“La arremetida contra el Mundial de Catar dista mucho de estar basada en preocupaciones legítimas por la situación de los derechos humanos de los trabajadores migrantes, de las mujeres y del colectivo LGBTQ en el país árabe. El intento de boicot contra este campeonato está mucho más relacionado con la negativa de Catar a suplir el mercado energético europeo en función de sus acuerdos con China, que con una defensa de los derechos de los oprimidos”, concluyó Miguel Ángel Pérez Pirela, tras mostrar los elementos recopilados por el Equipo de Investigación del programa Desde Donde Sea en torno a este polémico y muy actual asunto.

“Queremos ahondar en este tema porque vemos demasiada hipocresía. Nadie aquí defiende a la polémica, corrupta e indefendible FIFA, pero todavía más indefendibles son Estados Unidos y Europa, que viven de la explotación de los inmigrantes ilegales y cuyas políticas de Estado son abusadoras, esclavistas, a contrapelo de los derechos humanos”, declaró el filósofo y comunicador político. 

Se preguntó quién critica a Francia o a Estados Unidos, y si es que hay derechos humanos buenos y malos e inmigrantes buenos y malos. “Es una vergüenza la hipócrita crítica de Estados Unidos y Europa a Catar por los derechos humanos de los inmigrantes”, insistió. 

Presentó el Iguanazo de Iván Lira sobre el tema, una caricatura en la que aparecen todos los planetas girando en torno al sol, salvo la Tierra, que gira alrededor de un balón de fútbol. 

Mundial de la hipocresía occidental 

Señaló que no sin polémicas, el pasado sábado inició en Catar la vigésimo segunda edición de la Copa Mundial de Fútbol, acaso el evento deportivo que mayor cantidad de espectadores congrega en todo el planeta.  

Aunque la sede fue anunciada en 2010 y entonces hubo críticas a la FIFA por presunta corrupción en las votaciones, los señalamientos de Estados Unidos y Europa hacia las autoridades cataríes por su trato a los trabajadores migrantes, las mujeres y los miembros de la comunidad LGBTIQ solo comenzaron a resonar pocos meses atrás.  

“Desde el inicio, este Mundial tiene el signo de la corrupción porque la sede se compró a punta de sobornos, pero ¿y las anteriores sedes acaso no se compraron? –se preguntó el moderador del programa-. Parece claro que lo que está ocurriendo es que salieron a relucir los resentimientos de los países europeos que querían ser sede”. 

Puntualizó que las miradas de una porción importante de la población mundial están concentradas en el pequeño emirato de Catar, donde se desarrolla la Copa Mundial de Fútbol, el deporte con mayor número de aficionados en el planeta.  

En los últimos meses, la prensa occidental ha desplegado una importante campaña sobre la violación de derechos humanos de los trabajadores inmigrantes –que constituyen aproximadamente el 80 % de la población–, cuyo papel fue indispensable para la construcción de megainfraestructuras deportivas en el país, que carece de una tradición futbolística.  

Los dedos también han apuntado hacia la posición de la mujer en la sociedad catarí, la prohibición de consumo de alcohol y el trato hacia la comunidad sexodiversa, pues la homosexualidad está explícitamente penalizada en la legislación del país.  

De vieja data, pero reflotado a propósito de esta campaña, está el escándalo asociado a la asignación de la sede, pues algunas fuentes sostienen que el gobierno de Catar pagó a la FIFA una milmillonaria suma para favorecer su candidatura.  

“¿Y cuándo esto no ha sido así? Solo que esta vez, el soborno fue mayor”, recalcó Pérez Pirela. 

Ante estos señalamientos, semanas atrás, responsables de la organización del evento deportivo ofrecieron declaraciones a EFE con las que trataron de matizar algunas de las críticas y despejar las posibles preocupaciones que pudieran tener los aficionados que viajarían al país a la cita mundialista, en su mayoría procedentes de naciones occidentales.  

En sus comentarios, el CEO de la Copa Mundial admitió que, si bien Catar es una nación con una idiosincrasia conservadora, en realidad no lo es tanto como puede pensarse desde el exterior, al tiempo que la responsable de comunicaciones del Mundial inscribió el torneo en el marco de una iniciativa de modernización del país.

Para ello, apuntó, el emirato invirtió fuertes sumas de dinero en la construcción de numerosos edificios de diseñador y en una red de transporte ultramoderno, que continuará en servicio una vez concluida la competencia futbolística, que en su opinión, es la oportunidad ideal del país para «abrirse al mundo».  

A pesar de estas opiniones conciliadoras de los funcionarios, el emir Tamim bin Hamad Al Thani, fue mucho más categórico al denunciar los intentos de boicot por parte de las naciones occidentales.  

