usamos estos sistemas. Ustedes saben que tenemos ocho sistemas de artillería diferentes de calibre 155 milímetros en el campo (…) entonces, es como una competición entre los sistemas», refirió Réznikov.

«¡Qué triste que hayan convertido a Ucrania en un polígono de tiro mundial de armas de alto calibre y que haya quien diga estas cosas!, cuestionó, en referencia a lo dicho por el alto funcionario ucraniano, pues para más, no se conoce que altos mandos ucranianos hayan matizado las incendiarias declaraciones de su ministro de Defensa, que no resultan particularmente prudentes en un marco de tan aguda conflictividad.

El dinero para la guerra y la peligrosa historia que Europa pretende repetir

Desde otro ángulo de la situación, el especialista apuntó que el belicismo ucraniano bien podría ser elocuente de lo que está detrás: la negativa del así llamado «Occidente colectivo» liderado por Estados Unidos a entablar conversaciones de paz con Rusia para poner fin a la guerra.

Del lado estadounidense, el tramo final de la campaña por las elecciones legislativas de mitad de período y la casi inevitable derrota del gobernante Partido Demócrata parecen estar jugando un papel más que importante. «Biden va a perder colosalmente estas elecciones de mitad de periodo», vaticinó.

Así, dijo para ilustrar, un conjunto de congresistas del Partido Demócrata enviaron una carta a Biden exigiéndole que se sentara en la mesa con el gobierno ruso para hacer la paz en Ucrania, pero la misiva fue retirada un día después con el pretexto de que había sido redactada meses atrás y que su contenido no reflejaba la actual postura del Legislativo que, sin embargo, tiene matices e incluso abierta oposición desde las filas del Partido Republicano, que estaría a semanas de ser la nueva mayoría.

El analista puntualizó que como se sabe, el gobierno de Joe Biden ha dicho que continuará enviando «ayuda» militar y dinero a Kiev. A diferencia de sus socios europeos, la Casa Blanca ha sacado provecho económico del conflicto y, de hecho, su déficit fiscal se redujo, como muestra un reciente informe del Departamento del Tesoro.

Empero, acotó que a pesar de la muy debatible «bonanza» económica estadounidense, la prolongación de la guerra en un contexto de crisis económica y recesión de la mayor parte de las economías del norte global también impone desafíos para esas naciones.

Mucho del dinero ofrecido a Ucrania no ha llegado a su destino y en ningún caso se puede asumir que se tratará de generosas donaciones, sino de deudas que amenazan en comprometer a varias generaciones de ucranianos con el Fondo Monetario Internacional, la Reserva Federal, el gobierno británico y el Banco Central de Europa.

«Aquí no hay nada de gratis. En la guerra no hay nada de gratis: cada bala, cada dólar va a tener que pagarla Ucrania», fustigó, antes de referir que el presidente Volodímir Zelenski no cesa de demandar más y más fondos –aunque antes de la guerra era considerado uno de los gobiernos más corruptos de Europa–, amparándose en la cuestionable premisa de la derrota militar rusa en el campo de batalla y en la supuesta defensa de los valores occidentales.

En contraste con la postura de Washington, Pérez Pirela advirtió que aunque en el seno de la Unión Europea, la posición de respaldo a Ucrania sigue siendo mayoritaria, sus economías han resultado bastante más golpeadas por el conflicto que la estadounidense y lo estarán aún más el próximo año, cuando la recesión toque las puertas del bloque.

Así las cosas, desde la Comisión Europea se ratificó la disposición del grupo en dotar a Ucrania de recursos económicos, pero se advirtió que no serían donativos sino «compromisos internacionales», es decir, deuda que el Estado ucraniano debe cancelar en algún momento.

Para abundar en estos asuntos refirió que a inicios de semana, el canciller alemán, Olaf Scholz, aseguró que esta labor tomaría una generación entera y comparó el esfuerzo con el recordado Plan Marshall, con el que Estados Unidos y otros países financiaron la reconstrucción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

«El tan aplaudido Plan Marshall fue uno de los grandes negocios de Estados Unidos, que catapultó a su economía hasta hacerla hegemónica», apreció.