“Insisto en que son las mismas naciones que tampoco respetan los derechos de los migrantes ni de las poblaciones de los países que invaden y bombardean”, dijo el moderador. 

Siguió citando las declaraciones del emir, quien dijo que nunca antes un país responsable de organizar el Mundial había sido puesto bajo escrutinio de esa manera. El detonante fue un informe presentado por Human Rights Watch en el que se acusó a Doha de detener ilegalmente a personas de la comunidad LGBTQ.  

“¿Y en Arabia Saudita no pasa esto mismo?”, interrogó el conductor del reportaje. 

En una comparecencia pública, Al Thani calificó los reportes como «invenciones» y puso en tela de juicio los verdaderos motivos de la campaña, si bien no avanzó ninguna hipótesis al respecto.   

Un nuevo malestar se sumó en la víspera de la inauguración, cuando el anfitrión anunció que estaría prohibido el consumo de cerveza dentro de los estadios, aunque se habilitó una red de sitios donde la fanaticada tendría oportunidad de consumir bebidas alcohólicas.  

La empresa cervecera alemana Budweiser, una de las principales patrocinantes de la FIFA, figuró como la principal perjudicada con el fallo, pues solo recibió autorización para vender cerveza sin alcohol dentro de los recintos deportivos.  

Infantino contra los europeos 

A raíz del arreciamiento de la campaña, la FIFA decidió tomar cartas en el asunto. Su presidente, Gianni Infantino, cuestionó a las naciones europeas por lo que, en su opinión, constituye un acto de clara hipocresía y doble rasero.  

“Maradona, que tanto criticó a la FIFA, nunca hubiera imaginado a directivos de este organismo cuestionando a los europeos”, comentó Pérez Pirela.

Infantino defendió el carácter inclusivo de la competencia y se solidarizó con todas las personas que han sido o son víctimas de violaciones a sus derechos humanos o son objeto de discriminación en todo el mundo. 

LaIguana.TV tituló su nota al respecto de esta manera: Presidente de la FIFA desde Catar: «Hoy me siento árabe, gay y trabajador migrante” 

En esa nota, se señala que el pasado sábado, Infantino defendió nuevamente la escogencia de Catar como sede, asegurando que con ello se trataba de promover una competencia más inclusiva, que diera cuenta de la diversidad de personas que aman el fútbol, al tiempo que ratificó su respaldo a las personas que padecen cualquier forma de discriminación.  

«Me siento catarí, me siento árabe, me siento africano, me siento gay, me siento discapacitado, me siento trabajador inmigrante. Me siento como ellos y sé lo que es sufrir acoso de pequeño. Yo era pelirrojo y sufrí bullying», expresó en una rueda de prensa desde Doha.  

“Felicito al presidente de la FIFA por decir estas cosas, pero no creo que sufrir acoso por ser pelirrojo se compare con morir en un naufragio en el Mediterráneo tratando de entrar a Europa”, puntualizó Pérez Pirela.  

No obstante, lo que lo puso en el ojo del huracán fue el haber denunciado el doble estándar europeo para acusar a otros países de atentar contra los derechos humanos, cuando, según él, le han hecho «cosas» al mundo «durante los últimos 3.000 años» que ameritarían una disculpa.   

También enfiló su artillería verbal contra las compañías europeas –y extranjeras, en general–, que ganan ingentes cantidades de dinero con sus negocios en Catar, pero no se han molestado en discutir «la situación de los derechos de los trabajadores migrantes con las autoridades», porque están conscientes de que «cambiar la legislación implica menos beneficios». 

“Con esta recopilación de posturas oficiales, no queremos en modo alguno lavarle la cara a una nación en cuya legislación aún figuran como castigos la flagelación y la lapidación, donde las mujeres son ciudadanas de segunda clase y donde se han documentado de manera suficiente numerosas violaciones a los derechos humanos y laborales perpetradas contra los trabajadores migrantes –enfatizó el también director de LaIguana.TV-. Tampoco pretendemos obviar que la FIFA, un organismo supraestatal sujeto a escasas regulaciones, ostenta un inmenso poder económico derivado de la organización de mundiales y otras competencias futbolísticas”. 

“En la misma línea precisamos que su interés en el respeto a los derechos humanos puede ser fácilmente puesto en cuestión, solo con recordar que Argentina alojó el Mundial en 1978, cuando el país suramericano sufría los embates de una de las peores dictaduras del continente. Mientras coreaban los goles, se estaba torturando y matando a los presos políticos de la dictadura”, recordó. 

“Así las cosas, no falta quien opine, con sobrada razón, que acusar a la FIFA de otorgar una sede mundialista sin seguir los criterios políticos de Occidente, es desacertado e inconsecuente, visto el silencio que se ha guardado en otras oportunidades”, añadió.  