Sin embargo, a su juicio conviene apuntar que aunque Scholz haya aludido a la autodenominada «comunidad internacional», Bruselas no planea correr con los costos del nuevo Plan Marshall o al menos no con una buena porción de ellos, si se considera que ya sus ciudadanos y economías están padeciendo los efectos de la política de sanciones contra Moscú, pues, de una parte, el dinero saldría con cargo a la enorme deuda pública que está asumiendo Kiev, pero de otra, sería el dinero del Estado ruso el que financiaría los costos de la «reconstrucción» y «modernización» de Ucrania, requisitos impuestos a Kiev por el grupo de los 27 para ingresar en sus filas.

Según expresara en declaraciones públicas la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, los Estados miembros de la Unión trabajan en un mecanismo que revista de legalidad la apropiación de activos rusos en el extranjero.

En su opinión, lo manifestado por von der Leyen es inquietante por varios motivos. En primer lugar, aunque Europa cuenta con un largo y sangriento historial de expolios, en tiempos contemporáneos se ha cuidado de mantener las formas y de no hacer demasiada alharaca sobre esos temas. Para ejemplificar, mencionó la apropiación irregular de las reservas internacionales de Libia y más recientemente, la confiscación de activos venezolanos en bancos europeos, que a su juicio son ejemplos elocuentes en ese sentido.

De ahí que para él, el anuncio de una legislación concreta que «legalice» el robo de las riquezas de un Estado soberano –algo proscrito por el derecho internacional que la funcionaria invocó en sus dichos–, siente un muy mal precedente y abra el compás para que el norte global saquee a diestra y a siniestra a terceros países, sin tener que preocuparse por señalamientos.

De otra parte, la actitud de Bruselas en este caso le recordó las injustas condiciones que se le impusieron a Alemania en el Tratado de Versalles tras su derrota en la Primera Guerra Mundial, que, entre otros aspectos, obligaban a Berlín a correr con todos los costos de la contienda.

Los resultados de aquella deriva son ampliamente conocidos –la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y el fascismo–, pero Von der Leyen y el resto de la élite gobernante parecen haber olvidado la terrible lección histórica y el alto precio que pagó el continente por haber humillado a una nación entera, indicó.

Pese a lo dicho, acotó que con esto no quiso decir que la historia se repetirá, pues corren otros tiempos, solo observar si se miran globalmente todas las acciones del así llamado «Occidente colectivo» destinadas a estigmatizar lo ruso –y no solo a cuestionar a su gobierno–, vemos que no resulta exagerado aventurar que el país agraviado reaccionará –con todo el derecho– en algún momento y no hay manera de proyectar cuán seria puede ser su respuesta.

En cualquier caso, no toda Europa parece estar tan convencida de la pertinencia de esta política revanchista, pues en Noruega, nación miembro de la OTAN pero no de la Unión Europea, parecen haber advertido el riesgo de esta pretensión de aislar a Rusia en un escenario de creciente conflictividad, donde la amenaza nuclear ya no parece ser solo un asunto de retórica belicista.

En ese orden, comentó que el primer ministro noruego, Jonas Garh Store, alertó sobre los riesgos de haber reducido los contactos con el Kremlin al más bajo nivel, pues ello se traduce en una prolongación de la guerra, con los inmensos daños que ello entraña.

Brasil se prepara para elegir presidente

Cruzando el Atlántico, Pérez Pirela señaló que América Latina espera con ansias los resultados de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil del próximo domingo 30 de octubre, en las que el candidato progresista Luiz Inácio «Lula» da Silva encabeza las encuestas de intención de voto, aunque en un escenario muy polarizado y salpicado de distintas formas de violencia política.

No obstante, en su criterio conviene no olvidar las lecciones y los saldos que dejó la primera vuelta: Lula ganó, pero Bolsonaro –y sus partidarios– obtuvieron mucho más apoyo del previsto, por lo que controlan amplios espacios del gobierno. Así, apuntó, aunque Lula gane la presidencia, tendrá que hacer frente a grandes dificultades y trabas.

De regreso a las encuestas comentó que el último sondeo publicado este por PoderData, Lula acumula el 53 % de las intenciones de voto frente al 47 % del actual mandatario, Jair Bolsonaro, pero si se incluyen en la cuenta los votos blancos y nulos, Da Silva conseguiría el 49 % de los sufragios contra el 44 % de Bolsonaro. La firma asegura que este escenario resulta favorable al líder petista porque su ventaja se ha estabilizado entre los 4 y 6 puntos.

Entretanto, los votos blancos o nulos se mantienen alrededor del 5 % y los indecisos descendieron del 3 % al 2 % con respecto a la medición de la semana anterior.

El comunicador puntualizó que pese a que la mayor parte de los sondeos apuntan hacia una victoria de Lula, aún están pendientes algunos desafíos: el debate televisivo previsto para la noche de este jueves y que la base popular del Partido de los Trabajadores (PT) disponga de los medios para acudir a los centros electorales.

A ese respecto refirió que en la primera vuelta abundaron las denuncias de ausencia de transporte público en muchos de los sectores urbanos en los que el PT es mayoritario. Por ello, el Tribunal Superior Electoral tuvo que ordenar que las flotas de autobuses prestaran servicio el próximo domingo e incluso dispuso buses gratuitos para la jornada.

De otra parte el experto destacó que como se esperaba, la campaña ha sido particularmente agresiva en términos verbales, especialmente del lado del bolsonarismo, que no ha cesado en sus esfuerzos para estigmatizar a los grupos más vulnerables y de difundir bulos por doquier.

Sobre lo primero destacó el escándalo en el que el mandatario acusó a adolescentes migrantes venezolanas de ejercer la prostitución en Brasilia, sin ninguna prueba y solo porque estaban maquilladas de día, comentarios desataron la ira de organizaciones de izquierda, de los defensores de la niñez e inclusive de buena parte de la población, que rápidamente lo tachó de pederasta por haber dicho que cuando vio a las jovencitas «pintó un clima», una expresión que en Brasil denota interés sexual.

Aunque el aluvión de críticas obligó al gobernante ultraderechista a ofrecer una disculpa pública a las afectadas, aunque no por ello dejó de acusar a sus adversarios políticos de haber sacado de contexto sus declaraciones.

Por otro lado comentó que aunque no se trata de algo nuevo en el quehacer político de Bolsonaro, en esta campaña para el balotaje, la proliferación de ‘fake news’ ha roto todos los límites conocidos y ha abierto un debate sobre los límites de la libertad de expresión en el país suramericano.

Así, a pesar de que hay quienes sostienen que las noticias falsas no tienen tanto efecto en la sociedad como podría creerse, el caso brasileño pone en el tapete la tesis opuesta, pues un número nada desdeñable de personas se traga y replica bulos todos los días, al tiempo que los esfuerzos para combatir la desinformación resultan a menudo insuficientes, una realidad que a su juicio no solamente está presente en Brasil.

Para ahondar en este tema, reseñó que medios nada sospechosos de estar comprometidos con la agenda de Lula y la izquierda latinoamericana como The New York Times, han dedicado diversos informes y ensayos a discutir el asunto.

Así, detalló, en un trabajo aparecido este 25 de octubre en su boletín en español, El Times reconstruyó el camino que siguió Bolsonaro para posicionar el relato del fraude electoral, pese a que él mismo fue electo, primero congresista y luego presidente, con el sistema electrónico de votación vigente en Brasil.