Razones geopolíticas del boicot 

“Habiendo aclarado esto, nos interesa precisar las razones geopolíticas que motivaron esta campaña de boicot contra el Mundial de Catar, unas derivadas de la guerra proxy entre Rusia y la OTAN que se libra en Ucrania y otras asociadas a las pugnas de poder en la región del Medio Oriente –observó-. Sobre lo primero apuntamos que el país árabe, con un PIB similar al de Hungría, pero con menos de tres millones de habitantes, es uno de los principales reservorios de petróleo y gas natural del planeta Tierra”.  

Precisó que, de este modo, la combinación entre altos ingresos y una población pequeña, han hecho de su capital, Doha, uno de los principales centros de negocios de la península arábiga en la que numerosas trasnacionales europeas y estadounidenses han decidido asentarse, sin denunciar ni expresar preocupaciones sobre las libertades civiles en el emirato.  

“También nos permitimos recordar que, en febrero de 2022, dos días antes de iniciaran formalmente las hostilidades en Ucrania, Catar alojó la sexta Conferencia de Países Productores de Gas. Entonces, Estados Unidos intentó presionar al emirato para que desviara parte de su producción hacia Europa”, rememoró.  

En esa oportunidad, el ministro de Energía catarí no solo se negó a la demanda de la Casa Blanca, sino que, intuyendo un eventual paquete de sanciones contra Moscú, advirtió que ninguna nación estaba en capacidad de reemplazar a corto plazo los hidrocarburos rusos.  

Apuntó que conviene tener en cuenta que, aunque Catar abandonó la OPEP para desarrollar su industria gasífera, todavía es un exportador relevante asociado al bloque OPEP+, que como es sabido, acordó recortar la oferta diaria en dos millones de barriles para estabilizar los precios a partir del 1 de noviembre, una decisión que fue ampliamente criticada desde el gobierno estadounidense.  

“En lo que puede considerarse como una gran bofetada a Occidente, este lunes, Catar Energy suscribió un contrato con Sinopec para abastecer a China de gas natural licuado durante 27 años.  

Según se precisó en un breve comunicado, el acuerdo, que es el de más larga duración en la historia del sector, contempla que la empresa catarí le provea al gigante asiático cuatro millones de toneladas anuales de gas procedentes del yacimiento que comparte con Irán en el Golfo Pérsico”, anotó.  

Un país sancionado

Pérez Pirela siguió ahondando en las causas del clima adverso que se ha gestado contra Catar, al señala que más allá de los vaivenes del mercado energético por causa de las sanciones que pesan sobre el crudo y el gas de Rusia, las relaciones entre Catar, sus vecinos y el así llamado Occidente colectivo han estado en la cuerda floja durante la última década.  

“Hace apenas cinco años, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos rompieron relaciones con Doha por el presunto financiamiento del emirato a grupos terroristas y le impusieron de facto un cierre de fronteras. Se trata de una información que no ha trascendido en los grandes medios”, comentó. 

“En realidad, las tensiones se incrementaron a raíz de las buenas relaciones entre Catar e Irán. Como se sabe, en Riad se combate por casi toda vía el liderazgo de Teherán, pues socava tanto el rol saudita como los intereses estadounidenses en la región. La disputa se saldó el 5 de enero de 2021 en una reunión de la Organización de Cooperación del Golfo en Arabia Saudita, a la que acudió el jefe del Estado catarí. En balance, como las presiones no lograron asfixiar ni diplomática ni financieramente al emirato, se optó por la distensión”, explicó.  

“Los vecinos bloquearon a Catar por sus relaciones con Irán y Turquía, pero durante el bloqueo creció aún más, algo de lo que debemos aprender en Venezuela”, detalló el presentador.

“Con estos elementos sobre la mesa, puede concluirse sin mayor esfuerzo que toda la arremetida contra el Mundial de Catar dista mucho de estar basada en preocupaciones legítimas por la situación de los derechos humanos de los trabajadores migrantes, de las mujeres y del colectivo LGBTQ en el país árabe. Si bien es verdad que las acusaciones en las que se soporta la campaña podrían ser en mucho ciertas, la tardía denuncia de Europa hace sospechar que las acusaciones responden a un interés ulterior. En nuestra opinión, el intento de boicot contra el Mundial de Catar está mucho más relacionado con la negativa de Catar a suplir el mercado energético europeo en función de sus acuerdos con China, que con una defensa de los derechos de los oprimidos. La historia y la realidad actual demuestran que ni Europa ni Estados Unidos se caracterizan por el respeto al derecho humano de los oprimidos”, remató.  

(LaIguana.TV)