Citando el trabajo, resaltó que «el resultado ha sido una campaña de años que ha socavado la fe de millones de brasileños en las elecciones, que son el fundamento de una de las mayores democracias del mundo. En una encuesta realizada este mes, tres de cada cuatro partidarios de Bolsonaro dijeron que tenían poca o ninguna confianza en las máquinas de votación de Brasil», precisa el rotativo estadounidense.

Pérez Pirela enfatizó que las afirmaciones del mandatario son falsas, no solo por lo que expresan las autoridades electorales de Brasil, sino también por el trabajo de auditoría adelantado por expertos en verificación de datos y seguridad electrónica, pero es claro que esta mentira ha calado en un sector de la sociedad brasileña y es difícil que esa tendencia se revierta en el corto plazo.

«Lo mismo hemos vivido en Venezuela: la oposición a Chávez y a Maduro ha negado que el Consejo Nacional Electoral sea capaz de organizar elecciones limpias y justas, aunque esos mismos denunciantes hayan sido electos diputados, gobernadores y alcaldes con ese mismo sistema electoral», comparó.

En todo caso, sobre la base de esta realidad, el Tribunal Superior Electoral de Brasil tomó una decisión sin precedentes: ordenar el retiro de miles de piezas con contenido falso de todas las redes sociales cuyo fin sea dañar la reputación de algún candidato.

De regreso al debate planteado por El Times, comentó que en otro reportaje, aunque destaca que «la medida es la culminación de una estrategia» para frenar los ataques en las redes, pone en cuestión el precedente que puede sentar que una sola persona tenga el poder para decidir qué circula en internet y de suspender a las plataformas de difusión de contenidos en el país.

Refirió que expertos consultados por el medio apuntan que todo dependerá de cómo Alexandre de Moraes, cabeza del TSE y principal contrapeso de Bolsonaro en los últimos años, gestione sus inusuales prerrogativas, que si no son revertidas por la misma instancia, estarán vigentes en cada contienda electoral.

Sobre esto, citando a The New York Times apuntó que «el tribunal electoral ya ha prohibido las publicaciones que han calificado a Bolsonaro de pedófilo», pero también «ha ordenado retirar contenidos que digan que Da Silva es corrupto».

A su parecer, si se presta atención, es evidente que en aras de mostrar una imagen equilibrada, el TSE equiparó las declaraciones injuriosas y sexualizadas del actual presidente contra las adolescentes migrantes venezolanas con una mentira comprobada.

Lula luce confiado de su victoria en las urnas el domingo, aunque también se ha encargado de dejar claro que no se quedará de brazos cruzados si Bolsonaro y sus partidarios deciden cantar fraude y sumir al país en una conmoción social.

«Bolsonaro es hijo político de Trump, recuerden lo que hizo Trump cuando perdió las elecciones: asaltó el Capitolio, propició un intento de golpe de Estado que está siendo investigado actualmente», alertó, visto que las palabras del expresidente parecen tener gran asidero.

¿Llegó el fin del interinato? El giro de EEUU hacia Venezuela

Pasando a otro tema, aún dentro de Latinoamérica, Pérez Pirela se posó en la situación de Venezuela, país que ha sido objeto de numerosos ataques por parte del gobierno de Estados Unidos, que usó al exdiputado Juan Guaidó como instrumento para conseguir sus fines.

A su parecer, la crisis energética derivada de la guerra en Ucrania hizo que Washington modificara notoriamente su postura, pues Washington y Bruselas requieren del crudo de Venezuela y eso no es algo que puedan negociar con su agente local.

En el ámbito regional, diversos analistas coinciden en que el regreso de Lula da Silva a la presidencia brasileña podría ser el paso que faltaba para consolidar un bloque latinoamericano integrado, que deje atrás las diatribas ideológicas y, muy por sobre todo, que permita el regreso pleno de Venezuela a los foros regionales.

En esta apuesta, comentó, el rol de Estados Unidos es principal, pero incluso a contrapelo de la política de Washington, el gobierno de Gustavo Petro ya ha dado pasos concretos en esa dirección que se suman a los del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien de plano se negó a reconocer unas supuestas autoridades electas por nadie.

A lo anterior sumó que el fracaso de la estrategia de «cambio de régimen» y la dilución de los respaldos regionales, parecen haber obligado a la Casa Blanca a reconocer la realidad y actuar en consecuencia: aunque no les guste, Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela y su administración controla el país.

Por eso aunque, destacó, Estados Unidos todavía insiste en llamar «presidente interino» al exdiputado Juan Guaidó, están conscientes de no es un actor de peso en Venezuela y tampoco ha alcanzado ni uno solo de los objetivos que anunció en enero de 2019, cuando se autoproclamó en una plaza caraqueña con la venia del entonces inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.

En referencia al abandono del interinato por parte del gobierno estadounidense recordó que las aguas se agitaron el pasado jueves, cuando The Financial Times aseguró que el gobierno de Joe Biden pondrá fin al «interinato» el próximo 5 enero, cuando inicie el nuevo año legislativo, una especie que fue confirmada a CNN por una fuente de alto nivel ligada a la oposición venezolana.

Otra persona consultada por la cadena estadounidense dijo que la decisión había sido «negociada hace rato». El reporte aparecido en el diario británico sostiene que los partidos que acompañaron la pretendida administración «están discutiendo un plan para terminar su ‘gobierno interino’ y abandonar la pretensión de Juan Guaidó de ser el líder legítimo del país».

Una fuente citada por The Financial Times destacó que Primero Justicia, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo, partidos de la Plataforma Unitaria, «respaldaron la medida y obtuvieron la mayoría de los votos para impulsarla».

Por su lado, Voluntad Popular, partido liderado por el dirigente ultraderechista Leopoldo López y al que perteneció Guaidó, habría confirmado al diario inglés que «ha habido un debate y hay cierto apoyo para (cancelar el gobierno interino)». «Nosotros no estamos de acuerdo. Pensamos que sería una decisión desafortunada que implica el reconocimiento de Maduro», habría dicho López, refirió el analista.

Un alto funcionario del gobierno de los Estados Unidos dijo a CNN que continuarán apoyando a Guaidó y a propósito del revuelo, el exparlamentario fue entrevistado por la cadena, en horario de baja audiencia.

En todo caso, en su intervención restó importancia a los informes y presentó al interinato «como una necesidad» amparada constitucionalmente, pese a que ha sido demostrado fehacientemente que nunca lo estuvo y que su pretendida posición obedece a un dictamen de la Casa Blanca.

Pese a esto, el especialista subrayó que el cambio de aires se deja sentir en sus propias filas, donde resulta evidente que los esfuerzos propagandísticos no resultan suficientes para sostener un pretendido gobierno cuyos únicos –y dudosos méritos– son haber conseguido sanciones y apropiarse indebidamente de dineros del Estado venezolano en el extranjero.

Así las cosas, Carlos Vecchio, uno de los lugartenientes de Guaidó y pretendido representante diplomático de Venezuela en los Estados Unidos, reconoció esta semana que es más «un exiliado que un embajador» en una entrevista con la periodista y activista opositora Carla Angola.

No obstante, el dirigente reconoció sin vergüenza alguna, que ha hecho ‘lobbies’ en el Congreso estadounidense desde 2014 para conseguir que las administraciones de turno apoyen las acciones del ala extremista de la oposición, algo que, según dijo, continuará haciendo.

«Este señor ha sido uno de los autores de las calamidades más grandes que ha vivido el pueblo venezolano: niños que no recibieron tratamiento, escuelas y hospitales colapsados; este señor, junto a Leopoldo López, Juan Guaidó y otros, se hicieron multimillonarios con la excusa de luchar contra una supuesta dictadura y a costa del sufrimiento de sus compatriotas», resaltó.

El especialista apuntó que aguas adentro, antiguos partidarios de Guaidó también han admitido la estafa de las representaciones diplomáticas del autodenominado interinato en lugares clave como Colombia, que antes del arribo de Gustavo Petro a la Casa de Nariño, constituía el bastión más importante de Washington para conseguir el derrocamiento del gobierno venezolano.

En particular trajo a colación las declaraciones a la prensa que ofreciera José Gregorio Correa, diputado a la Asamblea Nacional por un partido de oposición, quien responsabilizó a la dirigencia aglutinada en la Plataforma Unitaria de la dramática situación que padecen muchos migrantes venezolanos, pues estas personas abandonaron el país engañadas por esos políticos y sufrieron las consecuencias de no contar con una representación diplomática real en los países que eligieron para asentarse.

Destacó que Correa también puso el acento en otro aspecto clave, del que Washington ha hecho un punto de honor: la reanudación de las negociaciones entre el Gobierno Bolivariano y el sector de la oposición respaldado por la Casa Blanca, so pena de incrementar las sanciones, aunque estas amenazas muestran claros signos de agotamiento.

Según expresara Carlos Ron, viceministro de Relaciones Exteriores de Venezuela para asuntos de América del Norte en diálogo con la agencia Sputnik, la administración Biden y el gobierno de Nicolás Maduro están conversando directamente, aunque aún no han arribado a resultados concretos.

Según voceros estadounidenses, su objetivo es que Caracas y los representantes de Guaidó discutan las condiciones de los próximos comicios presidenciales de 2024 –en su jerga, «elecciones libres y justas»–.

A su juicio, si se hila más fino, resulta obvio que desde que se reanudaron los canales de comunicación directos entre el gobierno de Estados Unidos y Venezuela el pasado marzo, el ala extremista de la oposición no tiene nada que ofrecer a Maduro y, por consiguiente, no hay ningún estímulo para regresar a la mesa de México.

Pese a ello, declaraciones recientes de Diosdado Cabello, considerado como «el número dos del chavismo» dentro y fuera del país, permiten deducir que la administración de Nicolás Maduro estaría considerando sentarse nuevamente con agentes de la Plataforma Unitaria, pero desde una posición decididamente ventajosa, matizó.

Refirió que pese a las sanciones, la golpeada economía venezolana exhibe inocultables muestras de recuperación, al punto que la Cepal ajustó su proyección de crecimiento y el Fondo Monetario Internacional, instancia nada sospechosa de ser chavista, ratificó la tendencia.

En esa línea puntualizó que aunque las preocupaciones económicas no han cesado, más de 6 de cada 10 entrevistados considera que el país va «por buen camino», según consta en el más reciente estudio Monitor País de la firma Hinterlaces.

Pérez Pirela advirtió que las expectativas positivas de la población aún no consiguen su correlato en la esfera política, pues quienes apuestan por un cambio político en Venezuela siguen sin encontrar un liderazgo o un programa que sea capaz de recoger sus aspiraciones e intereses en la oposición.

Continuando con el precitado sondeo, subrayó que el 50 % de los venezolanos en edad de votar no se siente identificado con ningún partido político, lo que indudablemente es un signo de despolitización. Pero mientras la alianza gubernamental cuenta con una base de respaldo militante de 36 %, las organizaciones políticas opositoras consideradas como un todo, apenas concentran el 14 % de los apoyos.

A su parecer, la situación es todavía más dramática si se evalúan los niveles de rechazo de los dirigentes y personalidades políticas que adversan al Gobierno Bolivariano, cuyo repudio sobrepasa el 80 % en el caso de las figuras del interinato respaldado por Washington.

Para el analista político Óscar Schemel, la debacle de los dirigentes de la Plataforma Unitaria es de tal magnitud, que no representan una opción ni siquiera en una medición interna de fuerzas de cara a la selección de un eventual candidato único para las elecciones de 2024.

Schemel es todavía más lapidario, pues asegura que la alternativa que tienen frente así personeros como Guaidó, Julio Borges, Henrique Capriles, Leopoldo López o Henry Ramos Allup, es ceder el paso a otras figuras. En su decir, la gente «los apartará» porque son la muestra del fracaso de una opción política que en más de dos décadas ha sido incapaz de convertirse en gobierno.

Pérez Pirela aseguró que es muy posible que los altos funcionarios estadounidenses estén al corriente de estos resultados e incluso dispongan de informes propios, que no hacen públicos por los efectos negativos sobre sus políticas imperiales y de cara a las elecciones de mitad de período.

En su criterio, el panorama descrito por Schemel y otros expertos no comprometidos con la propaganda apunta hacia la atomización de las fuerzas opositoras, la crisis de liderazgo y las grandes dificultades que enfrentarían estos sectores en la arena electoral.

De una parte, aunque hasta el propio Guaidó está en campaña y todos hablan de primarias, no hay acuerdo sobre las condiciones del ejercicio, sobre la participación de los venezolanos en el extranjero ni sobre el papel que jugará el Consejo Nacional Electoral en la contienda y más allá.

A esto añadió que los sectores más radicalizados, próximos a personajes como María Corina Machado y el propio Guaidó, podrían hacer estallar cualquier posibilidad de consensuar una candidatura única electa por las bases e incluso, signar una derrota catastrófica en las urnas frente a Maduro.

Para ellos sería peor todavía que los comicios se adelantaran, como tanto ha demandado la autodenominada Plataforma Unitaria, pues aunque las autoridades electorales cedieran a todas sus demandas, incluso las menos razonables, no lograrían vencer, insistió.

La tentativa ya ha sido deslizada por el propio Maduro y otros voceros del Partido Socialista Unido de Venezuela, por lo que no resulta descabellado pensar que se trata de uno de los puntos que Miraflores y la Casa Blanca están negociando a puerta cerrada, dijo, para cerrar este punto.

Los mensajes que envía China al mundo tras el XX Congreso del Partido Comunista

Para cerrar sus reflexiones este 27 de octubre se refirió al XX Congreso del Partido Comunista de China, en donde se ratificó el liderazgo de Xi Jinping y envió mensajes claros a sus contrapartes occidentales sobre sus objetivos futuros, con miras al centésimo aniversario de la fundación de la República Popular China, en 2049.

Entre otros aspectos, se mencionaron la liberación de las personas de todos los grupos étnicos del país, la construcción de un país socialista adaptado al tiempo histórico actual y la modernización de las Fuerzas Armadas. Además, con miras a la cuestión de Taiwán, uno de los puntos de conflicto más calientes entre Beijing y Occidente, se enfatizó la promoción de la política «un país, dos sistemas» que ya rige en las provincias de Hong Kong y Macao, sintetizó.

Agregó que del mismo modo se subrayó el creciente papel del gigante asiático en las arenas diplomáticas durante la última década, cuya piedra angular son el multilateralismo y la igualdad en las relaciones entre los Estados, así como la condena a cualquier injerencia en asuntos internos de terceros países.

Para enfatizar que la modernización –entendida aquí como sinónimo de alta tecnología en todas las esferas de la vida–, Xi externó que su país sería capaz de hacer cosas que dejarían al mundo sorprendido. Y sobre Taiwán, el líder chino dijo que era partidario de una solución pacífica y negociada, pero también dejó claro que no prometería renunciar al uso de la fuerza para reintegrar a la provincia rebelde y advirtió que no toleraría la intervención de «fuerzas externas» en la disputa, continuó relatando.

Mientras esto se sucedía, en los Estados Unidos, el secretario de Estado Antony Blinken, comentaba que Beijing echó abajo el ‘estatus quo’ con Taiwán y pretende conseguir la reunificación en un lapso relativamente breve, aunque ello eventualmente implique el uso de la fuerza.

«China se nos presenta como el actor fundamental en términos políticos y también económicos», indicó Pérez Pirela a modo de conclusión.

(LaIguana.TV)